EDITORIAL DEL DIARIO ABC COLOR de Paraguay
Asunción, domingo, 24 de mayo de 2009
Director Aldo Zucolillo
Es que uno nunca termina de sorprenderse de que los dictadores se parezcan tanto sin conocerse o estudiarse entre sí. Su mentalidad llega a ser la misma y su discurso se torna idéntico, aun perteneciendo a épocas diferentes y a líneas ideológicas completamente opuestas, como serían, por ejemplo, las de Alfredo Stroessner y Hugo Chávez.
Stroessner comenzó a tolerar cierta tímida apertura en la libertad de prensa recién después de la primera década de su larga dictadura. Permitía unos pocos semanarios que no fueran adictos a su régimen porque frente al mundo tenía que exhibir algo que simulara institucionalidad democrática; por eso comenzó a tolerar pequeños partidos de oposición en el Congreso, algunas elecciones periódicas y alguna prensa no dirigida. Aun así, esa valerosa aunque débil prensa semanal, como El Enano, El Radical, La Libertad, Comunidad, El Pueblo -por citar los más persistentes-, molestaba tanto al dictador ya sus corifeos con sus críticas y denuncias, que permanentemente era hostilizada, clausurada o sus tiradas confiscadas, sus directores y redactores procesados, amenazados o directamente apresados.
La prensa independiente comenzó a abrirse paso lentamente sobre la experiencia de estos semanarios pioneros, logrando imponer en nuestro país una apertura cada vez mayor a la libertad de opinión. Durante la década de los años setenta, gradualmente se intentó acostumbrar al amo del país a escuchar lo que le desagradaba; y este lo tenía que soportar; de mala gana, pues la presión que se ejercía sobre él desde el exterior y desde la pequeña pero influyente sociedad crítica local era también cada vez más intensa.
Aun así, Stroessner enviaba frecuentemente a sus aparatos represivos a castigar a los periodistas y directores, por ver si los amedrentaba hasta acallarlos o les "convencía" con sobornos para que suavicen sus críticas hacia la violencia represiva, la corrupción, la arbitrariedad y los demás vicios que notoriamente identificaban a la tenebrosa dictadura que lideraba.
El actual dictador venezolano Hugo Chávez, a dos décadas de Stroessner y desde el lado opuesto del espectro ideológico -la izquierda radical, el marxismo-, exhibe la misma mentalidad retrógrada y actúa exactamente igual. Se diferencia de nuestro ex tirano solamente en el hecho de que este llegó al poder en el Paraguay dentro de un régimen de partido único en una sociedad que carecía de libertad de prensa, mientras que el gorila venezolano ganó el poder en un país donde el sistema democrático y pluralista funcionaba, donde había libertad de prensa y numerosos medios la ejercían adecuadamente y tenían largos años de experiencia en el servicio
En otras palabras, Stroessner permitía que un medio periodístico saliera a luz, y ejerciera su función hasta que caprichosamente decidía clausurarlo o restringirlo de cualquier forma; a veces mandaba hacer el simulacro de una intervención judicial, pero la mayoría de las veces simplemente enviaba a sus perros feroces de la Policía de Investigaciones.Chávez en cambio, encuentra una sociedad en la que la libertad de prensa hace parte de su sistema, y entonces se ve forzado a disimular mucho más sus verdaderas intenciones ya proceder con mucho más cuidados.
Para realizar este proceso" legalmente ", Chávez emplea las instituciones estatales que maneja a su antojo, como el Congreso, o manda hacer "interpretaciones" jurídicas especiales. La represión de la prensa venezolana, además, debe ser progresiva, pues no puede suprimir al mismo tiempo todos los periódicos, radioemisoras y canales de TV que no le sean serviciales; debe dejar algunos, los más débiles, para poder -como hacía Stroessner- exhibirlos ante la opinión pública internacional cada vez que se le acuse de convertirse en dictador.
Hugo Chávez inicia ahora, junto con sus émulos Correa de Ecuador y Morales de Bolivia. Una campaña contra los medios periodísticos independientes. Acuñan el mote de "prensa terrorista" y se lo endilgan a quien les moleste lo suficiente. El "terrorismo" de la prensa consistiría, según los mencionados gobernantes, en difundir malas noticias, "exagerando" los hechos inconvenientes y cosas así. "No se extrañen que el Estado actúe contra ellos", amenazó el gorila venezolano recientemente, en declaraciones formuladas en Buenos Aires. No satisfecho, el dictador venezolano amenaza ahora con "eliminar el latifundio en nuestras telecomunicaciones", lo cual hará a través del órgano estatal Conatel y, por supuesto, "desde el punto de vista estrictamente legal", se cerrarán medios y se confiscarán equipos. La segunda víctima en la mira puede ser la cadena privada de noticias TV "Globovisión ". Otro canal, RCTV, el más importante del país, ya fue clausurado dos años atrás.
Al mismo tiempo -igual que Stroessner con el "moderador" de la Universidad Católica al frente, el matón Ramón Aquino-, también impulsa otras "iniciativas" de clara inspiración fascista, como la formación de "escuadras", que son grupos de diez partidarios que se reunirán en barrios y otros sectores para realizar" lectura crítica" de los periódicos, para descubrir "las estrategias y operaciones sicológicas que la gran prensa burguesa usa contra nuestro proceso revolucionario y nuestro comandante
Evo Morales, mientras tanto, establece por decreto la posibilidad de confiscar bienes a los que se dediquen al "terrorismo" o prediquen el separatismo. Sus primeras víctimas serán, por supuesto, los medios de prensa críticos. Puede notarse con facilidad cómo subyace en la mentalidad de estos tres gorilas gemelos una tan clara como perversa intención: la de disfrazar sus actos de atropellos a los derechos de sus conciudadanos detrás de un supuesto proceso regular.
La prensa en general y los periodistas en particular; sean cuales fueren sus simpatías, por igual deben temer a estos tipos. Pues hoy vienen por los otros pero mañana vendrán hasta por sus amigos, cuando estos no se muestren tan incondicionales como debieran. Los dictadores piensan igual, actúan de la misma manera y tienen una única pasión: su propio poder omnímodo. Véase cómo Evo Morales acaba de explicar sus metas políticas: "No estamos en el poder. Solo tenemos el Gobierno, el poder Ejecutivo (...). Que el poder lo tenga el pueblo significa que tengamos el poder Ejecutivo. El poder Legislativo y el poder Judicial". Está bien claro que cuando Chávez, y Morales dicen "el Estado" o "el pueblo" en realidad se refieren a ellos mismos. Stroessner decía por lo que él solo decidía, "mi Gobierno" o "con la ley en la mano”.
Aunque, en realidad, habiendo sufrido la era de Stroessner -los que tenemos 35 años para arriba- no necesitamos saber más para conocer muy bien a Hugo Chávez, a Evo Morales y a sus imitadores. Las personas, la prensa y los periodistas que se sienten libres y deseen continuar siéndolo, deberán tomarse los mayores cuidados frente a estos despóticos gobernantes cuya mayor ambición es lograr amordazar a sus pueblos. Todo el edificio de las libertades democráticas trepida y se sacude al golpe de los pasos de estos nuevos gorilas latinoamericanos. Es bueno que el presidente Lugo observe con atención que la opinión pública nacional está al tanto de lo que aquí comentamos, y espera que cumpla con su promesa de respetar la libertad de expresión de la que hoy disfrutan los habitantes del Paraguay.
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