Freddy Muñoz,
2 de agosto de 2008
I
En el corto período que va desde hace apenas dos meses y medio hasta el día en que este artículo fue enviado a la redacción de Analítica Premium (2/08/08), el proceso político venezolano –fuertemente marcado por los episodios en los cuales el chavismo y los partidos de oposición democrática han estado haciendo la escogencia de candidatos que disputarán el voto de los electores el 23/11/08- ha ocurrido un fenómeno que tendrá, muy probablemente, implicaciones de mucha importancia en la difícil lucha que realiza el campo democrático de la sociedad venezolana.
Tres hechos deben ser especialmente destacados como manifestaciones de ese fenómeno:
1º) El chavismo organizado, cuya fuerza principal es, de lejos, el PSUV, ha vivido situaciones críticas que ya han afectado su potencial electoral. Los acontecimientos que son de público conocimiento indican que eso seguirá ocurriendo.
2º) Los partidos democráticos de oposición con la colaboración, en unos cuantos lugares, de organizaciones diversas que hacen parte de la sociedad civil –han estado mejorando progresivamente el grado de su acercamiento efectivo y, en consecuencia, han estado logrando que el Acuerdo genérico firmado el 23 de enero se haya materializado en gran medida, lo cual hace posible que próximamente alcance niveles cercanos a la plenitud. No han faltado tensiones y, a veces, tropiezos (era imposible que no los hubiera). Pero no faltaron tampoco, aunque hubiera retardos, la comprensión (de todos o de muchos) sobre los niveles requeridos de los compromisos que se contrajeron, el más importante de los cuales era y es con el país.
3º) Por efecto de los hechos 1º y 2º, y dada la interacción entre ellos, hoy existe la considerable posibilidad de que cuando tengan lugar las elecciones del 23/11/08 se conforme un mapa político favorable a los partidos de oposición democrática y a las corrientes democráticas de la sociedad civil. Para unos y otros surgirían posibilidades de expandirse en sus respectivos terrenos, de luchar por nuevas conquistas, de contribuir a evidenciar las flaquezas del adversario, de ayudar a que muchos de los partidarios de éste comprendan que los engaña y no merece su apoyo.
II
No afirmo, y ni siquiera sugiero, que las cifras proporcionadas desde hace varias semanas por las encuestadoras confiables –Datos, IVAD, Consultores 21, en lugar estacado, según mi criterio personal, basado en pruebas concluyentes- se mantendrán, o incluso mejorarán, cuando llegue el día del sufragio.
Debilitado como está en el momento presente, y no obstante el inocultable nerviosismo que está exhibiendo el casi dueño del PSUV, bastante afectado por lo que percibe casi diariamente y por lo que le muestran los sondeos de opinión cuyos resultados pasan por sus manos, los partidos democráticos de oposición no pueden y no deben sentirse ya sensiblemente victoriosos.
El oficialismo, mediante sus enormes recursos financieros, realizará una extensísima campaña propagandística y regalará tanto dinero como bienes entre amplísimos sectores de las franjas mediana y baja de la pirámide social.
Se valdrá de su 80% de predominio entre los miembros principales y suplentes del CNE para efectuar triquiñuelas el día de la elección, aun cuando no pueda recurrir al fraude electrónico porque los mecanismos del sufragio y de la trasmisión de los datos, cuando esto sea efectuado, lo hacen imposible, según afirman los técnicos designados por los partidos de oposición.
Éstos deberán hacer el máximo posible de los esfuerzos para que en cada estado, en cada municipio y en cada parroquia del área metropolitana de Caracas haya la mayor cantidad posible de vinculación directa con la población potencialmente votante.
Deberán esforzarse por producir propaganda adecuada, comprensible, relacionada con los problemas básicos de esa población, especialmente los relacionados con sus asuntos vitales, y prestando especial atención a los programas de acción que habrán de ser puestos en práctica. Deberán no sólo discurrir ante la gente, sino también oírla y poner atención a sus preocupaciones.
Deberán promover discusiones con los adversarios, dondequiera que ello sea posible, y poniéndolos al descubierto cuando escurran el bulto.
III
Si bien los esfuerzos prioritarios de las campañas que se efectúen deben realizarse en los estados y municipios donde es altamente probable la elección de candidatos presentados, los partidos democráticos de oposición tienen también la obligación de procurar votaciones significativas donde los resultados no puedan, según lo indicado por las encuestas y por otros datos referenciales, ser victoriosos. Expreso las razones por las cuales el comportamiento señalado es importante y debe, entonces, ser asumido: todo cuanto se avance en conquistar votos será base para incrementar, luego de los comicios, las fuerzas de oposición y para dar soporte a futuras luchas sociales y políticas, en el curso de un proceso que es necesario encarar con visiones tácticas no inmediatistas y con visiones estratégicas . Así se estimulará el desarrollo de los combates democráticos –sociales y políticos- en todos los lugares de la geografía nacional, en pos de triunfos necesarios para derrotar al régimen chavista, y con ello conseguir la reconstrucción integral del país.
IV
Al hacer la anterior afirmación no estoy suponiendo que podrá haber un desenlace temprano y relativamente fácil de la lucha contra el régimen chavista. La fuerza de éste ha disminuido, pero todavía es considerable. Las encuestas confiables registran todavía un alto nivel de popularidad del líder del “proceso”. El PSUV, si bien es un aparato todavía insuficientemente articulado, está extendido en toda la geografía del país y se va estructurando como una maquinaria disciplinada y politizada en cierta medida, lo cual ya está capacitándola para vincularse eficientemente con las masas que adhieren a la “revolución”.
En cambio, los partidos democráticos de oposición tienen, en conjunto, un bajo nivel de popularidad. Los menos débiles están todavía bastante lejos de haber construido estructuras sólidas, capaces de vincularse eficazmente con la amplia base de la pirámide social. Sus planteamientos, sus proposiciones, sus decisiones políticas, sus convocatorias llegan hasta sectores numerosos de la población cuando los medios de comunicación social los difunden. Y así como hacen esto, también los critican indebidamente y destructivamente, además de que pretenden imponerle decisiones y orientaciones. De hecho, actúan como un nuevo tipo de partidos.
V
Chávez tiene también a su favor el hecho de poder desempeñar, en su condición de Presidente de la República, el papel de Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional (FAN) y, además, el de líder del “proceso revolucionario”. En los hechos, esta segunda función ha sido convertida en efatura de un partido militar .
Tal situación ha generado efectos muy destructivos para la FAN. La institución ha perdido, en gran medida, su condición y su carácter. Sirve a la nación, por supuesto; pero lo hace mediatizada por un morbo político que debería serle ajeno.
Una parte, probablemente minoritaria –estoy casi seguro de que lo es, mas no estoy en capacidad de probarlo- es partidaria y activista del “proceso”, ya sea porque la induce el temor a ser marcada , ya sea porque recibe estipendios adicionales, ya sea por combinación de esos factores. Otra parte, mayoritaria , como se concluye de mi hipótesis, no piensa ni actúa como la primera, pero no puede comportarse conforme a su criterio porque ello le significaría la exclusión absoluta o la vigilancia constante de los espías y los soplones.
¿Podrá Chávez avanzar hacia una radicalización de su ejercicio del poder sin que se produzcan reacciones contrarias en el seno de la FAN?. Juzgo muy difícil que eso ocurra . Cuando afirmo esto mi pensamiento no se enrumba en absoluta hacia la eventualidad del golpe de Estado. Creo que la mayoría institucionalista–democrática de la FAN tendrá capacidad para hacer sentir su desacuerdo sin verse obligada a violar las reglas que tienen para ella carácter principista.
Juzgo innecesario hacer ahora consideraciones ampliamente explicativas sobre cómo podría darse el eventual desenvolvimiento de los hechos imaginados.
Quiero, sí, recordar un hecho muy importante que ocurrió en la media noche del 2 de diciembre de 2007, cuando hubo determinada resistencia a reconocer que el NO a la reforma constitucional propuesta por Chávez había triunfado. En Miraflores, donde sostuvo una conversación con el Alto Mando (AM) de la FAN, del cual solicitó opiniones, el Presidente recibió una respuesta unánime y la aceptó: reconocer el resultado.
Si algún lector me objetare que el razonamiento expuesto comporta admitir que los altos jefes militares tienen la última palabra, le responderé que en esa madrugada el Presidente de la República quiso actuar como un militar militarista, pero los integrantes del AM actuaron como militares respetuosos de la Constitución y de la institucionalidad.
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