¿Aguantará el régimen los desmanes de su propia burocracia?
En los comienzos de siglo, Venezuela vivió una tragedia que aún reverbera: el deslave del litoral. Su manejo tuvo la virtud de apuntar a lo que venía. Si nos tomamos el trabajo de volver sobre lo que sucedió después del deslave encontraremos las "claves" fundamentales del comportamiento de esta supuesta revolución, que ya nos va siendo bastante costosa.
Esa experiencia del litoral dio pie a un interesante documental, "Falta un pequeño detalle", que realizaron en el año 2001 dos cineastas europeos, Jean-Charles L'Ami y Fabienne Piot y que se hizo con el premio en su categoría en el Festival de Caracas 2002. El documental sigue los fatigosos pasos de una madre sola con sus cuatro hijos, a quien la tragedia agarró en la zona de Montesano, en el litoral, y a partir de allí tuvo que vivir el largo vía crucis de los miles de damnificados que dejó aquel fenómeno.
Reina, que así se llamaba la protagonista, vivió la amarga experiencia de tener que padecer los desmanes y desvaríos de la burocracia oficial. Son estos los que dan el título al documental. Cada vez que parecía que todo se les iba a resolver a estos infortunados damnificados, la burocracia se sacaba de la manga un pequeño detalle, que los reponía de nuevo en su calvario.
Este video -que todos deberían ver- fue realmente premonitorio. A cada rato y en cualquier ámbito aparecía, tenebrosa, la burocracia oficial, para sabotear, desvirtuar y hasta desviar lo que el mismo régimen quiere que todos creamos y aceptemos. ¿Qué otra cosa si no es lo que abrumadoramente hace al presente? Basta con un significativo ejemplo: la decisión gubernamental, aparecida en Gaceta, que ¡rebajaba el monto de los pasajes... en tiempos de desatada inflación! Pero lo peor, ésta no sólo desconocía la galopante inflación del momento actual, sino ¡un anterior decreto del mismo Gobierno!
¿Para qué insistir en el fastidioso cuento del Imperio, la CIA, los golpistas, fascistas y demás istas, si la población ha hecho saber dónde está el origen del mal? ¿No les dice algo el que ni siquiera el espantajo de Colombia usurpando nuestros territorios conmueve ni moviliza a nadie? La población intuye, en efecto, que los enemigos del régimen están dentro y que su acción corrosiva lo paraliza.
Hay que abundar en este singular fenómeno porque eso va a ser lo que, en definitiva, liquidará al régimen: eso que sus incontables enemigos llaman la implosión.
Por estos días el Gobierno suspendió una reunión con empresarios para relanzar la actividad económica del país. La razón esgrimida: ¡que no hay ministro de Finanzas!, como si esto tuviera mucha importancia en el estilo de gestión que ha desarrollado Hugo Chávez. Hay allí una muestra de lo que decimos: la burocracia que dice y se desdice a cada rato, pero que lo hace porque realmente ¡no hay Gobierno que la guíe ni la controle!
¿Y qué es lo que hay? Un ogro de Oz que gobierna desde un decorado con cámaras y micrófono. No hay dirección, hay perorata interminable. No hay premios ni castigos, sólo burlas e insultos. Nadie en la burocracia oficial ("poderes públicos" incluidos) sabe en qué ni dónde anda quien les dirige. Y sin cabeza que la dirija la burocracia queda de su cuenta...
La burocracia chavista, para salirse con la suya en cualquier área, inventó una herramienta sensacional: las providencias administrativas. Con ellas a la mano no hay leyes ni reglamentos que le pongan cortapisas, que le echen un parao antes de que logre acabar con el proyecto "revolucionario".
En ningún área esto se ve más claro que en el mundo de la economía, donde sus "efectos" letales son más obvios y contundentes. Todos los días acosan a las empresas con nuevos requisitos, imposibilitándoles un trabajo productivo eficaz. Rápido se ven los efectos: desabastecimiento, escasez y como corolario, la furia de la población.
Un día imponen una medida, que eliminarán al día siguiente para inventar otra y siempre de espaldas a la realidad: la burocracia oficial parece precipitarse al caos y la anarquía administrativa. El resultado inevitable: las propuestas de Hugo Chávez se evaporan; o lo que es peor: terminan produciendo todo lo contrario de lo que dicen querer lograr.
Desde los distintos ministerios disparan disposiciones y decretos que cañonean sin cesar la gestión del régimen. Y la población, airada y envalentonada, toma las calles. La sublevación y la desobediencia de hecho, sin tener que recurrir a ningún 350, brota por doquier. ¿Aguantará el régimen los desmanes de su propia burocracia?
antave38@yahoo.com
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