Libertad!

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sábado, 13 de septiembre de 2008

“Emilio Nouel V:Chavismo sin Chávez vs Chávez sin chavismo”: la gran oportunidad


La descomposición que ha venido experimentando el minestrone de fuerzas que conforman el chavismo, se ha acelerado en el último año, y mucho más rápido que lo esperado.
Hoy, no se trata sólo de las deserciones que han tenido lugar mediante un “goteo” esporádico pero sostenido a lo largo de 10 años, pero cuyo potencial disociador no fue lo suficientemente decisivo.
La crisis transicional de ahora es más profunda y ya comienza a tocar al núcleo más duro de la fuerza política que gobierna. Es decir, está afectando a lo que llaman los “anillos” más próximos, a la logia de la primera hora, a los de mayor confianza del capo di tutti capi; de allí el nerviosismo que muestra este último en sus más recientes y paranoicas apariciones públlicas.
Es interesante registrar cómo los intereses individuales, políticos y crematísticos que se han ido amamantando en la ubre del gobierno, comienzan a disponer de autonomía de vuelo. Estos nuevos poderes crecieron bajo el gran paraguas político representado por el líder máximo, quien ya no es el único con fuerza propia y, sobre todo, bastimento.
Lo que han acumulado estos sectores en recursos financieros -no millones, sino ¡miles de millones de dólares!- convierte en simples robagallinas a los corruptos de otras épocas. Modestos individuos dependientes de un sueldo, han devenido en grandes magnates de las finanzas y la industria, con su red de propiedades, desarrollos inmobiliarios, inversiones, aviones, cuentas bancarias y testaferros, dentro y fuera del país. (Lo que comienza a revelar el caso del maletín de dólares para la campaña de la Kirchner es sólo un hilo de la madeja).
El grupo de nuevos oligarcas militares y civiles forrados de dinero, poco a poco adquirió independencia de acción y no piensa renunciar a sus privilegios fácilmente. Es más, dados los desvaríos cada día más recurrentes de quien les permitió amasar tales fortunas, andan haciendo planes al margen del líder, no vaya a ser que el tsunami, que llegará, se los lleve también a ellos y sus cobres mal habidos.
Por supuesto, gran parte de esta descomposición política y moral ha sido propiciada por el mismo líder. El autoritarismo, su vista gorda, las promesas incumplidas, el maltrato hacia sus propios seguidores y sus desvaríos, amen del instinto de supervivencia, ha ido minando el afecto y la adhesión incondicional, y aunque no lo expresen abiertamente, a la chita callando, dejan colar entre sus allegados y más allá, serias críticas y cuestionamientos de fondo.
Como dicen algunos, a este larvado “chavismo sin Chávez” se enfrenta un “Chávez sin chavismo” que ha ido paulatinamente perdiendo fuerza y base de sustentación, y que en sus últimas y abusivas cadenas televisivas, trasluce con rostro desencajado sus angustias de cara a una eventual derrota en noviembre.
Pero lo interesante es que la alternativa sin Chávez, para los partidos aliados, se ha vuelto también una salida de supervivencia para el propio PSUV, epicentro del poder chavista.
Para nadie es un secreto que Diosdado Cabello ha hecho sus cálculos y está montando en la oscuridad su maquinaria para la candidatura presidencial de relevo. Cuenta con muchos ministros en el gabinete, con fichas propias en la estructura del partido, con militares activos, y sobre todo, con una inconmensurable fuente de recursos financieros.
Sus planes están en marcha, aunque lo niegue y se arrodille frente al líder.
Esta desintegración es una gran oportunidad para las fuerzas democráticas venezolanas.
Las elecciones venideras, de no ser suspendidas por argucias del que será el gran derrotado, pudieran marcar un hito en el reestablecimiento de los equilibrios políticos de cara a la recuperación de nuestras libertades amenazadas, a condición de que se actúe de manera unitaria tanto en la campaña como en funciones de gobierno.
La administración gubernamental hace aguas. Las políticas desacertadas están hundiendo la economía.

Ya los recursos petroleros no alcanzan para tapar tantos huecos y dar una falsa sensación de bienestar (quieren revivir el impuesto a las transacciones financieras). El gobierno anda desquiciado denunciando magnicidios e invasiones para desviar del objetivo central a sus opositores y así poder tener el pretexto de instalar una tiranía abierta.
Estos factores, obviamente, descoyuntan al gobierno ahogado en su propia incompetencia y podredumbre moral.
Muchos son los escollos por superar. Vienen otras elecciones el año entrante que serán también decisivas para la recuperación democrática.
Una línea política para los sectores democráticos que luce correcta es la de hacer peso inteligentemente para que la crisis del chavismo, dentro y fuera del gobierno, se agudice y el proceso de descomposición se manifieste con toda su fuerza y magnitud. Si somos exitosos, y no hay razones para pensar que no será así, ganará el país. No nos entretengamos con los señuelos del encantador de serpientes.

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