Libertad!

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domingo, 1 de febrero de 2009

Luis Vicente León // Lo que dice la encuesta

El éxito final dependerá de quien tenga la mayor capacidad de mover a su gente a las mesas
Quiero contarles los resultados de la más reciente encuesta Datanálisis.
Dicha medición se efectuó entre el 13 y el 18 de enero de 2009, en 1.300 personas, en ciudades principales y secundarias, con un error muestral de +/- 2,7%. En esta medición se encontró que la opción a favor de la enmienda agrupa al 51,5% de las menciones, mientras quienes están en contra representan el 48,1% Vale la pena señalar que no hay diferencias significativas entre esos dos números, por lo que estamos en presencia de dos grupos equivalentes, donde ninguno puede aún definirse como favorito.
Esta información por sí sola no permite realizar proyecciones. En primer lugar, debido a lo volátil de los números, cosa que ya advertíamos en los resultados de diciembre pasado. Adicionalmente, deben agregarse varios factores que podrían tener un importante peso en los resultados finales, tales como la calidad, profundidad y penetración de la campaña electoral en las últimas semanas, la capacidad de movilización de quienes respaldan cada uno de los bloques el día del evento electoral y la capacidad de despliegue de testigos de mesas en todos los centros electorales. Es importante considerar además que esta encuesta está realizada antes de que los eventos estudiantiles comenzaran a calentar la opinión pública, por lo que su efecto sólo lo veremos en la siguiente medición.
Si analizamos la evolución, vemos que quienes se expresaban en contra de la enmienda en diciembre pasado bajaron cuatro puntos porcentuales en esta medición. Esto indica una pérdida moderada de espacios para la oposición, pero de ninguna manera puede interpretarse como una debacle. Lo que realmente ocurrió es que los grupos dispersos del chavismo se aglutinaron alrededor de la propuesta de su líder, mostrando lo que siempre ha estado implícito en las encuestas recientes: el país esta dividido en dos partes prácticamente iguales.
Claro que 46 cadenas nacionales, la incorporación de los gobernadores y alcaldes, las amenazas directas de guerra y conflicto, el abuso del poder y de los recursos públicos, la participación directa y sesgada del arbitro electoral en contra de una de las partes, en fin, todo aquello que usualmente está prohibido en democracia, ocurrió en este mes y por supuesto tuvo su impacto a favor del Presidente.
Sin embargo, el cambio de la situación electoral no proviene de una penetración relevante del Sí en el campo del No. Lo que realmente ocurrió es que el oficialismo logró movilizar a quienes prefirieron en diciembre no opinar, polarizando a la opinión pública entre el Sí y el No. Esto impide evaluar la situación actual como una tendencia de crecimiento estable en el tiempo. Una vez copado los espacios indecisos, el crecimiento de cualquiera de las dos partes será a costa del otro, situación muy difícil a esta etapa de la campaña. Parece más probable que el éxito final dependa de quien tenga la mayor capacidad de mover a su gente a las mesas de votación.
La batalla estará entre la capacidad de movilización inducida del Gobierno, estimulada por todos los recursos públicos y el apoyo de los gobiernos regionales que le son afectos y, por el otro lado, la capacidad de movilización espontánea de la oposición, muy fuerte en los opositores convencidos, pero más débil en los Ni Ni, grupo que será vital en la definición final de esta elección, considerando que la mayoría rechaza la enmienda, pero una parte de ellos no está aun convencida de votar. Ahí esta el verdadero reto opositor si quiere repetir la hazaña de diciembre 2007.
El tema es que enfrenta a un Chávez que necesita desesperadamente ganar para consolidar su proyecto político y personal y estará dispuesto a cualquier cosa para lograrlo. Por ahora, solo el 15 de febrero podrá despejar la incógnita. lvleon@cantv.net

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