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Entre los elementos más notables de la situación actual, destaca la admirable capacidad de los partidos para lograr un acuerdo unitario, aun cuando sobrevivan algunos problemas. Los opositores se recuperan así de un proceso de autodestrucción, entre cuyos momentos más notables destacan los sucesos de Plaza Altamira, en los que un grupo de militares realiza una pantomima de golpe a punta de mujeres bonitas, desde un hotel pentaestrellado.
Haber mordido el anzuelo de la huelga petrolera de 2002, colocado maquiavélicamente por el capataz para destruir la "vieja Pdvsa", un de talento antiautoritario. Y luego, con las insólitas acciones del 11, 12 y 13 de abril, los revolucionarios aprovecharon para acabar con otra parte de militares, los críticos. En agosto de 2004, las fuerzas opositoras, colaboracionistas y abstencionistas, no logran articular respuesta a un fenómeno inédito: el referéndum sin escrutinios.
En diciembre de 2005 deciden retirarse de las elecciones a la Asamblea Nacional, dejando a sus electores sin candidatos. Hoy, junto con la disidencia de Podemos, y otros cuantos, otra música se cantaría, lo que demuestra que la política no es una bodega y no se puede actuar en ella sacando cuenticas de menudeo.
Pero el renacimiento comienza en 2006, con el acuerdo unitario de Petkoff, Borges y Manuel Rosales, quien obtuvo 40% de los votos, y correctamente reconoció la derrota. Eso dijo al mundo que nació una oposición verdadera y sin delirios avícolas. Finalmente en el referéndum de 2007 el santo se le puso de espaldas al capataz.
Hay algo que debemos recordar siempre, estos dislates ocurrieron porque la dirección opositora, dado el debilitamiento extremo de los partidos, era rehén de espontáneos lanzados al ruedo a sustituirlos, envueltos en una de las mentecateces más extremas que se recuerden: el abstencionismo.
Estos señores, por la gracia de Dios, perdieron su capacidad para generar confusión. Pero ahora se dedican a pájaros de mal agüero. Estuvieron anunciando -siempre anuncian cosas que no ocurren- que los acuerdos serían imposibles. Demostrado que sí eran posibles, los pájaros negros bajaron en parvada furiosa a picotear malhumorados, esta vez sin la menor sutileza, lanzando calumnias, mintiendo, usando intrigas (matanzas entre Rosales y López, entre Borges y Ramos, bla, bla) y como no fueron escogidos algunos candidatos de su regusto, prefieren incluso apoyar aventureros, con lo que se demuestra la fatuidad de su prédica unitaria y que lo que hay detrás es un simple odio a la oposición realmente existente, a nombre de la oposición realmente mangante.
Pareciera que desean la derrota de la oposición, para tener razón por primera vez en la vida.
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