Mis lectores saben que hace unas semanas estuve en Colombia. Saben también que cuando viajo más bien me mudo. Doquiera que voy me instalo, leo periódicos, veo TV, escucho radio, voy al mercado, camino por las calles, me siento en bancos de plaza, hablo con cuanta persona me sea posible, hago lo indecible para no ser una extraña en ese lugar.
Una nochecita, luego de haber "caminoteado" por Bogotá, nos echamos a ver televisión colombiana. Una cuña llamó mi atención. La tecnología permite brindar a ustedes la posibilidad de ver esa pieza. Luego que lo hagan vuelvan a estas líneas.
http://es.youtube.com/watch?v=8XqevF8s6F0
Busco las palabras para esquivar el gastado expediente de las frases hechas. Congratulo al equipo productor de la pieza. Lograron en 30 segundos plantear el "reason why", la promesa básica y la conclusión. Ese mensaje cobra enorme pertinencia a la luz de los acontecimientos del rescate de 15 secuestrados de las garras de los terroristas de la FARC. Lo he escrito muchas veces: triste el país que necesita héroes. Pero mucho más triste el país que cuando los necesita, no los tiene.
Estar secuestrado es de las experiencias más espantosas que alguien pueda vivir. Es un ejercicio de degradación llevada al extremo.
Con maldad, el secuestrador quiere minar las capacidades físicas de los secuestrados, destruir su mente, su moral, su espíritu. En su salvaje sadismo, quiere convertir a su víctima en un guiñapo. De allí la vejación pertinaz, la humillación permanente, la búsqueda de la aniquilación de toda esperanza. Mantener el coraje, la fe, el apego a los principios y a la cordura es de héroes. Eso son los secuestrados, tanto los civiles como los militares y policías. Héroes en un país donde el terrorismo de los guerrilleros despertó la necesidad de tener héroes.
Si Ingrid Betancourt impresiona por su valentía, no menos impactan los policías y efectivos militares que a horas del rescate fueron capaces de tomar un micrófono y mostrar eso que les acompañó durante todos esos años de horrendo cautiverio: la lealtad a su patria, la conciencia moral y ética, la certeza que ese uniforme y sus insignias no son una patente de corso para pisotear a la ciudadanía a la que juraron proteger. ¿Cuánto tomará el convertir a las guerrillas colombianas en periódico de ayer? Poco. En Colombia los héroes sí existen.
smorillobelloso@gmail.com
Una nochecita, luego de haber "caminoteado" por Bogotá, nos echamos a ver televisión colombiana. Una cuña llamó mi atención. La tecnología permite brindar a ustedes la posibilidad de ver esa pieza. Luego que lo hagan vuelvan a estas líneas.
http://es.youtube.com/watch?v=8XqevF8s6F0
Busco las palabras para esquivar el gastado expediente de las frases hechas. Congratulo al equipo productor de la pieza. Lograron en 30 segundos plantear el "reason why", la promesa básica y la conclusión. Ese mensaje cobra enorme pertinencia a la luz de los acontecimientos del rescate de 15 secuestrados de las garras de los terroristas de la FARC. Lo he escrito muchas veces: triste el país que necesita héroes. Pero mucho más triste el país que cuando los necesita, no los tiene.
Estar secuestrado es de las experiencias más espantosas que alguien pueda vivir. Es un ejercicio de degradación llevada al extremo.
Con maldad, el secuestrador quiere minar las capacidades físicas de los secuestrados, destruir su mente, su moral, su espíritu. En su salvaje sadismo, quiere convertir a su víctima en un guiñapo. De allí la vejación pertinaz, la humillación permanente, la búsqueda de la aniquilación de toda esperanza. Mantener el coraje, la fe, el apego a los principios y a la cordura es de héroes. Eso son los secuestrados, tanto los civiles como los militares y policías. Héroes en un país donde el terrorismo de los guerrilleros despertó la necesidad de tener héroes.
Si Ingrid Betancourt impresiona por su valentía, no menos impactan los policías y efectivos militares que a horas del rescate fueron capaces de tomar un micrófono y mostrar eso que les acompañó durante todos esos años de horrendo cautiverio: la lealtad a su patria, la conciencia moral y ética, la certeza que ese uniforme y sus insignias no son una patente de corso para pisotear a la ciudadanía a la que juraron proteger. ¿Cuánto tomará el convertir a las guerrillas colombianas en periódico de ayer? Poco. En Colombia los héroes sí existen.
smorillobelloso@gmail.com
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