ANÁLISIS: El golpe más duro a las FARC
IBSEN MARTÍNEZ 04/07/2008
Las primeras reacciones ante el incruento rescate de los rehenes del llamado Frente Primero de las FARC son elocuentes. La de Evo Morales, por ejemplo: "Es muestra de las FARC que liberan a los detenidos y de las conversaciones que empezó el compañero Hugo Chávez que hay que saludar, que ha contribuido con la liberación acordada mediante el diálogo".
Obviamente, Morales brindó tal declaración a las agencias sin haberse informado debidamente de que las FARC no pusieron en libertad a nadie en atención a sugerencia alguna de Chávez.
Las palabras de Morales (enhebradas, como siempre, con profusión de la partícula que) muestran a las claras cuán imbuido está de la idea de que el venezolano Chávez "conduce" el proceso político latinoamericano, aunque en lo que va de año haya mostrado justamente lo contrario.
Otra reacción sugestiva se hizo sentir en las calles de Caracas, tan pronto se supo la noticia del rescate. Las jubilosas caravanas de coches cuyos ocupantes hacían sonar la bocina acompasadamente, tanto como los vítores y exaltados brindis en los restaurantes, harían pensar que Venezuela, país mayoritariamente aficionado al béisbol, hubiese ganado la Copa Europa.
Los bogotanos, a diferencia de los caraqueños, juntan a su proverbial cortesía la parquedad propia de los montañeses andinos, en abierto contraste con nosotros, los jacarandosos caribes caraqueños. Por eso sorprendió mucho ver ayer tarde una Bogotá tan ruidosa en su júbilo como lo pudo ser Caracas.
La reacción propiamente oficial venezolana se hizo, sin embargo, esperar hasta casi la media noche. Fue muy de agradecer que Chávez no perorase por televisión durante horas.
El escueto comunicado de su Cancillería, empero, no dejó de recordar que la mediación de Chávez "condujo a las primeras liberaciones de ciudadanos colombianos por las FARC". Con ello se refiere también, sin proponérselo, a la fallida Operación Emanuel que Oliver Stone no pudo filmar en diciembre pasado.
El comunicado añade que "el Gobierno venezolano se suma al júbilo por el feliz acontecimiento" y "reitera la solicitud hecha pública a las FARC para que liberen a los cautivos que todavía mantienen en su poder. Deseamos igualmente que este hecho abra el camino hacia el acuerdo humanitario, el desmontaje de la guerra y el logro extraordinario de la paz".
Vivir para ver: se trata del mismo Gobierno encabezado por un hombre que hace sólo seis meses reclamaba para los narcoterroristas de las FARC el reconocimiento internacional debido a una insurgencia legítimamente beligerante.
Acaso tengan razón quienes aquí dicen que el ordenador de Raúl Reyes, capturado en marzo por el Ejército colombiano, está "envenenado" y es cosa de miedo. Y que pensar mucho en su contenido ha ayudado a Chávez a cambiar de idea.
Ibsen Martínez es escritor venezolano.
IBSEN MARTÍNEZ 04/07/2008
Las primeras reacciones ante el incruento rescate de los rehenes del llamado Frente Primero de las FARC son elocuentes. La de Evo Morales, por ejemplo: "Es muestra de las FARC que liberan a los detenidos y de las conversaciones que empezó el compañero Hugo Chávez que hay que saludar, que ha contribuido con la liberación acordada mediante el diálogo".
Obviamente, Morales brindó tal declaración a las agencias sin haberse informado debidamente de que las FARC no pusieron en libertad a nadie en atención a sugerencia alguna de Chávez.
Las palabras de Morales (enhebradas, como siempre, con profusión de la partícula que) muestran a las claras cuán imbuido está de la idea de que el venezolano Chávez "conduce" el proceso político latinoamericano, aunque en lo que va de año haya mostrado justamente lo contrario.
Otra reacción sugestiva se hizo sentir en las calles de Caracas, tan pronto se supo la noticia del rescate. Las jubilosas caravanas de coches cuyos ocupantes hacían sonar la bocina acompasadamente, tanto como los vítores y exaltados brindis en los restaurantes, harían pensar que Venezuela, país mayoritariamente aficionado al béisbol, hubiese ganado la Copa Europa.
Los bogotanos, a diferencia de los caraqueños, juntan a su proverbial cortesía la parquedad propia de los montañeses andinos, en abierto contraste con nosotros, los jacarandosos caribes caraqueños. Por eso sorprendió mucho ver ayer tarde una Bogotá tan ruidosa en su júbilo como lo pudo ser Caracas.
La reacción propiamente oficial venezolana se hizo, sin embargo, esperar hasta casi la media noche. Fue muy de agradecer que Chávez no perorase por televisión durante horas.
El escueto comunicado de su Cancillería, empero, no dejó de recordar que la mediación de Chávez "condujo a las primeras liberaciones de ciudadanos colombianos por las FARC". Con ello se refiere también, sin proponérselo, a la fallida Operación Emanuel que Oliver Stone no pudo filmar en diciembre pasado.
El comunicado añade que "el Gobierno venezolano se suma al júbilo por el feliz acontecimiento" y "reitera la solicitud hecha pública a las FARC para que liberen a los cautivos que todavía mantienen en su poder. Deseamos igualmente que este hecho abra el camino hacia el acuerdo humanitario, el desmontaje de la guerra y el logro extraordinario de la paz".
Vivir para ver: se trata del mismo Gobierno encabezado por un hombre que hace sólo seis meses reclamaba para los narcoterroristas de las FARC el reconocimiento internacional debido a una insurgencia legítimamente beligerante.
Acaso tengan razón quienes aquí dicen que el ordenador de Raúl Reyes, capturado en marzo por el Ejército colombiano, está "envenenado" y es cosa de miedo. Y que pensar mucho en su contenido ha ayudado a Chávez a cambiar de idea.
Ibsen Martínez es escritor venezolano.
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