Cómo no regocijarse con un triunfo de las instituciones democráticas y de la libertad, hecho posible por el Presidente colombiano y su gobierno.
Cómo no pensar, al ver este logro, en que ciertamente es posible alcanzar éxitos sobre los violentos, en este caso, sobre fuerzas narcoterroristas como las FARC.
Sin duda, el formidable golpe dado por el ejército colombiano con el rescate impecable de 15 secuestrados, no es sólo un hecho policial extraordinario que dice mucho del profesionalismo de quienes lo ejecutaron.
Es también un hecho político de enorme trascendencia para el hermano país y el hemisferio, cuyas consecuencias positivas se podrán ver a corto y mediano plazo.
Para Colombia, es un gran paso hacia la ansiada pacificación. Ojalá a los lideres de una guerilla golpeada y desmoralizada se les ilumine el entendimiento e inicien un proceso de negociaciones que conduzca a su sometimiento a la Ley y a su regularización política. Ojalá se den cuenta de que su insensata lucha lleva a un callejón sin salida en donde morirán muchos jóvenes.
Sin embargo, no hay que olvidar aquello de que "a Dios rogando y con el mazo dando". Y ésa ha sido la clave de una acertada política adelantada, la llamada "de seguridad democrática", por el gobierno de ése país, por cierto, muy criticada por sectores pacifistas a ultranza. Muy bien lo ha dicho la felizmente rescatada Ingrid Betancourt al momento de su liberación: "Este ejército nos va a llevar a la Paz". Y si bien no sólo con acciones militares se obtendrá la paz, no puede olvidarse que la violencia y delito también deben ser combatidos con las armas legítimas del Estado.
Para el Presidente Uribe la "jugada" no pudo salirle mejor, sobre todo, en un momento en el que se comenzaba a alborotar el ambiente político con duras críticas contra él por su reacción frente a la reciente decisión de la Corte Suprema acerca del soborno a una senadora. Con el espectacular rescate de los secuestrados, Uribe y su gobierno se anotan un tanto, pero ¡qué tanto! Se merecen, de parte de los sectores democráticos del continente, todas las congratulaciones. Las Instituciones, en este caso la militar, funcionaron y el resultado fue formidable: 15 vidas fueron salvadas de las garras de un grupo cruel y despiadado que envenena a los jóvenes del mundo con su tráfico de drogas ilícitas.
Frente a Uribe, su carácter y talante, se puede sostener válidas criticas, pero lo que no puede negarse es que es un demócrata a carta cabal consciente de la responsabilidad histórica que tiene como mandatario de su país. Se equivocan quienes a la ligera lo equiparan o presentan como la otra cara de la moneda que es Chávez. Éste no es un demócrata, y el hecho de que no haya instaurado una tiranía abierta no es porque no lo desee, sino porque los venezolanos se lo hemos impedido.
Tenemos motivos para celebrar. Hoy las FARC han encajado un golpe noble, que acelerará su desintegración ya avanzada. Queda camino por recorrer para doblegarlas. De cualquier modo, todos esperamos que este jaque contundente se convierta en mate pronto.
EMILIO NOUEL V.
Cómo no pensar, al ver este logro, en que ciertamente es posible alcanzar éxitos sobre los violentos, en este caso, sobre fuerzas narcoterroristas como las FARC.
Sin duda, el formidable golpe dado por el ejército colombiano con el rescate impecable de 15 secuestrados, no es sólo un hecho policial extraordinario que dice mucho del profesionalismo de quienes lo ejecutaron.
Es también un hecho político de enorme trascendencia para el hermano país y el hemisferio, cuyas consecuencias positivas se podrán ver a corto y mediano plazo.
Para Colombia, es un gran paso hacia la ansiada pacificación. Ojalá a los lideres de una guerilla golpeada y desmoralizada se les ilumine el entendimiento e inicien un proceso de negociaciones que conduzca a su sometimiento a la Ley y a su regularización política. Ojalá se den cuenta de que su insensata lucha lleva a un callejón sin salida en donde morirán muchos jóvenes.
Sin embargo, no hay que olvidar aquello de que "a Dios rogando y con el mazo dando". Y ésa ha sido la clave de una acertada política adelantada, la llamada "de seguridad democrática", por el gobierno de ése país, por cierto, muy criticada por sectores pacifistas a ultranza. Muy bien lo ha dicho la felizmente rescatada Ingrid Betancourt al momento de su liberación: "Este ejército nos va a llevar a la Paz". Y si bien no sólo con acciones militares se obtendrá la paz, no puede olvidarse que la violencia y delito también deben ser combatidos con las armas legítimas del Estado.
Para el Presidente Uribe la "jugada" no pudo salirle mejor, sobre todo, en un momento en el que se comenzaba a alborotar el ambiente político con duras críticas contra él por su reacción frente a la reciente decisión de la Corte Suprema acerca del soborno a una senadora. Con el espectacular rescate de los secuestrados, Uribe y su gobierno se anotan un tanto, pero ¡qué tanto! Se merecen, de parte de los sectores democráticos del continente, todas las congratulaciones. Las Instituciones, en este caso la militar, funcionaron y el resultado fue formidable: 15 vidas fueron salvadas de las garras de un grupo cruel y despiadado que envenena a los jóvenes del mundo con su tráfico de drogas ilícitas.
Frente a Uribe, su carácter y talante, se puede sostener válidas criticas, pero lo que no puede negarse es que es un demócrata a carta cabal consciente de la responsabilidad histórica que tiene como mandatario de su país. Se equivocan quienes a la ligera lo equiparan o presentan como la otra cara de la moneda que es Chávez. Éste no es un demócrata, y el hecho de que no haya instaurado una tiranía abierta no es porque no lo desee, sino porque los venezolanos se lo hemos impedido.
Tenemos motivos para celebrar. Hoy las FARC han encajado un golpe noble, que acelerará su desintegración ya avanzada. Queda camino por recorrer para doblegarlas. De cualquier modo, todos esperamos que este jaque contundente se convierta en mate pronto.
EMILIO NOUEL V.
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