Al prolongarse la disputa candidatural lo positivo del 2D amenaza con desdibujarse
Los peores temores están a punto de materializarse: la oposición debía aprovechar el envión del 2D para exhibirse como una alternativa seria de triunfo y de poder. Pero al prolongarse la disputa candidatural, en los términos en que está ocurriendo, los efectos positivos del referendo decembrino amenazan con desdibujarse. No caben dudas de que la situación próspera de hace algunas semanas está perdiendo color. A juzgar por el tono del debate, la llamada "segunda vuelta", aunque ya irreversible, representa un grave riesgo.
El desgaste, de hecho, ya es perceptible: los votos que la disidencia pierde al escoger un abanderado con alto nivel de rechazo, no son más que los que se dilapidan a causa del espectáculo en que se ha convertido el proceso de escogencia de su sustituto. Por el alto costo de la pugna, el hueco que se pretende llenar quedará igualmente vacío.
En 1998, el bipartidismo terminó de enterrarse en aquél episodio en el cual todos cambiaron de caballo a última hora, mientras Alfaro Ucero, traicionado por sus más íntimos, protestaba encadenado en las puertas del CEN. La disputa entre Antonio Ledezma y William Ojeda recuerda los resultados perversos de aquel hecho inolvidable.
Las inhabilitaciones cumplieron el propósito del gobierno. Es increíble que no se hayan tomado previsiones. Antes que facilitar las decisiones, como se esperaba, los inhabilitados terminaron complicando el juego: ninguno ofreció respaldo oportuno a un abanderado accidental. El cálculo subalterno, que alguna vez produjo el desastre de la Coordinadora Democrática, volvió a imponerse. Al igual que entonces, la molienda ha sido activada para cerrarle el paso a quienes, desde sus nuevas posiciones regionales o locales, pudieran proyectarse como figuras presidenciables.
El forcejeo en torno a algunas nominaciones no tiene como objetivo la selección del mejor, sino del menos peligroso de cara al 2012. Para unos, lo importante es reducir a Rosales; para otros, cerrarle el paso a Ledezma, a Salas Feo, a Leopoldo López y hasta a Velásquez. No importa que se hayan expuesto o no aspiraciones presidenciales. En el país de los ciegos, el tuerto es considerado un rey. Las decisiones pendientes están contaminadas por este insólito pugilato, en el cual poco importa perder un espacio estratégico si se consigue aniquilar a un potente contendor futuro. El apoyo de Proyecto Venezuela a Bijani; el respaldo de UNT a Ojeda; la conspiración contra Salas Feo; el silencio de López y otras tantas complicaciones son el producto de esta barbaridad.
Confiados en que nadie dirá nada, para no complicar más el cuadro opositor, actúan como si nadie los estuviera viendo. Pero la gente debe estar enterada y en alerta amarilla: una nueva correlación de fuerzas en el país generará también una nueva correlación dentro de la oposición. Es una estupidez impedir que los triunfos supongan cambios en el tablero interno.
Argelia.rios@gmail.com
1 comentario:
Very fine......
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