PAULINO ROMERO
C.*
(Publicado en el diario Panamá América, lunes 16 de
diciembre de 2013)
En día de mañana (17 de diciembre
de 2013), la
Sociedad Bolivariana de Panamá, conmemora el 183 aniversario
del fallecimiento de Simón Bolívar. Hace
4 años al hacer remembranzas de la muerte del “Capitán de la dignidad de
América”, en nuestra nota sobre el particular, señalábamos entonces:
Creemos que es afortunada y feliz la
ocasión que nos reúne para recordar a nuestro Libertador, justo en estos
momentos difíciles que vive América Latina y el mundo, porque no se trata solo
de rendir homenaje a una figura gloriosa ligada a la historia de los países hermanos
y amigos, sino también de la oportunidad para hacer una toma de conciencia,
ante lo que Bolívar como figura universal significa; ante lo que fue y representa para la humanidad;
una oportunidad de recoger y aceptar su mensaje.
Bolívar nació en Caracas, Venezuela, el
24 de julio de 1783, y murió en Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de
1830. La obra de Bolívar no fue la negación de
España sino la afirmación de América. España sembró Cabildos y cosechó Repúblicas. ¡De la vida de Bolívar mucho se ha dicho, mas no todo está ya
dicho! Conociendo lo grandioso de su
obra, cada vez que volvemos sobre ella nos sobrecoge un sentimiento de
admiración y perplejidad. Resistimos en esta ocasión, la tentación de
entrar en diversas consideraciones sobre esos aspectos. Nos permitimos solo destacar una idea, para
ofrecerla como punto central de reflexión: Bolívar, como prueba de lo que es la
voluntad de un hombre, cuando ella es tomada por las fuerzas universales de la
evolución, que determinan la historia.
La permanencia y universalidad del
aporte de Bolívar al progreso social, radica justamente en que su concepción
del Estado está en función del hombre, de la intrínseca dignidad del ser
humano. La libertad en la concepción de
Bolívar es el ejercicio de la virtud, la opción por el bien. En
nuestro mundo actual, donde la concepción totalitaria del Estado lleva con
abundantes espejismos a repetidas y trágicas vulneraciones de la dignidad
humana, en el orden político, el pensamiento del Libertador sigue siendo un aporte extraordinario al progreso social.
Pensando en la permanencia y
universalidad de su pensamiento, en su aporte al progreso social, en su
obsesión libertaria, se encuentra en el Libertador lo que más de siglo y medio después
tipifica una de las facetas más hermosas del pensamiento de un gran hombre:
Libertad para que el hombre sea hombre, como vino a ser establecido en la Carta de las Naciones Unidas,
el documento de mayor jerarquía en la
diplomacia mundial. Bolívar señaló
caminos adelantados a su época para la convivencia de los hombres integrados en
sociedades de naciones.
Hoy día, 183 años después de su muerte,
Venezuela está gobernada por la ignorancia supina que autentica un hombre llamado Nicolás
Maduro. Es el hazmerreir del
continente; un pésimo comediante, fingido, que quiere aparecer como el “Hugo Chávez
resucitado” (?) En realidad, es penoso y
vergonzante saber que la patria del Libertador
Simón Bolívar, de Francisco Miranda, de Andrés Bello, de Rómulo Gallegos, de
Rómulo Betancourt y otros meritorios demócratas venezolanos, haya terminado en
las manos de un oscuro conductor de autobús (Maduro).
Es digno de mención el
gobierno de Rómulo Betancourt (1958-1963), el cual se preocupó por el
mejoramiento de la educación y de la seguridad social, el progreso de la
agricultura, la redistribución de los latifundios y el aprovechamiento
hidroeléctrico. Pero hubo de hacer frente a guerrillas castristas (FALN) y a
sublevaciones extremistas de derecha, en general promovidas por elementos del
ejército apoyados por el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
Y volviendo a Simón
Bolívar, se me aparece como una de las principales figuras del siglo XIX y como
una de las personalidades más grandes de todos los tiempos. Tenemos conciencia
de su grandeza, aunque no fue un individuo infalible.
Quiso
que América estuviese presente como unidad, en la cual serviría de garante de
que de allí en adelante serían los medios conforme al derecho, en paz y
entendimiento, como las naciones y los pueblos habrían de resolver sus
controversias.
*Pedagogo, escritor,
diplomático.
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