Interesante artículo que me envió un conciudadano, de esos luchadores de verdad.
El día viernes 17 de abril, en el marco de La Cumbre de Las Américas, en Trinidad, tuvimos la oportunidad de ver la escena donde Barack Obama, haciendo gala de un refinado sentido de la diplomacia y una expresión irónica magistral, extiende su mano para saludar a Hugo Chávez, quien con una expresión facial donde se mezclaban el miedo, la sorpresa y la sonrisa infantil del niño que logra un sueño y pantalones abajo, pronuncia una frase, por cierto, no muy propia de un llanero recio: “Obama, quiero ser tu amigo”.
Al escuchar esta frase, en mi mente se hizo presente, el ya desaparecido, en condiciones de alcoholismo e inanición, absolutamente deplorables y lamentables, Vicente Paúl Rondón, nuestro recordado campeón venezolano del peso semipesado. Me vino a la mente, la extraordinaria expectativa que se había creado en torno a la unificación del título con el estadounidense Bob Foster. Muchas veces repetía Rondón, el muchachote de barlovento, “que me traigan a Foster para liquidarlo y la bendición para mi mama”. Una y otra vez.
El día del combate, el 07 de abril de 1972, Rondón fue fulminado en apenas dos asaltos, por los puños del noqueador Bob Foster. La decepción de la fanaticada venezolana fue total, el héroe había sido aniquilado, prácticamente sin presentar resistencia. La verdad, no podíamos haber esperado otra cosa, ya que, al subir al ring, en la cara de Vicente Paúl se reflejaba un miedo patético y la derrota estaba cantada. Tanto alboroto y al momento de la confrontación, el héroe, retrocedió, se “achicopaló”, se pasmó. Días después, la chispa característica del venezolano, tal vez de manera cruel, aseguraba que la frase que pronunció Rondón, después de la pelea, era “la bendición para Foster y que me traigan a mi mama que me quiere liquidar”.
La semejanza, entre la actitud de miedo de Rondón, al ver a Foster cara a cara y la de Chávez, al ver a aproximarse a Obama, es para nosotros más que evidente. Luego de escuchar a Hugo Chávez referirse a Barack Obama como un pobre ignorante y un indigno, luego de haber despotricado de los Estados Unidos por años, acusarlos de imperialistas, genocidas, “yankees” de mi…., “go home”, y en fin, cuanto epíteto descalificativo y ofensivo, usted pueda imaginarse, lo menos que habríamos podido esperar de un hombre integro, honesto y cabal, era un saludo muy sobrio, transmitiendo fortaleza y convicción.
Eso no fue lo que transmitió Chávez. Para nosotros, Chávez se pasmó, se asustó y afloró su verdadera personalidad, su otro yo. Chávez no pudo ocultar lo que siempre hemos dicho y lo que dicen muchos de sus allegados, es un verdadero cobarde. Un cobarde lleno de resentimiento y con desmedidas ansias de poder. Un guapetón de barrio que sustenta su valentía en las armas y en el miedo de los demás.
Sus actitud, cuando el rey de España le increpó con la otra famosa frase “porque no te callas”, sumada a la asumida ante el presidente de Colombia Álvaro Uribe, a quien elogió en Santo Domingo luego de haberlo insultado a distancia, calificándolo de mafioso, asesino, indigno, peón del imperio, ladrón y otros tanto calificativos despectivos, no hacen más que confirmar que cuando se le confronta y enfrenta, Chávez se hunde, se encoge, se reduce, se minimiza, porque es un cobarde que no asume lo que dice. Poco confiable o, mejor dicho, nada confiable un hombre de esta calaña, con este talante.
Por años, el teniente coronel Chávez, le ha vendido a un pueblo que confió en él y, siempre lo repite, que el gran enemigo es el imperialismo. Sin embargo, el pasado fin de semana tuvo al Jefe del Imperio, frente a frente y el teniente coronel Chávez reculó, se asustó, no fue capaz de confrontar, pidió “cacao”. Pobre hombre, da verdadera lástima, es definitivamente un farsante, un cobarde. Lástima también, sentimos por el ejército venezolano que sigue apoyando a un personaje de esta calaña, lástima por los diputados, magistrados, profesionales y técnicos que siguen sustentando a un personaje carente de valores éticos y morales.
La Cumbre me produjo además, una vergüenza ajena. En el exterior, Chávez es visto como un payaso, nadie lo respeta y todo el mundo se pregunta cómo los venezolanos lo apoyan. Difícil de explicar, sin duda. Un personaje, un individuo como este, hace tiempo que debería estar fuera del poder. Pero está allí, sigue allí, como prueba evidente que sobre los principios continúan imperando los intereses.
Vicente Paúl Rondón, murió olvidado por su pueblo, el mismo que lo vitoreó y lo ensalzó, durante mucho tiempo, la única razón para que esto sucediera fue ese día 07 de abril, en que él falló. Hugo Chávez le ha fallado, reiteradamente, a ese mismo pueblo, pero sigue en el poder, sólo porque los intereses prevalecen sobre los principios. Pero el momento de la verdad se acerca, muy pronto el teniente coronel pedirá “cacao”, su Foster, será el pueblo que día a día, se obstina, se concientiza. El nocaut será fulminante.
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