La intervención de Lula da Silva en asuntos hondureños dejan al descubierto un juego político internacional que favorece a las políticas multilaterales y de poder del presidente venezolano Hugo Chávez en el concierto mundial desde la ONU. *** Si Brasil estuviese en ese consejo la habría promovido una "invasión” a Honduras y a Colombia según los analistas de Washington
Tegucigalpa, Honduras.
Las presiones de los países de América del Sur, especialmente de Brasil y Venezuela, por restituir al ex presidente Manuel Zelaya en el poder, son para consolidar un bloque con los países afiliados a la alternativa Bolivariana para las América (ALBA) y exigir un “asiento en el Consejo de Seguridad” de las Naciones Unidas, coincidieron analistas del departamento de Estado de los Estados Unidos.
Tras la instalación oficial de la 64 Asamblea de ese organismo mundial, en Washington, se confirmó que los países africanos aliados con los de América del Sur, iniciaron una “avalancha” de críticas contra el Consejo de Seguridad, exigiendo reformas en su constitución e para incorporar a otros países como miembros, entre estos Omar Gadhafi y Luís Inácio Lula.
En la actualidad el Consejo de Seguridad de las Naciones está conformado por 15 naciones, 5 permanentes y 10 temporales o no permanentes. Cada miembro del Consejo tiene un voto. Las decisiones en general requieren del voto afirmativo de al menos, nueve miembros. Sin embargo, los cinco miembros permanentes cuentan con derecho a veto.
Debido a los cambios en las relaciones internacionales y el considerable aumento de miembros de la Organización de las Naciones Unidas especialmente países en desarrollo, los Estados Miembros de la ONU han emitido diversas opiniones para aumentar la eficiencia del Consejo de Seguridad, revisando su composición y una posible ampliación de 15 miembros a 26 con algunos nuevos miembros permanentes.
Las últimas acciones del presidente Lula, de imponer su ideología sobre los intereses de Brasil lo han llevado a involucrarse en asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados, específicamente en su política con los países de su región, como en Honduras, donde insisten en la restitución del ex presidente Manuel Zelaya y mantener un voto a su favor para su nominación en dicho organismo.
“Brasil había logrado ganarse el apoyo de Honduras y el de America Latina y el Caribe con su participación y liderazgo en la Misión de Establecimiento de la Paz de las Naciones Unidas en Haití, apoyado por Hugo Chávez, sin embargo su intromisión en los asuntos internos de Colombia y Honduras demuestran que este país no esta listo para recibir un asiento Permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”, indicó la fuente.
“Estamos seguros que si en estos momentos Brasil ocupara esta silla ya la hubiese usado para sancionar o presionar a los países de America Latina y del Caribe que no compartan su ideología, que promueven el presidente de Venezuela Hugo Chávez a través de los países de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que maneja a toda discreción”, agregó el analista.
Con la presencia de Jorge Arturo Reina, de Patricia Rodas, actualmente representantes por sus cargos ante la ONU, “Honduras, en lo referente a la reforma del Consejo de Seguridad, se inclinaba a apoyar las candidaturas de Alemania, Brasil, India y Japón para ocupar asientos de miembros permanentes del Consejo de Seguridad, así como a una representación permanente de África”.
Tras la situación e intervención de Lula da Silva, en los asuntos de Honduras y Colombia, los países miembros de la ONU, han descartado su nominación para sea incluido en un puesto en el Consejo de Seguridad, por lo que tampoco aceptarían el voto de la representación hondureña en esa nominación.
“Con el comportamiento de Brasil en Honduras, se debería revaluar su posición y buscar una nueva alternativa que no le permita a Brasil ocupar este puesto de gran responsabilidad en el concierto de naciones”, indicó la fuente, considerando además que las posiciones de intervención en ese país de América Central, no se disputa el cargo de un ex presidente sino, una política multilateral que favorece el expansionismo de los países de América del Sur.
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