Demetrio Boersner
Jueves, 29 de julio de 2010
Se requiere un sistema con pluralismo de opiniones, garantía de derechos humanos, separación de poderes, descentralización, desdogmatización, subordinación militar al control civil
A sesenta días de los comicios del 26-S, quisiéramos hacer recordar algunos conceptos políticos e ideológicos básicos.
El régimen venezolano actual es una autocracia basada en la hegemonía de un bloque militar y civil que desplazó a anteriores élites democráticas divididas, y que ha logrado un alto grado de control centralista del Estado, la economía y organizaciones populares. Al comienzo parecía una nueva versión del populismo autoritario tradicional tercermundista (peronismo, nasserismo), pero a partir de 2004 Chávez se ha definido como socialista-dictatorial (comunista) y ha escogido como modelo al régimen cubano que, a su vez, es copia fiel del anterior régimen soviético.
Al igual que Cuba y la URSS en sus momentos históricos relevantes, el chavismo tiene pretensiones mesiánicas de dimensión universal. La tenaz resistencia de opositores y disidentes no han permitido a Chávez ejercer el dominio total al que aspira, pero no ceja en sus esfuerzos por lograrlo.
Frente a ello, la oposición y la disidencia alzan la bandera de la libertad pluralista, como primera y más vital exigencia de las mayorías que rechazan el autoritarismo. Antes de todo, se requiere la creación de un sistema de auténtica soberanía popular, pluralismo de opiniones, garantía de derechos humanos y cívicos, separación de poderes, descentralización, desdogmatización, subordinación militar al control civil, irrestricta libertad de expresión. Los demócratas de derecha, de centro y de izquierda concuerdan en ello.
Pero la libertad pluralista necesita, como base de sustentación, un vasto acuerdo implícito para que el futuro sistema democrático no sólo incorpore valores liberales sino tenga carácter de democracia social. Aunque sin duda el país necesita un viraje hacia la inversión y empresa privadas para relanzar un proceso de crecimiento productivo sin el cual no puede haber mejoramiento de la calidad de vida, no se debe olvidar que:
a) América Latina es calificada por la ONU como la región de mayor desigualdad e injusticia social, y Venezuela comparte esas condiciones;
b) el modelo capitalista-rentista que dominó a Venezuela en el siglo XX ha hecho arraigar la expectativa del asistencialismo estatal;
c) el éxito sostenido de Chávez se ha basado, y sigue basándose, en una cruda pero eficaz prédica redistributiva;
d) estudios de opinión muy serios indican que el 80 por ciento de los venezolanos rechaza las recetas económicas neoclásicas, y el 70 por ciento se pronuncia por algún tipo de democracia social con denominación variable (socialismo democrático, socialdemocracia, economía social de mercado, equidad distributiva, igualdad de chances, etc.). Ello implica la noción de una estructura económica mixta en la cual coexisten y se complementan el Mercado y el Estado democrático regulador.
demboers@gmail.com
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