CHÁVEZ LOS TIENE LOCOS
No, apreciado lector, no hago alusión con el título que viene de leer a los ministros y demás funcionarios del gobierno venezolano que andan más que desesperados, ojerosos y desconcertados con la hiperactividad errática y disparatada del su jefe máximo.
En esta oportunidad no me referiré al desquiciamiento que están experimentando esos pobres servidores públicos madurados con carburo, que ya no hayan qué hacer ante las marchas y contramarchas, órdenes y contraórdenes, caprichos y mal humores, amenazas y humillaciones, que genera la perturbación ideológica de un hombre que en mala hora llegó al más alto cargo de la Nación.
A lo que vamos a dedicar estas líneas es al efecto que parece causar el presidente más allá de las fronteras patrias, sobre todo, en el vecindario, y un ejemplo patente de ello podemos constatarlo en los días que corren, en la discusión que ha tenido lugar en el ámbito de esa entelequia llamada UNASUR.
Ya con ocasión de los desafortunados eventos hondureños, el presidente de Venezuela intentó incorporar, y lo logró con algunos, a todos los mandatarios del continente a un curso alocado de acciones que pudo conducir a un baño de sangre y al bloqueo económico de ese pequeño país. Pareciera que esto es lo que en el fondo estuviera buscando a toda costa, escondido detrás de una retórica supuestamente pacifista.
Afortunadamente, allí la sensatez hasta ahora se ha impuesto, dando cabida a una negociación que parece ser la fórmula más conveniente para solventar un problema creado, no por quienes asumieron el poder en circunstancias poco ortodoxas, aunque hasta cierto punto justificadas, sino por quienes están fomentando la instauración de gobiernos autoritarios aupados y financiados desde Caracas, valiéndose de artimañas que violentan o desnaturalizan las normas constitucionales de los países.
La ocasión para seguir sembrando zozobra y caos en el hemisferio, anunciando vientos de guerra que sólo perciben mentes enfermas, se la brinda ahora a aquellas fuerzas oscurantistas un convenio que están por suscribir Colombia y EEUU, para utilizar 7 bases en el combate del narcotráfico y el terrorismo.
Es conocido que un pronunciamiento formal condenatorio sobre este tema impulsado por el gobierno venezolano, no tuvo respaldo en UNASUR, aunque el presidente Chávez forzadamente lo introdujo en la sesión final.
No se trata, según la información disponible, de crear bases o entregar bases a fuerzas militares estadounidenses como se ha querido presentar el asunto por algunos. De lo que se trata es de continuar y ampliar los esfuerzos desplegados por el Plan Colombia, bajo la dirección del Estado colombiano y sus fuerzas de seguridad.
Sin embargo, los fomentadores de odio y violencia en el continente, estimulados por su paranoia conspirativa, han tergiversado la iniciativa con el propósito claro de alborotar el avispero y así pescar en río revuelto.
Lamentablemente, algunos gobiernos suramericanos han caído en la trampa y han alcahueteado de cierta manera este despropósito de Caracas, a sabiendas muchos de ellos que los “vientos de guerra” denunciados no están en otro lugar que en las expresiones de un discurso incendiario de un gobernante que ha perdido la chaveta y pretende arrastrar a los demás a esta deriva perversa.
Ciertamente, algunos gobernantes del hemisferio, aunque se aprovechan de esa conducta impropia para sus fines e intereses particulares nacionales, con seguridad no van a ser atrapados en esa locura. Con ciertas excepciones, son estadistas responsables los que están al frente de la mayoría de los países. Pero no deja de ser preocupante que se siga consintiendo estas incitaciones soterradas o abiertas a la violencia, o se promueva los enfrentamientos entre naciones hermanas.
UNASUR, para el actual gobierno venezolano, es un escenario internacional que utilizará en la medida que favorezca sus planes. La filosofía que inspira esta formación -ténganlo claro los suramericanos- no es compartida en el fondo por el gobernante de Caracas. Así como la CAN, Mercosur, ALADI, la OMC, la OEA, e incluso, la ONU, no son santos de su devoción, porque son organismos nefastos, según documentos oficiales, UNASUR también lo es. Que los brasileños, propulsores de esta idea, no se hagan muchas ilusiones con UNASUR mientras esté Chávez en el poder. Desde la ALBA, que no es integración, y la cual maneja a su antojo de manera imperialista, buscará erosionar todas aquellas iniciativas de cooperación e intercambio. Ya destruyó prácticamente la CAN. Si entra a Mercosur, no le arriendo la ganancia. La integración con Colombia, si se concretan las medidas absurdas recientes, va por el mismo camino. Viviremos para ver esa deriva demencial, pero también su inexorable derrota.
EMILIO NOUEL V.
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