Andaba por los 17años, y ya estaba contagiado del sarampión izquierdoso, que por cierto, ya maduro, sensato y ponderado aún tengo, cuando conocí al curita Ugalde. Me tocó en quinto de bachillerato, como profesor de sociología. Desde la primera clase empecé a tener aprendizajes. Ante una descripción de la sociología católica –aquella de doctrina social de la iglesia- le enfrenté diciéndole que yo era marxista, sin aún saber si era por marzo o por los hermanos Marx. Me miró serio, con un salón de clases pendiente de su respuesta, y me dijo: “Muy bien, de ahora en adelante en todos los exámenes, tú me responderás las preguntas, de acuerdo con tu visión marxista de la historia y de la sociología. En la siguiente clase me entregó mi bibliografía. Durante un año, en un colegio de los jesuitas, anduve con Louis Althusser al lado. Aprendí sociología marxista. Al final tuve un 20 en esa materia. Y una enseñanza para toda la vida: Lo que dices, tienes que defenderlo.
Lo que son las cosas, ya el cura Ugalde me conocía. Tuve 3 años de intercambio epistolar (ojo: cartas enviadas con estampillas y por avión) con Jean Pierre Wyssenbach, un estudiante de teología, desde mis 14 hasta los 17 años. Fue la continuidad de su labor de maestro, desde cuando fue mi profesor de historia universal en el segundo de bachillerato. Pero Jean Pierre es otra crónica. El hecho es que Ugalde, estudiaba también teología en Alemania, y supo de oídas de ese intercambio. 20 años después, en algún taller, me recordó aquella faena, dentro de lo que él consideraba era el compromiso que ambos, Jean Pierre y el suscrito, teníamos sobre la amistad, la venezolanidad y el espíritu ignaciano. Cosas veredes, Sancho.
En estos últimos 10 años, habré visto a Ugalde unas 3 veces. Siempre en talleres y cursos compartiendo escenarios de divulgación y reflexión. He compartido su amor por esta tierra, pero sobre todo por su gente y por la efectiva superación de los males que nos aquejan. Para mí, ha sido consecuente con la imagen de curita de barrio, que le he visto desde cuando vivió en La Vega.
Hay una deferencia del maestro hacia su alumno, cuando refería en un artículo de prensa hace ya unos 3 años, mi labor en el mundo cooperativo, enfrentada en su concepción y práctica, a aquella que ha realizado el actual equipo de gobierno/partido.
Todos estos recuerdos se me han agolpado, cuando el cura Ugalde, me ha dado otra enseñanza: A sus 70 años, en conjunto con Nicolás Bianco –de estirpe académica y radica éste último- fue la avanzada de la presencia universitaria que fue agredida por bandas policiales y parapoliciales en que ha devenido este régimen al tratar de exponer sus criterios sobre la Ley? de educación. Arriesgarse por lo que uno cree.
Ojalá los alumnos pudiéramos superar a los maestros. En el caso de Luis, hay que echarle un cerro.
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