Libertad!

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lunes, 1 de septiembre de 2008

Carta abierta desde Honduras para el Sr. Hugo Chávez



Señor Hugo Chávez
Su despacho.
Con el debido respeto que Usted se merece, hubiese querido iniciar este escrito con el acostumbrado "excelentísimo" que se emplea usualmente para dirigirse a los presidentes y jefes de estado, sin embargo el comportamiento desacertado, las frases insultantes y la táctica hostil que ha exhibido recientemente en la capital de mi país, lo descalifican para portar ese distinguido calificativo.
Vino Usted como invitado de nuestro gobierno a firmar un tratado con Honduras, pero nadie lo invitó a comportarse de esa manera tan antagonista y desfavorable, ni le dimos licencia de insultar desde nuestro territorio a nuestros aliados comerciales del norte, que bien o mal, nos han acompañado por décadas; o peor aún, haber denigrado a los miembros de la empresa privada de mi país. ¿Quién se cree Usted que es? ¿Dónde estaban Usted y sus petrodólares todas estas décadas? ¡No Sr. Chávez!, Usted y nosotros aún empezamos a conocernos, y las amistades no se emprenden de esa manera.
Si alguien va a insultar a los gringos desde nuestro país, no va a ser Usted Sr. Chávez; en todo caso, ese será nuestro privilegio si es que algún día queremos ejercerlo. Y digo nosotros los hondureños; no venezolanos o nicaragüenses que fueron invitados a nuestro país, y que como tales debieron haber respetado la soberanía de nuestra patria. En nuestro territorio Sr. Chávez, no queremos extranjeros abusivos. No queremos la amistad de aquellos a los que se les invita al hogar, y hasta quieren revolcarse con la doméstica.

Como ciudadano hondureño que soy, y por los agravios que exhibió en mi país, yo lo declaro non grato en nuestro territorio. No lo queremos de nuevo en casa, a menos que sea para ofrecer una disculpa por tan desastrosa conducta.
A nuestro presidente, hasta cierto punto lo disculpamos por haberlo invitado; pues al fin y al cabo ya tenemos tres años de estar presenciando sus sorpresas y desaciertos, y ya conocemos su presuntuoso folklore y sus ansias de protagonismo y poder; y tenemos que aceptar que veinte de cada cien hondureños votaron por él, por lo que nos guste o no, tenemos que hacernos responsables de nuestra elección; dichosamente por solo un año más.
Nuestra visión Sr. Chávez (por si nadie se la ha explicado), es la que propugna por sumarnos al proceso de globalización mundial y no la que aboga por retraernos y reducir nuestra vinculación con el resto del mundo. Se trata de dos formas de concebir al mundo, pero con un enorme contraste: la nuestra es proactiva, en tanto que la suya es meramente reactiva, así la disfrace como una alternativa de desarrollo.

La nuestra pretende abrazar al futuro para derivar beneficios para la colectividad, en tanto que la suya privilegia el aislamiento. La nuestra es de libertades, la suya de sometimiento. La nuestra es de trabajo honesto, y la suya de compra de conciencias; por cierto, que usando petrodólares que tampoco son de su hacienda personal pues le pertenecen a Venezuela, a los más pobres, a aquellos que lo único que tienen es el paisaje, si ya no se acuerda de ellos Sr. Chávez, le evoco que viven en Apure, en Portuguesa, en Guárico, en Barinas, donde más del 50% de sus compatriotas de esos municipios son misérrimos.
La confrontación que hoy vivimos Sr. Chávez, no es entre ricos y pobres ni entre buenos y malos, sino entre formas distintas de entender la vida y, sobre todo, entre visiones optimistas y pesimistas sobre el presente y el futuro. Para quienes vemos el futuro como una fuente de posibilidades, la globalización es un regalo venido del cielo porque crea un espacio de interacción e intercambio que hace posible el máximo desarrollo de las personas más allá de lo que cualquier política interna puede lograr.

Para quienes son pesimistas sobre el futuro o tienen agendas personales de intereses pancistas, la única estrategia posible es la del repliegue, la consolidación de la autoridad hasta llegar al absolutismo, la redefinición de las relaciones internas entre poderes, y el deterioro de las relaciones externas con el resto del globo.
Pero la diferencia fundamental entre las dos visiones Sr. Chávez, tiende a ser una menos ideológica y de discursos grandilocuentes, y tiene que ver más con los instrumentos con que cada quien cuenta para enfrentar con éxito el futuro. Quienes cuentan con educación, conocimientos y capacidad de acceso a la vida moderna, ven en la globalización una oportunidad, en tanto que el resto, quienes han sido privados (por populistas como Usted) de los medios para aprovecharla, sienten temor y preocupación, y están dispuestos a abrazar cualquier idea nueva, no importando sea una ideología ancestral o una que se haya parido espontáneamente en una noche de tragos.
Su promesa de desarrollo Sr. Chávez es ilusoria, no es real.

Es ilusoria porque es falsa la noción de que se puede mejorar la calidad de vida, crear empleos y acelerar el ritmo del crecimiento económico a través del aislamiento. Todos los países que han apostado a la introspección han perdido: más allá de los sectores monopólicos, generalmente propiedad del gobierno, los empleos que se salvan tienden a ser mal pagados y con poco potencial.
Finalmente Sr. Chávez, nuestro país es nuestro, no suyo. Y aunque Honduras se encuentra frente a una disyuntiva fundamental de desarrollo que trasciende esa fiesta privada y mundana que tuvo Usted con el Presidente Zelaya en la firma del ALBA, lo que está de por medio va más allá de sus limitadas capacidades. El futuro de Honduras lo vamos a forjar nosotros con trabajo y tesón, un futuro Sr. Chávez que Usted no conseguirá ver, ni siquiera en sus más alocados sueños.
Atentamente,
Un ciudadano Hondureño

27/08/2008
Nicolás Rishmawi
http://es.mc233.mail.yahoo.com/mc/compose?to=diarioSPAMFILTER@elheraldo.hn
http://www.elheraldo.hn/index.php/Ediciones/2008/08/27/Opinion/Senor-Hugo-Chavez-Su-despacho

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