Libertad!

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lunes, 12 de mayo de 2008

Guerrilla y lógica militar

Juan Martín Echeverría //
Desde hace tiempo la violencia política es sustituida por la violencia criminal
Hay dos visiones contrapuestas de la política, en la primera la estrategia es civil, dialogante, respetuosa del contrario y siempre dispuesta a construir escenarios incluyentes; en la segunda la estrategia es militar, destructora del adversario, negadora de los otros y decidida a la elaboración de escenarios excluyentes: se resume en verticalismo, violencia y en la coartada que responsabiliza a los demás de los excesos el régimen.
Los partidarios de la lógica militar son siempre personalidades autoritarias, intransigentes, dispuestas a inclinar por la fuerza uno de los dos platillos de la balanza alegando los argumentos del patriotismo y la seguridad nacional. Todo lo anterior se traslada de una manera natural a la ideología, conformación y actuación de los grupos guerrilleros.
La lógica subversiva está falsamente sustentada en el apoyo a los humildes y para vaciarla de contenido hay que desarmar y desmilitarizar el vocabulario de las autoridades, su manera de pensar y utilizar el libreto de la traición a la patria, cuando señala a otros al ver su propia imagen reflejada en el espejo. Sólo así se explica la porosidad de nuestra frontera y la inseguridad en los barrios.
Este es el único país del mundo donde el gobierno cuenta con el abierto y decidido apoyo del FBL, movimiento guerrillero instalado en el occidente del país. Haciendo historia en Cuba, China y Vietnam las fuerzas irregulares terminaron constituyendo la fuerza armada oficial, en cambio entre nosotros se mantiene el criterio "Caribe" de respaldar ese curioso paralelismo. Calificar a la FARC de grupo bolivariano, respetable y revolucionario, es una aberración, porque es difícil compatibilizar drogas, secuestros y uso de explosivos contra poblaciones civiles, con procedimientos propios de la vida política. La guerrilla por su propia naturaleza se ha ido convirtiendo en un fin en sí misma, conservadora, atomizada, sin límite y orientada hacia su autodestrucción.
Desde hace tiempo la violencia política es sustituida por la violencia criminal, multiplicadora de categorías delictivas que atentan contra el pueblo. La delincuencia ha adquirido una indiscutible hegemonía, producto de la impunidad y la reincidencia, donde el único responsable es el régimen.
La siembra, industrialización, tránsito y venta de drogas, es un delito contra la humanidad. Jamás puede ser utilizado como un argumento geopolítico contra cualquier imperio porque a quien se daña es a sus ciudadanos y parte de la droga se queda en cada uno de los territorios utilizados. Recordemos el caso cubano cuyas particularidades deberían ser conocidas por las autoridades.
Una masacre es una masacre, aunque se quiera disfrazar de lucha por las libertades. Lo mismo el secuestro, la extorsión y el tráfico de drogas. Y es injustificable legitimar a las FARC en nombre de lo que ocurrió en Cuba o China; allá sí se desarrollo un proceso revolucionario con todas sus consecuencias.
La democracia como sistema tiene mecanismos capaces de corregir errores, sustituyendo los escenarios de la barbarie por la protección de las libertades, rechazando los fundamentalismos y apoyándose en las comunidades. Las FARC, el ELN, lo paramilitares y el FBL se han convertido en un fin en sí mismos y la violencia criminal es el abismo.
juanmartin@cantv.net

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