Rafael Muci-Mendoza
La propia oda a los antivalores es lo que arropa la salubridad nostra
Ahora resulta que la salud está en emergencia. Cierto, no está en terapia intensiva; de estarla, habría alguna esperanza de vivir: se encuentra en profundo coma desde hace rato, aparejada a la incuria gubernamental. ¿Dónde andaba el Presidente -único responsable- mientras la gente sufría, ayuna de esperanza y carente de un hospital para enjugar sus lágrimas de dolor? ¿Es ahora cuando se da cuenta de que la salud es un desastre? ¿No se lo contaron los melosos de su entorno? ¿No lo leyó en la prensa corrupta? ¿Sólo porque se siente amenazado electoralmente es cuando lo acepta? Y, ¿cuál es su táctica para remendar el estropicio? Sin evaluación del fracaso, sin sanciones a los ineptos y ladrones, sin búsqueda de las razones del abismal malogro, promete inyectar más dinero para redundar en el yerro y repetir una vez más la gerencia cubana, la importación de médicos mercenarios, los mismos que no han dado la talla, los mismos a quienes no importa Venezuela sino en la medida en que sea una vía para enviar una lavadora o una nevera de vuelta a la isla.
La salud del pueblo nuestro sí que nos importa a los médicos venezolanos que entre insultos, desaires, limitaciones y estoicismo hemos hecho ese trabajo que los importados y sus guardianes -más pendientes de que no se escapen- no han podido realizar.
La propia oda a los antivalores es lo que arropa la salubridad nostra: arrogancia, odio, soberbia, injusticia, insensatez, irrespeto, deshonestidad e ignorancia rampante. Ojos invidentes también los de nuestros colegas gobierneros que nada dicen, como si la responsabilidad les resbalara, como si su pecado no fuera cohonestar el vil panorama de la salud.
¡Qué triste es la extrema miopía ante la que la cirugía refractiva es inmune!
rafael@muci.com
El Universal
Opinión
viernes 25 de septiembre, 2009
http://www.eluniversal.com/2009/09/25/opi_art_insensatez-depravada_1582112.shtml
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