El Presidente teme a que la jornada del domingo próximo termine en un gigantesco fracaso
A sólo nueve días para el referendo, los cálculos del Presidente comienzan a resquebrajarse. Los abusos, antes que desmoralizar al país democrático, están exacerbando la indignación y el hastío de los electores, incluyendo los suyos. Las infinitas enmiendas anunciadas a través de CNN -en una operación deliberada que buscaba desalentar la participación, mediante la siembra de pesimismo y resignación- han estimulado, como efecto perverso, la reacción que menos esperaba.
Como consecuencia de ese arbitrario desafío -que echó por tierra la farsa de la "ampliación de los derechos políticos"- hoy Chávez está sintiendo el escalofrío del suspenso. Consciente de que su campaña ha estado plagada de atropellos e iniquidades, el Presidente teme a que la jornada del domingo próximo termine en un gigantesco fracaso. Aunque se esmera en disimular su pesar, no le gusta nada lo que ve en las encuestas: lo que ellas demuestran, en la práctica, es la muy débil utilidad del ventajismo obsceno desplegado para desmoralizar a los votantes del NO. Sin campaña, sin dirección ni partidos, sin liderazgo conductor, y con apenas una masa de estudiantes al frente, la opción del NO mantiene un poder de acero, cuya fuerza representa una amenaza tan real como silenciosa...
El Presidente percibe el peligro respirando cerca de él. Está consciente de que la campaña ha sido un arma de doble filo, pero sólo ahora está sintiendo el frío de la hojilla lacerando su aspiración. En las circunstancias de injusticia y desequilibrio que el Presidente creó para "ambientar" la campaña, una victoria del NO adquirirá una mayor significación y, lo peor, comprobaría la grave enfermedad que experimenta la revolución.
Tal y como se han dado las cosas, con todo el presupuesto nacional dispuesto para complacer su ambición, hasta un triunfo pírrico de su propuesta dejará en el paisaje político la certeza de su deterioro... A estas alturas, con el referendo encima, Chávez huele que sus esfuerzos para desmovilizar y desmotivar a los adversarios de la reelección pueden estar causando el efecto contrario entre ellos, y también, una ola de votos rojos a favor del NO. Sobre eso susurran las encuestas en sus cruces, advirtiendo la probabilidad de que se manifiesten fenómenos sorprendentes.
La incertidumbre sobre la efectividad de la movilización de su alianza también le quita el sueño al Presidente. Nadie ha olvidado cómo los votos acarreados por la maquinaria blanca, en tiempos del puntofijismo, le dieron el triunfo a Aristóbulo Istúriz frente a Claudio Fermín. Chávez tiene presente que aquel episodio donde el cachicamo trabajó afanosamente a favor de la lapa, tiene su representación en lo que el pueblo llama por estos días la misión "coja la cola"... La victoria del NO, como se ve, es un mango bajito. Basta salir a votar, con indignación, contra el intento de profanar la democracia. argelia.rios@gmail.com
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