Tiempo de palabra *" .
Carrera de relevos.
-Es posible que lo que se tenga en la punta de la nariz no se vea. La disidencia democrática tiene resuelto el problema del liderazgo y quizá, por obvio, no lo percibe.
Tal vez se deba al extraordinario ruido que produce el liderazgo unipersonal de Chávez, que fascina como modelo a seguir. Si se observa con detalle, el movimiento civil venezolano ha producido muchos líderes, de distintos tamaños y calidades, a lo largo de una década de combates.
-El Liderazgo Oficial. La naturaleza del régimen que encabeza Chávez obliga a un tipo de conducción cada vez más centrado en su figura. Cualquiera que asome la cabeza recibe el machetazo, no vaya a ser que se entusiasme; los que descuellan, aunque sea en términos muy relativos, son obligados a bajar el cogote y a dar demostraciones de sometimiento antes de que el caudillo se enoje. Nadie puede tener opiniones independientes y menos aún, discrepantes, porque viene la guadaña bolivariana a impedir que se manifiesten mínimos brotes de autonomía.
Los que poseen inteligencia, recursos o ganas, son obligados a cortarse las alas, limarse las ambiciones y dar reiteradas demostraciones de humillación a través de desenfrenada adulancia al jefe. Las únicas expresiones que no requieren permiso de la superioridad son las que zahieren a los disidentes, y las que ensalzan al jefe; cualquier visión independiente, es jalada desde el fondo de la ciénaga para ahogarla.
El culto a la personalidad funciona como ingrediente esencial para concentrar poder. Es posible que exista un nivel patológico de narcisismo por parte de quien necesita que le refuercen su deteriorada autoestima. No se requiere ser especialista para ver cómo alguien que dice amar a los pobres y ensalza la pobreza vive como el más millonario de los jeques; por cierto, algún día habrá que estudiar cómo los millonarios de verdad, con solera y tradición, que se han ganado los reales por generaciones, tienen pudores que no se encuentran en el portento de Sabaneta; Bill Gates aparece como un modesto cajero de banco al lado del exhibicionismo de nuevo rico que adorna a Chávez. Alí Rodríguez, José Vicente Rangel y Guillermo García Ponce que sí han estudiado, saben cómo su jefe encubre la ignorancia en peroratas sobre libros que no ha leído, tesis que no ha comprendido y conocimientos que no tiene; saben del delirio que le producen ciertos protagonistas que parecen tener -o tienen- la impronta de intelectuales.
Se ríen de la untuosidad con figuras internacionales, desde Obama a Putin, pasando por Fidel, para mostrarse como "muy de ellos". No obstante, fuera de esta dimensión enfermiza, el personaje tiene la urgencia política de concentrar poder, lo cual demanda loas permanentes. El exceso es tan obvio que ya considera natural asistir a un auditorio decorado con sus fotos gigantes, y no le produce mínima turbación verse rodeado de sí mismo.
Esta concepción del liderazgo ha permeado hacia sectores de la oposición que, con frecuencia, claman por un líder como Chávez, pero demócrata. No se advierte que un líder así no puede ser demócrata, porque esos liderazgos sólo emanan de sociedades enfermas o distorsionadas, ávidas de que alguien proceda a salvarlas.
Es esa figura del antiguo macho latinoamericano, padrote de la comarca, dueño de las haciendas, pródigo con los hijos de aquéllos a quienes veja, simpático en las fiestas y cruel con los vencidos. Una especie de condensación del viejo caudillo el siglo XIX en la forma de combinaciones degradadas como la de Pérez Jiménez con Fujimori.
El Liderazgo Democrático. En el campo democrático el liderazgo ha sido, por fortuna, más variado y ha tenido la inmensa capacidad del relevo. La represión se ha ensañado contra sus expresiones más emblemáticas, pero la sociedad ha provisto sus reemplazos. Carlos Ortega, Carlos Fernández, Pedro Carmona, Juan Fernández, Enrique Mendoza, Leopoldo López, Manuel Rosales, Gente del Petróleo, Súmate, militares activos y retirados, los integrantes de la Coordinadora Democrática, los dirigentes estudiantiles encabezados por Yon Goicoechea, junto a muchos otros de la sociedad civil, han estado en posiciones de dirección. Unos han sido mejores que otros, pero lo fundamental es que se han producido las sustituciones necesarias para que la gesta continúe.
http://www.eluniversal.com/2009/05/24/opi_art_tiempo-de-palabra_1398935.shtml -Lider emergente urgente, el miedo.. MG
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