Alrededor de 40 voluntarios se alistaron en
las filas de los ejércitos que combatieron durante el conflicto europeo,
de ellos 25 lo hicieron del lado francés
Apenas tres meses antes, familiares de su madre, que vivían en Francia e Inglaterra, habían escrito para pedir voluntarios a la causa aliada por las bajas en las filas. Mario Velásquez fue el único pariente en Venezuela que respondió al llamado en 1915.
Archivos militares de Francia indican que, a los 30 años de edad, Velásquez era un mecánico de La Guaira, pero una vez en Europa recibió entrenamiento militar.
Solo combatió tres meses, pero se calcula que estuvo en más de 80 misiones y enfrentó a las mejores unidades de caza alemanas, el fuego antiaéreo y el frío del otoño europeo. Según los registros franceses, voló casi todos los días finales del conflicto, hasta que el 7 de noviembre fue herido en una pierna. Cuatro días después se firmó el armisticio.
De regreso en Venezuela, fue periodista y escritor de cuentos y ensayos, pero nunca dejó nada por escrito sobre su experiencia en la Gran Guerra, cuyo centenario se conmemora este año.
Al igual que Velásquez, se calcula que alrededor de 40 venezolanos participaron en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Veinticinco lucharon del lado francés, cuatro de ellos en la Legión Extranjera. Una placa en la plaza principal del Colegio Francia, en la urbanización Campo Claro, recuerda a los 12 que murieron en combate. El pasado 11 de noviembre se celebraron 96 años del final de un conflicto que dejó cerca de 10 millones de muertos.
La historia de Velásquez y de otros héroes venezolanos fue contada por el investigador Clemente Balladares, quien junto con la Asociación Franco-Venezolana de la Legión de Honor francés hizo un estudio sobre estos veteranos de guerra de los que poco o nada se menciona en los libros de texto.
Médicos y poetas en batalla
La efervescencia de la guerra motivó a estos venezolanos a sumarse a las filas. “Enviaron afiches y convocatorias pidiendo voluntarios en las colonias o donde tenían representación. En la prensa venezolana se veía mucho. Ellos respondieron al llamado principalmente por tener lazos familiares o por sentir simpatía por Francia”, comentó Balladares.
La mayoría ya se acercaba a los 30, lo que superaba el promedio de edad para alistarse. Sin embargo, el valenciano Enrique Tejera fue la excepción. A sus 18 años fue chofer de ambulancia en el penúltimo año de la guerra. Transitó con el vehículo de delgadas ruedas por caminos poco pavimentados o por trechos enlodados para sacar a los heridos. A su regreso al país se graduó de médico. También estuvo el doctor Diego Carbonell Espinal, nacido en Cariaco en 1884, quien trabajó en el sistema de salud francés durante el conflicto bélico. Se convirtió en rector de la Universidad de los Andes en 1917 y de la Universidad Central de Venezuela en 1924.
La Gran Guerra sorprendió al andino José de Jesús Sánchez en Suiza, quien había luchado contra la Revolución Libertadora como edecán de Juan Vicente Gómez. Participó en las batallas de Verdún y Somme, y murió en combate en 1918. Eleazar López Contreras le rindió honores en Francia.
También se recuerda la historia de Ismael Urdaneta, un poeta trujillano que peleó contra los otomanos en los Dardanelos y cuyas experiencias quedaron reflejadas en los escritos “Mi vida en la legión” y “Una noche en Odessa”; y la del caraqueño Reynaldo Hahn, un músico que a los 38 años de edad fue soldado raso en la costa sureste de África hasta 1915 y que luego de la guerra se convirtió en director de ópera en Cannes.
El trabajo de Balladares y de la Asociación Franco-Venezolana de la Legión de Honor, que será expuesto en 14 pendones en la biblioteca de la Universidad Simón Bolívar desde el 26 de noviembre, busca preservar el recuerdo de estos combatientes ignorados de la historia universal tradicional, así como rememorar un conflicto que fue producto de la exacerbación de los nacionalismos.