RESCATE DE REHENES EN LA EMBAJADA DE JAPÓN EN LIMA:
AMNESIA + INGRATITUD = INJUSTICIA
FlashesCulturales
Como muchos de ustedes recordarán, el 22 de abril de 1997 se produjo la intervención de fuerzas especiales de operaciones de Perú en el rescate de los rehenes -72- de la embajada del Japón en Lima. Resumiendo datos aportados por la pluma lúcida de José Manuel Arregui, aquí va una reseña de los principales hechos.
Cuatro meses antes, el 17 de diciembre de 1996, la Embajada Japonesa en Lima cursó invitación a casi todo el cuerpo diplomático asentado en el Perú a celebrar el aniversario del emperador Hirohito. Cerca de 500 personas, diplomáticos y funcionarios peruanos de muy alto nivel departían en esa tranquila velada, cuando súbitamente, hicieron entrada 14 hombres y mujeres armados hasta los dientes con armas cortas y largas, y gran cantidad de explosivos y detonadores.
Eran guerrilleros restantes del movimiento Tupac Amaru, que resistían al exterminio de su organización, agonizante ya por los éxitos que el gobierno, policía y ejército del país a cargo de Fujimori habían tenido durante varios años de lucha antiguerrillera tanto contra ellos, como contra los guerrilleros del Sendero Luminoso, capitaneados por Abimael Guzmán, preso desde entonces y condenado a cadena perpetua vestido como payaso en una jaula al aire libre. Ese día, irrumpieron estos guerrilleros tomando a cerca de 500 personas como rehenes.
En ese momento se le presentó al entonces presidente Fujimori la situación más crítica que nunca su gobierno hubiese tenido que enfrentar, y ciertamente que el gobierno de Fujimori no fue un plácido jardín de rosas, a Fujimori le tocó reconstruir la economía de su país, prácticamente diezmada por el previo gobierno del populista Alan García del APRA, así como con las temibles y sanguinarias guerrillas del Sendero Luminoso y de los Tupac Amaru, pero esta situación sí que era la más grave, pues cada decisión que tomara -cualquiera que ella fuese- estaba sujeta al escrutinio del mundo entero, pues casi todos los representantes de las naciones del mundo se encontraban en la sede de la embajada.
Fujimori enfrentaba el mayor reto de su historia personal con unas posibilidades a todas luces contrarias de salir con bien de ello, y fue a la vez una de las situaciones más extremadamente riesgosas ocurridas en hechos de rehenes en el mundo después del rescate en Entebbe por el ejército israelí y del avión de Lufthansa en Mogadiscio de manos de la banda alemana Baader Meinhoff.
Los guerrilleros, que habían planeado la operación con mucho tiempo de antelación y con un conocimiento extraordinario de los detalles, se convirtieron en el mayor dolor de cabeza de Fujimori y su gobierno, y el mayor motivo de preocupación para los gobiernos de aquellos diplomáticos y rehenes, presos allí por el Tupac Amaru.
Comenzaron entonces a transcurrir los días y a organizarse los suministros, la participación de mediadores, Cruz Roja, Iglesia, medicinas, agua, comidas para 500 personas tres veces por día etc. Esta situación, -extremadamente grave- no era en nada parecida a las comunes que se ven en las películas de SWAT en las que los buenos siempre acaban con los malos sin herir ni matar nunca a un rehén, no, cualquier error implicaría la inmediata protesta del país agraviado por ese error de juicio, y según parecía, -como en efecto fue- los guerrilleros tenían planes, organización y decisión para permanecer el tiempo que fuese necesario. Podrán ustedes imaginar lo que debió ser la permanencia de 500 personas -hombres y mujeres- que debieron estar tranquilos en aquella protocolar recepción diplomática, conversando en voz baja, bebiendo champagne, comiendo canapés y sushi, sometidos ahora a una larga permanencia en una casa no preparada para tal fin, en la que ahora 500 personas tendrían que coexistir.
Muchas veces he tratado de imaginarme lo que debió haber sentido cada uno de los allí recluidos durante semanas, hasta que los guerrilleros accedieron a comenzar a liberar rehenes ante la imposibilidad de convivir con tal aglomeración inmanejable de gente.
Así las cosas, poco a poco, liberaron a varios cientos de personas hasta retener a sólo 72 altos funcionarios de gobiernos.
Los días transcurrieron tediosos y tensos durante cuatro meses continuos, en los que el gobierno tuvo que tomar decisiones cada día.
Los ciudadanos secuestrados por las FARC o ELN durante años, deben llegar a un estado tal de desesperanza que si alguna vez son devueltos a sus afectos y vidas, necesitarán ayuda por años para poderse recuperar. Imagino que al igual que a las puertas del infierno de Dante, en la entrada del campamento debe haber un letrero con la frase: "Quien entre aquí, pierda toda esperanza".
Recordarán muchos de ustedes al célebre William Frank Niehaus, secuestrado durante varios años por las guerrillas en los años 70, que finalmente nunca pudo recuperarse psicológicamente de aquel episodio que le robó la vida durante años, y que una vez liberado nunca pudo reconstruir su psiquis.
Se ha especulado mucho sobre si los miembros del SAS (Secret Air Service) británico participaron en el adiestramiento de aquel grupo, formado por los 140 mejores efectivos de operaciones especiales con que contaba Perú. Nunca se supo si ello fue cierto, pero lo que sí es cierto es que la toma sorpresiva de la embajada el 22 de abril de 1997 sorprendió al mundo, que aunque desconocía detalles de las operaciones en marcha para el rescate, si comprendía que cuando se hiciese -con el resultado que fuera- lo sería porque no habría ninguna otra alternativa, por lo que los gobiernos estaban resignados a un final posiblemente sangriento, y mientras tanto, el mundo contenía la respiración.
También lo estaban los rehenes dentro de la embajada, quienes a pesar de conocer algunos de ellos secretamente y mediante claves que se acercaba el día del rescate, no tenían comunicación directa con el gobierno en las afueras, por lo que desconocían de qué manera debían actuar en el momento que las operaciones se iniciaran, las cuales creo que imaginaban de modo muy distinto a como finalmente ocurrieron.
Cuando a finales de diciembre 96 le fue presentado el borrador del plan de toma de la embajada, inspirado en la forma como los residentes de Chávin de Huántar se refugiaban de sus enemigos en túneles bajo tierra, a Fujimori le pareció apropiado el nombre de la operación y así fue llamada.
Aclaro que "Chávin de Huántar" es el nombre de una localidad preincaica sita en la provincia de Huari, y su templo construido 327 años AC. Este lugar aloja como centro de todo el asentamiento un templo erigido a sus dioses, unas deidades terribles y atemorizantes de las que muchos, dicen que inspira una sensación de temor y una presencia muy palpable, algunos dicen que si el mal como esencia existe, este reside en Chávin de Huántar donde según arqueólogos se cometían terribles sacrificios a esos dioses que adoraban y a los cuales temían.
Comenzó así la aplicación de las estrategias de prolongación y cansancio. Primero se suspendieron los servicios de agua y luz, volviendo más precaria la estancia de aquellos 72 rehenes y sus secuestradores. Con el paso del tiempo, el tedio comenzó a hacer efecto en aquellos que para poder matar el tiempo y la espera que se extendía, comenzaron a hacer actividades tales como jugar fútbol en el salón de recepción. Mientras algunos jugaban y otros vigilaban, unos mineros del sur del país cavaban túneles que con el paso de los meses y con tecnología GPS lograron llegar exactamente hasta el lugar decidido.
Mientras tanto, un grupo de 140 de los mejores hombres escogidos entre la policía nacional, ejército, marina y aviación se preparaban minuciosamente para el asalto final, y otros grupos causaban molestias desde el exterior de la embajada con parlantes a todo volumen, disparos al aire, lanzando piedras y haciendo ruido a fin de opacar el ruido propio de los martilleos de las excavaciones debajo del lugar.
El 22 de abril de 1997, a las 15:17 horas, Fujimori tomó la más importante decisión que nunca le tocara tomar durante su presidencia: ordenó la toma final de la embajada. Setenta de aquellos hombres rodeaban los predios de la embajada mientras otras varias docenas se preparaban en diferentes escenarios para el ataque final desde el exterior de la sede. Seis minutos después de ordenada la toma, una enorme explosión que pareció la erupción de un volcán destrozaba el suelo del salón principal donde varios guerrilleros hacían su habitual partido de futbolito para matar el tedio. La serie de explosiones eran causadas por una cadena de cargas que habían sido cuidadosamente distribuidas en sitios y tiempos para lograr la mayor efectividad. La sorpresa de esta tremenda explosión generada dentro de la embajada y desde cuyo hueco, salían como hormigas efectivos armados disparando con precisión, causó tal desconcierto entre todos los habitantes de la embajada, que no alcanzaban a digerir la sorpresa de la invasión de docenas de funcionarios entrando a los diferentes salones y habitaciones por todas partes, suspendidos desde helicópteros al techo, ventanas, paredes demolidas por explosiones etc.
Para la acción final fueron destacados particularmente dos coroneles, uno de ellos muy allegado al célebre Vladimiro Montesinos, el otro, del ejército. Personalmente liquidaron a los dos principales dirigentes de aquellos guerrilleros, entre ellos al famoso Zerpa Cartolini, cuyo nombre ha sido tomado recientemente por un grupo sedicioso.
El saldo final, después de 28 minutos de intensa acción de guerra fue de un rehén y dos soldados muertos así como nueve más heridos, pero todavía los estudiosos de estas operaciones de rescate, no comprenden como la operación resultó tan efectiva y limpia después del ataque de 140 hombres armados hasta los dientes disparando a discreción en un recinto cerrado y con espacios dispersos, y con fuego de respuesta por los guerrilleros, que combatieron ferozmente en ese encuentro final del todo por el todo, y particularmente, no lo entienden los norteamericanos. Menos entienden cómo esos cholitos impreparados, sin tener al teniente de SWAT de Hollywood, pudieran acometer semejante y exitosa faena.
En Chávin de Huántar, en uno de sus ancestrales corredores, una deidad de piedra aterroriza a quienes le observan. Es el Lanzón Monolítico, una especie de tótem de cinco metros de altura, sobrecogedora piedra desde cuya imponente superficie feroces divinidades, mezcla de hombres, aves, pumas y serpientes contemplan con ojos desorbitados atemorizando con su sola presencia.Chávin de Huántar, no pudo escogerse mejor nombre. Cuando haya
transcurrido tiempo suficiente y la historia asuma las perspectivas que debe tener, a Fujimori se le reconocerán méritos muy importantes, además de sus pecados, que sin duda son muchos, pero su lugar en la historia de ese país no será el de hoy: juzgado por sus excesos, y por habérsele descubierto actos que de manera subrepticia todos o casi todos los gobiernos a veces tienen que acometer ante situaciones caóticas causadas por individuos que creen tener el derecho y la convicción de lo que hacen, deconociendo derechos, leyes, vidas y propiedades.
Fujimori, con sus nervios de acero y su decisión pudo afrontar males que ningún otro pudo antes, y componer un rumbo torcido que llevaba a la ruina a su país, que con inflaciones astronómicas cambiaba sus billetes por su peso en papel para poder comprar alimentos.
Hoy encontramos que a Fujimori se le juzga por haber violado los derechos de sus enemigos, aquellos que fueron liquidados durante la recuperación de la embajada, aquellos que asesinaron sin compasión a campesinos, ciudadanos civiles ajenos a su lucha y a tantos inocentes más. Me pregunto si le abonarán en cuenta el haber reenderezado el caótico rumbo económico de su país, y el desastre social de anarquía que encontró. Seguramente no.
Sin duda, las generaciones que nos sigan en las próximas décadas tendrán que encontrar la manera de poder defender a sus sociedades de estos peligros, que hoy en día son juzgados con leyes insuficientes que no contemplaron tal cantidad y calidad de maldad y peligros nacionales que hoy día azotan al mundo.
El narcotráfico, la mafia rusa, los armamentos biológicos y químicos, los elementos nucleares sin el debido control, el terrorismo indiscriminado contra civiles inocentes, los secuestros, el fanatismo radical de militantes de religiones como el Islam, todos estos son males que como el cáncer, sigilosamente comienzan a ganar lugar en el comportamiento del mundo, y cuando el mundo intente reaccionar a ello, no podrá hacerlo pues serán males ya metastásicos.
Ejemplo de ello lo vemos en Europa y su timorata posición respecto al Islam y las pretensiones de los extranjeros musulmanes de imponer sus costumbres en un continente cristiano, y mayoritariamente católico, amparados justamente en aquellos derechos humanos y civiles que esas naciones han desarrollado en sus constituciones nacionales, avanzando en la dignificación y civilidad de sus ciudadanos y sociedades, y de los cuales aquellos no disfrutan ni toleran en sus propios países.
Al Qaeda, las FARC y ELN, guerrillas y bandas armadas que destrozan países haciéndolos invivibles, parias, sumiendo al mundo en un estado de incertidumbre por su futuro, son males que el mundo tendrá que aprender a legislar para erradicarlos definitivamente, so pena de que continúen avanzando como lo hacen.
La historia, dama que llega siempre tarde… hay que esperar para poder luego decir: si hubiéramos hecho esto o aquello....
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Cuatro meses antes, el 17 de diciembre de 1996, la Embajada Japonesa en Lima cursó invitación a casi todo el cuerpo diplomático asentado en el Perú a celebrar el aniversario del emperador Hirohito. Cerca de 500 personas, diplomáticos y funcionarios peruanos de muy alto nivel departían en esa tranquila velada, cuando súbitamente, hicieron entrada 14 hombres y mujeres armados hasta los dientes con armas cortas y largas, y gran cantidad de explosivos y detonadores.
Eran guerrilleros restantes del movimiento Tupac Amaru, que resistían al exterminio de su organización, agonizante ya por los éxitos que el gobierno, policía y ejército del país a cargo de Fujimori habían tenido durante varios años de lucha antiguerrillera tanto contra ellos, como contra los guerrilleros del Sendero Luminoso, capitaneados por Abimael Guzmán, preso desde entonces y condenado a cadena perpetua vestido como payaso en una jaula al aire libre. Ese día, irrumpieron estos guerrilleros tomando a cerca de 500 personas como rehenes.
En ese momento se le presentó al entonces presidente Fujimori la situación más crítica que nunca su gobierno hubiese tenido que enfrentar, y ciertamente que el gobierno de Fujimori no fue un plácido jardín de rosas, a Fujimori le tocó reconstruir la economía de su país, prácticamente diezmada por el previo gobierno del populista Alan García del APRA, así como con las temibles y sanguinarias guerrillas del Sendero Luminoso y de los Tupac Amaru, pero esta situación sí que era la más grave, pues cada decisión que tomara -cualquiera que ella fuese- estaba sujeta al escrutinio del mundo entero, pues casi todos los representantes de las naciones del mundo se encontraban en la sede de la embajada.
Fujimori enfrentaba el mayor reto de su historia personal con unas posibilidades a todas luces contrarias de salir con bien de ello, y fue a la vez una de las situaciones más extremadamente riesgosas ocurridas en hechos de rehenes en el mundo después del rescate en Entebbe por el ejército israelí y del avión de Lufthansa en Mogadiscio de manos de la banda alemana Baader Meinhoff.
Los guerrilleros, que habían planeado la operación con mucho tiempo de antelación y con un conocimiento extraordinario de los detalles, se convirtieron en el mayor dolor de cabeza de Fujimori y su gobierno, y el mayor motivo de preocupación para los gobiernos de aquellos diplomáticos y rehenes, presos allí por el Tupac Amaru.
Comenzaron entonces a transcurrir los días y a organizarse los suministros, la participación de mediadores, Cruz Roja, Iglesia, medicinas, agua, comidas para 500 personas tres veces por día etc. Esta situación, -extremadamente grave- no era en nada parecida a las comunes que se ven en las películas de SWAT en las que los buenos siempre acaban con los malos sin herir ni matar nunca a un rehén, no, cualquier error implicaría la inmediata protesta del país agraviado por ese error de juicio, y según parecía, -como en efecto fue- los guerrilleros tenían planes, organización y decisión para permanecer el tiempo que fuese necesario. Podrán ustedes imaginar lo que debió ser la permanencia de 500 personas -hombres y mujeres- que debieron estar tranquilos en aquella protocolar recepción diplomática, conversando en voz baja, bebiendo champagne, comiendo canapés y sushi, sometidos ahora a una larga permanencia en una casa no preparada para tal fin, en la que ahora 500 personas tendrían que coexistir.
Muchas veces he tratado de imaginarme lo que debió haber sentido cada uno de los allí recluidos durante semanas, hasta que los guerrilleros accedieron a comenzar a liberar rehenes ante la imposibilidad de convivir con tal aglomeración inmanejable de gente.
Así las cosas, poco a poco, liberaron a varios cientos de personas hasta retener a sólo 72 altos funcionarios de gobiernos.
Los días transcurrieron tediosos y tensos durante cuatro meses continuos, en los que el gobierno tuvo que tomar decisiones cada día.
Los ciudadanos secuestrados por las FARC o ELN durante años, deben llegar a un estado tal de desesperanza que si alguna vez son devueltos a sus afectos y vidas, necesitarán ayuda por años para poderse recuperar. Imagino que al igual que a las puertas del infierno de Dante, en la entrada del campamento debe haber un letrero con la frase: "Quien entre aquí, pierda toda esperanza".
Recordarán muchos de ustedes al célebre William Frank Niehaus, secuestrado durante varios años por las guerrillas en los años 70, que finalmente nunca pudo recuperarse psicológicamente de aquel episodio que le robó la vida durante años, y que una vez liberado nunca pudo reconstruir su psiquis.
Se ha especulado mucho sobre si los miembros del SAS (Secret Air Service) británico participaron en el adiestramiento de aquel grupo, formado por los 140 mejores efectivos de operaciones especiales con que contaba Perú. Nunca se supo si ello fue cierto, pero lo que sí es cierto es que la toma sorpresiva de la embajada el 22 de abril de 1997 sorprendió al mundo, que aunque desconocía detalles de las operaciones en marcha para el rescate, si comprendía que cuando se hiciese -con el resultado que fuera- lo sería porque no habría ninguna otra alternativa, por lo que los gobiernos estaban resignados a un final posiblemente sangriento, y mientras tanto, el mundo contenía la respiración.
También lo estaban los rehenes dentro de la embajada, quienes a pesar de conocer algunos de ellos secretamente y mediante claves que se acercaba el día del rescate, no tenían comunicación directa con el gobierno en las afueras, por lo que desconocían de qué manera debían actuar en el momento que las operaciones se iniciaran, las cuales creo que imaginaban de modo muy distinto a como finalmente ocurrieron.
Cuando a finales de diciembre 96 le fue presentado el borrador del plan de toma de la embajada, inspirado en la forma como los residentes de Chávin de Huántar se refugiaban de sus enemigos en túneles bajo tierra, a Fujimori le pareció apropiado el nombre de la operación y así fue llamada.
Aclaro que "Chávin de Huántar" es el nombre de una localidad preincaica sita en la provincia de Huari, y su templo construido 327 años AC. Este lugar aloja como centro de todo el asentamiento un templo erigido a sus dioses, unas deidades terribles y atemorizantes de las que muchos, dicen que inspira una sensación de temor y una presencia muy palpable, algunos dicen que si el mal como esencia existe, este reside en Chávin de Huántar donde según arqueólogos se cometían terribles sacrificios a esos dioses que adoraban y a los cuales temían.
Comenzó así la aplicación de las estrategias de prolongación y cansancio. Primero se suspendieron los servicios de agua y luz, volviendo más precaria la estancia de aquellos 72 rehenes y sus secuestradores. Con el paso del tiempo, el tedio comenzó a hacer efecto en aquellos que para poder matar el tiempo y la espera que se extendía, comenzaron a hacer actividades tales como jugar fútbol en el salón de recepción. Mientras algunos jugaban y otros vigilaban, unos mineros del sur del país cavaban túneles que con el paso de los meses y con tecnología GPS lograron llegar exactamente hasta el lugar decidido.
Mientras tanto, un grupo de 140 de los mejores hombres escogidos entre la policía nacional, ejército, marina y aviación se preparaban minuciosamente para el asalto final, y otros grupos causaban molestias desde el exterior de la embajada con parlantes a todo volumen, disparos al aire, lanzando piedras y haciendo ruido a fin de opacar el ruido propio de los martilleos de las excavaciones debajo del lugar.
El 22 de abril de 1997, a las 15:17 horas, Fujimori tomó la más importante decisión que nunca le tocara tomar durante su presidencia: ordenó la toma final de la embajada. Setenta de aquellos hombres rodeaban los predios de la embajada mientras otras varias docenas se preparaban en diferentes escenarios para el ataque final desde el exterior de la sede. Seis minutos después de ordenada la toma, una enorme explosión que pareció la erupción de un volcán destrozaba el suelo del salón principal donde varios guerrilleros hacían su habitual partido de futbolito para matar el tedio. La serie de explosiones eran causadas por una cadena de cargas que habían sido cuidadosamente distribuidas en sitios y tiempos para lograr la mayor efectividad. La sorpresa de esta tremenda explosión generada dentro de la embajada y desde cuyo hueco, salían como hormigas efectivos armados disparando con precisión, causó tal desconcierto entre todos los habitantes de la embajada, que no alcanzaban a digerir la sorpresa de la invasión de docenas de funcionarios entrando a los diferentes salones y habitaciones por todas partes, suspendidos desde helicópteros al techo, ventanas, paredes demolidas por explosiones etc.
Para la acción final fueron destacados particularmente dos coroneles, uno de ellos muy allegado al célebre Vladimiro Montesinos, el otro, del ejército. Personalmente liquidaron a los dos principales dirigentes de aquellos guerrilleros, entre ellos al famoso Zerpa Cartolini, cuyo nombre ha sido tomado recientemente por un grupo sedicioso.
El saldo final, después de 28 minutos de intensa acción de guerra fue de un rehén y dos soldados muertos así como nueve más heridos, pero todavía los estudiosos de estas operaciones de rescate, no comprenden como la operación resultó tan efectiva y limpia después del ataque de 140 hombres armados hasta los dientes disparando a discreción en un recinto cerrado y con espacios dispersos, y con fuego de respuesta por los guerrilleros, que combatieron ferozmente en ese encuentro final del todo por el todo, y particularmente, no lo entienden los norteamericanos. Menos entienden cómo esos cholitos impreparados, sin tener al teniente de SWAT de Hollywood, pudieran acometer semejante y exitosa faena.
En Chávin de Huántar, en uno de sus ancestrales corredores, una deidad de piedra aterroriza a quienes le observan. Es el Lanzón Monolítico, una especie de tótem de cinco metros de altura, sobrecogedora piedra desde cuya imponente superficie feroces divinidades, mezcla de hombres, aves, pumas y serpientes contemplan con ojos desorbitados atemorizando con su sola presencia.Chávin de Huántar, no pudo escogerse mejor nombre. Cuando haya
transcurrido tiempo suficiente y la historia asuma las perspectivas que debe tener, a Fujimori se le reconocerán méritos muy importantes, además de sus pecados, que sin duda son muchos, pero su lugar en la historia de ese país no será el de hoy: juzgado por sus excesos, y por habérsele descubierto actos que de manera subrepticia todos o casi todos los gobiernos a veces tienen que acometer ante situaciones caóticas causadas por individuos que creen tener el derecho y la convicción de lo que hacen, deconociendo derechos, leyes, vidas y propiedades.
Fujimori, con sus nervios de acero y su decisión pudo afrontar males que ningún otro pudo antes, y componer un rumbo torcido que llevaba a la ruina a su país, que con inflaciones astronómicas cambiaba sus billetes por su peso en papel para poder comprar alimentos.
Hoy encontramos que a Fujimori se le juzga por haber violado los derechos de sus enemigos, aquellos que fueron liquidados durante la recuperación de la embajada, aquellos que asesinaron sin compasión a campesinos, ciudadanos civiles ajenos a su lucha y a tantos inocentes más. Me pregunto si le abonarán en cuenta el haber reenderezado el caótico rumbo económico de su país, y el desastre social de anarquía que encontró. Seguramente no.
Sin duda, las generaciones que nos sigan en las próximas décadas tendrán que encontrar la manera de poder defender a sus sociedades de estos peligros, que hoy en día son juzgados con leyes insuficientes que no contemplaron tal cantidad y calidad de maldad y peligros nacionales que hoy día azotan al mundo.
El narcotráfico, la mafia rusa, los armamentos biológicos y químicos, los elementos nucleares sin el debido control, el terrorismo indiscriminado contra civiles inocentes, los secuestros, el fanatismo radical de militantes de religiones como el Islam, todos estos son males que como el cáncer, sigilosamente comienzan a ganar lugar en el comportamiento del mundo, y cuando el mundo intente reaccionar a ello, no podrá hacerlo pues serán males ya metastásicos.
Ejemplo de ello lo vemos en Europa y su timorata posición respecto al Islam y las pretensiones de los extranjeros musulmanes de imponer sus costumbres en un continente cristiano, y mayoritariamente católico, amparados justamente en aquellos derechos humanos y civiles que esas naciones han desarrollado en sus constituciones nacionales, avanzando en la dignificación y civilidad de sus ciudadanos y sociedades, y de los cuales aquellos no disfrutan ni toleran en sus propios países.
Al Qaeda, las FARC y ELN, guerrillas y bandas armadas que destrozan países haciéndolos invivibles, parias, sumiendo al mundo en un estado de incertidumbre por su futuro, son males que el mundo tendrá que aprender a legislar para erradicarlos definitivamente, so pena de que continúen avanzando como lo hacen.
La historia, dama que llega siempre tarde… hay que esperar para poder luego decir: si hubiéramos hecho esto o aquello....
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