El maratón electoral
Está en juego la estabilidad nacional, la confianza en las instituciones y salir del marasmo...
FRANCISCO JOSÉ VIRTUOSO | EL UNIVERSAL
jueves 10 de noviembre de 2011 12:00 AM
En octubre de 2012 comienza nuestro largo maratón electoral, que se desarrollará en tres eventos y se prolongará hasta abril de 2013. De cómo se desarrollen las campañas entre las diversas opciones en competencia y de cómo se garanticen la transparencia de los procesos de elección y la pulcritud de los resultados dependerá el fortalecimiento o debilitamiento de la estima de nuestra democracia, y, consecuentemente, de la legitimidad política de nuestras instituciones y sus representantes.
El país se ha hecho más protestón y demandante de soluciones eficientes, la deuda social sigue vivita y coleando. La gente es más consciente de los problemas y las grandes dificultades que atravesamos. A su vez, las personas no están secuestradas por una ideología, ni por una tendencia política, ni entubadas en una dirección. Por todas partes se reivindica la libertad y el derecho a disentir. En ese sentido, Venezuela es un país mucho más maduro políticamente, plural y diverso.
En este clima se requiere de campañas electorales con propuestas y liderazgos que se salgan del estándar tradicional. A aquellas propuestas electorales que simplemente jueguen a la verborrea demagógica y populista se les verán pronto las costuras. El liderazgo que se contente con el show mediático, seguro que entretendrá, pero no convencerá.
Una campaña efectiva en estos tiempos será aquella cuyos programas y propuestas sean el resultado de un gran diálogo nacional, de una profunda empatía con las sensibilidades de la gran mayoría. Los candidatos tienen que esforzarse por ser una voz que exprese la polifonía de sonidos que componen nuestra música de fondo.
Además, un tono respetuoso en el debate, un discurso abierto a la crítica y a la disidencia libre y sin miedo, serán bien recibidas en un ambiente aburrido y cansado de la polarización estridente. Esto vale tanto para el candidato del gobierno como de la oposición.
El otro gran reto es garantizar institucionalmente la transparencia de los procesos electorales y la pulcritud de sus resultados. El Consejo Nacional Electoral tiene que ser un árbitro creíble para todos, los partidos políticos y las organizaciones de la sociedad civil tienen que sentirse involucrados y tomados en cuenta. Por supuesto que la observación electoral plural, nacional e internacional, realizada con un alto nivel de profesionalismo, es fundamental para fortalecer la credibilidad.
Lo que está en juego no es simplemente el relevo o la continuidad de la representación política, es la estabilidad nacional, la confianza en las instituciones, salir del marasmo en el que nos encontramos. Nos jugamos la legitimidad política y los próximos procesos electorales pueden contribuir o no a encontrarla.