Como era de esperarse,
Venezuela y su histriónica canciller salieron con los platos rotos en la
cabeza de la reunión extraordinaria de la Organización de Estados
Americanos. A estas alturas, los cancilleres están muy amolados y no
comulgaron con ruedas de molino, y mucho menos con una fantasía
inventada desde Cuba para que Venezuela no quedara tan mal ante el
cúmulo de evidencias que Estados Unidos ha acumulado sobre las profundas
implicaciones que tiene el gobierno en las actividades de narcotráfico
desde nuestro territorio.
+Las
autoridades estadounidenses y los medios de comunicación habían
advertido sobre la gravedad de este problema, pues al producirse una
regresión de las actividades ilegales llevadas a cabo por los grupos
guerrilleros en suelo colombiano resultaba lógico que estos trasladarían
parte de su negocio hacia territorio venezolano.
No
estaban muy equivocados quienes en su momento advirtieron sobre el
peligro que no sólo se cernía sobre Venezuela, sino que también
afectaría a Brasil, Argentina, Bolivia, Perú y desde luego Guyana, que
constituye hoy por hoy uno de los puertos de abastecimiento y embarque
hacia Europa y África. Recordemos que el hijo del presidente de Surinam
acaba de ser condenado por tráfico de drogas desde su país hacia Estados
Unidos.
La canciller venezolana se
quedó hablando sola sobre una invasión y una guerra que solo existe en
la mente hueca de la cúpula rojita, como bien pueden explicarlo con
suficientes argumentos los generales chinos y el alto mando militar
ruso. Estas fantasías propias de mentes descocadas y producto de una
escasa formación profesional no la iban a aceptar las delegaciones y los
cancilleres presentes.
La verdadera
amenaza para Venezuela no está en el poderío militar estadounidense ni
en su fortaleza económica, sino en la propia debilidad que está
demostrando el gobierno nacional al conducir al país a la ruina, la
escasez y la violencia. Al degradar su condición de Estado organizado
pone en evidencia su debilidad y su incapacidad de enfrentar con
valentía y coraje al enemigo, como lo hizo Bolívar en los momentos en
que la patria tenía enemigos por doquier. El gobierno de Nicolás se
atreve a desafiar a un país poderoso y experimentado, sabiendo que
apenas cuenta con el apoyo de 20% de la población. Olvida Maduro y sus
rollizos militares que la defensa de un país es una responsabilidad de
todos y cada uno de los ciudadanos y no solo de un partido. Son tan
ignorantes que llegan al punto de olvidar nuestra historia patria y las
hazañas que se cumplieron para expulsar a los ocupantes del suelo
venezolano.
Como bien lo trasmitieron
ayer las agencia internacionales de noticias, la “mayoría de los
Estados miembros de la OEA llamó a un diálogo entre Estados Unidos y
Venezuela”. Fue un verdadero fracaso para Delcy Rodríguez pues la sesión
extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, convocada para
escuchar a la canciller venezolana no resultó en ninguna declaración
formal del organismo.
Editorial del Nacional
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