Crees que te la estás comiendo, cuando las voces dicen que es esa realidad ¡la que te está comiendo!
En tiempos de grandes -y graves- diferencias entre los miembros de la especie humana, lo más común es que disintamos: por tener diversos orígenes, por muy diferentes experiencias de vida, por las contradictorias perspectivas en las que nuestra educación nos ubica; por todas esas razones, disentir es lo más esperado.
En el mundo moderno, donde, por fin, triunfó la tolerancia, ya todos aceptamos como normal el mantener opiniones distintas, incluso el tener diagnósticos distintos y hasta antagónicos sobre los mismos hechos. Es eso lo que ha hecho que la "verdad" sea algo tan escurridizo en los tiempos que corren.
De esta realidad, quienes hablamos la lengua de Cervantes propusimos un dicho que ya es un dogma: "todo depende del cristal con que se mire", y ese dicho ya ha recibido una bendición universal de las modernas ciencias de la conducta. Nuestras distintas culturas, se nos dice, nos imponen un modo de entender y vivir la realidad. Mucho recuerdo un escrito de un importante rabino, quien aclaraba que, la conexión que los cristianos hacen entre comportamiento anacoreta y ser líder -ministro, sacerdote u obispo- de la comunidad cristiana, era algo casi mandatorio.
Ese no era el caso, según él, en la comunidad judía. Pues bien, los venezolanos, a quienes se nos repite hasta el cansancio que somos una sociedad polarizada, corremos el riesgo de creer que eso se refiere, casi que exclusivamente, a marchas multitudinarias y elecciones, sin percatarnos que tiene que ver, y mucho, con cómo entendemos la realidad.
Y cómo, de esa comprensión se derivan acciones, estrategias y hasta políticas. Creo -y creo que es mucha la gente que me acompaña en esto- que buena parte de lo que nos separa al presente tiene que ver con los cristales a través de los cuales contemplamos la realidad.
Es más, esos cristales nos imponen que esa realidad, así percibida, nos provea de una explicación que a los demás les parecería absurda y hasta aberrante. Y de esa explicación se desatan en cadena un conjunto de acciones que no harán otra cosa que "blindar" nuestra primera distorsión. Veamos el caso Ledezma, que nos ayuda mucho a aclarar lo que queremos decir. Nadie, ni los chavistas, disputa que Ledezma fue legítimamente elegido para ser el Alcalde Mayor de Caracas. Hasta aquí llega el acuerdo.
A partir de ese momento, Chávez le impuso a los suyos la visión de que un personaje como él en ese cargo, "era una amenaza para la revolución y su liderazgo nacional". ¿Era eso cierto? Creo que de este lado lo que se esperaba era que Ledezma se ocupase, única y exclusivamente, de las tareas para las que había sido elegido. Nada más, pero tampoco, nada menos.
Cuando Chávez disiente de esa opinión, corre el riesgo de que en un mañana posible, con otra Asamblea Nacional, lo mismo le sea aplicado a alguno de los de su círculo. ¿Se dio cuenta de ello? Pero además, cometió una torpeza por la que tendrá que pagar. Le obvió a Ledezma el riesgo de equivocarse, de frustrar a sus electores y le puso demasiado peso a una usurpadora policamburista, que no ha hecho otra cosa que ir de una pifia a la otra. Malasa la tercia. Como si no le bastase, está a punto de repetir con peores consecuencias. Su ataque incesante a Pérez Vivas del Táchira obvia el feroz oposicionismo de los tachirenses, que garantiza el que, a cualquier usurpador, le harán la vida imposible. De nuevo, con esa torpeza lo único que Chávez hace es atornillar a sus enemigos y darles un bono a su liderazgo, que, solos, les habría costado burda construir.
Ese cristal ha obligado al "oficialismo" a montar a toda prisa una marcha cada vez que la oposición democrática convoca a una masa popular que no deja de crecer, sin darse cuenta de que nunca es lo mismo marchar a favor de un gobierno que está a la vista de todos, que marchar contra la realidad que ese gobierno torpemente construye.
Por eso son puro funcionariado, como se vio en la marcha a toda carrera que el oficialismo ensambló desde Catia: olía tanto a nómina& Lo peor del cristal es que ves la realidad de los tiempos de otro modo.
Crees que lo de la "conspiración mediática" te lo compran; mientras que no te deja ver que, pasar desapercibido -o ser el zancudo impertinente- en el continente donde desesperas de ser líder, jamás se verá compensado con visitas apresuradas a una manga de autócratas de mundos lejanos. Más grave todavía, que crees te la estás comiendo, cuando las miradas y las voces alertan de que es esa realidad& ¡la que te está comiendo! antave38@yahoo.com
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