Nuestro artículo anterior produjo reacciones encontradas, desde la aceptación del planteamiento hasta el rechazo contundente y en algunos casos destemplados, pasando por quienes lo ven como punto de partida para discutir sobre las posibilidades estudiantiles de convertirse o no en factores puntales para la superación de la crisis que destruye cada vez más a este ex país.
Replanteamos un tema recurrente a lo largo del cuarto de siglo de nuestra Cátedra 'Pío Tamayo' de la UCV: el sentido, contenido y proyección de lo que se ha dado en llamar movimiento estudiantil. ¿Qué lo define y determina? ¿Cuáles sus objetivos y logros?
La extensión de la política a la juventud ha sido permanente en un estudiantado que ha dado muestras de sensibilidad, inclinación hacia el cambio y fuerza aprovechable para acciones que redunden en beneficio de intereses distantes al suyo.
Cada organización partidista ha tenido por lo general su fracción estudiantil en los diferentes centros de enseñanza. Sin embargo se han planteado variantes significativas. El 27F-89 marca un punto de inflexión-quiebra en la historia de este ex país. Comienza una crisis de tal profundidad que todavía está en pleno proceso. Y el movimiento político estudiantil no escapa a este designio.
Desde fines de los 60 las estructuras estudiantiles se resquebrajan. El gran boom estudiantil que se da en abril del 60 al dividirse AD y aparecer el MIR, queda atrás ante el fracaso de la lucha armada y la implantación de la violenta pacificación Caldera que comienza por producir el bestial allanamiento del 30-11-1969, cuyo objetivo principal era aplastar el movimiento de la renovación universitaria, como instancia crítica que dirigía sus baterías contra un social-cristianismo, ya disminuido a nivel estudiantil.
Lo que sigue es un progresivo languidecimiento. Los grupos de "la vanguardia encapuchada" ocupan cada vez más espacio.
Las universidades continuaron con su política de roscas, como centro de todos los poderes. La casa de la protesta, los contestatarios y la crítica comienzan a guardar silencio y a albergar resignados. El aviso indicado es impresionante: Aquí no pasa nada. Se impone el vacío y la apatía.
Se puso de lado las instituciones políticas agotadas. Y a nivel estudiantil se hizo más evidente el protagonismo de los grupos dirigentes. El grueso no tiene participación, más allá de una intervención cada vez menos significativa en la cuestión electoral, permanentemente dominada por la abstención.
Y éste es el esquema vigente en la política en general y en la estudiantil en particular a lo largo del llamado "proceso revolucionario" que en sus inicios capta la atención, simpatía y apoyo de un estudiantado siempre atento a las novedades y promesas de cambio.
Sin embargo, la participación de los jóvenes no se hace sentir todavía a la hora de la crisis política que determina la aprobación de las 49 leyes habilitantes en octubre del 2001. Los adultos de la clase media son ya en este momento los actores fundamentales de la protesta de calle que tiene entre sus primeras señales la concentración de madres en la Plaza Brion, haciendo una advertencia: ¡Con mis hijos no te metas! Una contundente respuesta a la primera amenaza de controlar la educación a partir de la orientación y supervisión cubana. Todavía el 11A-02 el grueso de los estudiantes no tiene participación de calle. Mientras se realizaban las marchas de protesta que culminan con la masacre de Miraflores, en la UCV, por ejemplo, todo estaba en calma y no se perdió ni una hora de clase por culpa del acontecer político, mirado desde la alta casa de estudios como algo exterior.
Igual ocurre a la hora del llamado "paro petrolero" o en las movilizaciones que culminan en el Referendo del 15A-04. En la campaña para las elecciones presidenciales del 03D-06 es cuando comienza a verse alguna participación estudiantil. Y esto es producto, entre otras cosas, de la existencia de un plan concreto y específico del ejecutivo por ponerle la mano a las universidades y profundizar su "proyecto de inclusión" a través de la Misión Ribas y de la Universidad Bolivariana.
Para cumplir con esta finalidad ya había lanzado en enero del 2005, el decreto 3.444, con el propósito de intervenir la autonomía universitaria. En su momento lo denunciamos sin lograr ningún apoyo en la comunidad estudiantil y profesoral ocupada en sus cosas personales o profesionales.
El avance del proyecto oficialista es lo que produce algunos conflictos a nivel de grupos políticos opositores, el desplazamiento de militantes y el comienzo de una tímida presencia de ellos en actividades políticas de calle.
Pero el grueso estudiantil, como señalamos en nuestro trabajo anterior, logra lo que se ha calificado como "despertar" a la hora del cierre de la señal de RCTV. No es verdad que las movilizaciones que comienzan el 28M-07 sean espontáneas. Responden a un plan en el cual intervienen actores políticos y mediáticos. En principio esto es lógico porque el fondo de lo planteado es la amenaza a la libertad de expresión.
Pero continúa el estudiantado sin organización autónoma e independiente. Forma parte de políticas que hasta el presente han jugado y siguen jugando al fracaso, como lo demuestra la carrera electoralista por profundizar el fraude del 02D-07 que consideran como una victoria, cuyo resultados finales comprometen al CNE y "las oposiciones" portadoras de las actas.
Y esta trampa tampoco ha sido denunciada por una dirigencia estudiantil que sabe lo que pasó y que guarda silencio militante y cómplice. Y es por ello que el grueso del estudiantado, distante de la política partidista a la cual fue arrastrado por la emoción, ha vuelto a posiciones de muy poca movilización.
En ningún momento hemos hecho acusaciones ni particularizado responsabilidades. Sin embargo, el Presidente de la FCU-UCV (caso único), se ha sentido aludido por las líneas publicadas y ha llegado a decir que injuriamos su movimiento que es puramente estudiantil y no tiene contenido político ni mediático.
Lo habíamos invitado al foro realizado el 26/05/08: El 28 de Mayo del 2007: ¿Nació un nuevo movimiento estudiantil? Aceptó participar y no asistió. Y cuando nos pide un "derecho a réplica" lo invitamos a la Cátedra a debatir sobre el tema y tampoco asistió.
Al explicar su no asistencia, en un segundo papel que nada se parece en contenido y redacción al primero, dice que lo injuriamos pero que cree que es sin mala intención porque no conocemos el asunto estudiantil.
Pero más allá de esta diatriba, el momento actual exige sobrepasar prepotencias y protagonismos y hacer bueno el debate de ideas y perspectivas. Ese es el mensaje de la CPT y el CEHA de la UCV.
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