-Alberto Rodríguez Barrera-
En
la presente orgía plutocrática del chavismo, botín generador de un
deterioro social descomunal, no existe interés ni comprensión de Marx, a
no ser en el deseo descocado de querer “salvar a los hombres, salvar a
la humanidad”. Marx trató de entender al hombre a partir de la necesidad
y la miseria, de su ruina corporal y anímica, partiendo de su visión...
“marxista”. No estaba de acuerdo con Hegel, pero partió del concepto
hegeliano de la “sociedad burguesa”, afirmando que la conciencia humana
era “un producto social” y aplicando su concepción materialista de la
historia.
No se puede negar que la necesidad de una economía mundial es/fue
un conocimiento tardío de los Estados comunistas, y fascistas. Pasó
mucho tiempo para que los economistas de todos los Estados llegaran a
un conocimiento claro de las relaciones económicas mundiales. Hoy se
puede registrar ese proceso. Y esto tiene que ver muchísimo con Marx,
porque su punto de vista era solamente nacional-económico, y porque su
pensamiento en miseria y crisis económicas está superado y hay que
archivarlo. Esto no lo supieron antes ni lo saben ahora los chavistas
que se perdieron en bochinches universitarios, cuartelarios y que
improvisan en el gobierno. Para reconocer los hechos económicos
mundiales, hoy en día, hay que apartarse de Marx y superarlo.
La importancia de Marx estuvo en que abrió una brecha para la
justicia social (sin hacer feliz a la humanidad con una mejor
filosofía). Mostró la existencia de grandes errores sociales,
reclamándole ética a los responsables, “a la fealdad moral de una
sociedad adquisitiva sin protección para su fuerza de trabajo
industrial” (Sabine). El hombre se hallaba “enajenado” y Marx se
conmovió por la miseria, por lo equivocado en el proceso del trabajo, y
creyó ver una salida en la lucha contra el capitalismo.
Hoy sabemos que Marx tomó de Ricardo la ley del valor y la acomodó a
sus fines. La visión de Marx de la “economía”: el trabajo, el capital y
la intelligentzia forman los factores económicos decisivos en el
sistema capitalista; la clase trabajadora y la capitalista son enemigos
mortales; la clase trabajadora ha descendido hasta el proletariado, que
es explotado por la clase burguesa (capitalista); así se llega a la
lucha de clases que, según Marx, debe llevar a la emancipación del
proletariado, única consciencia verdadera de la autorrealización del
hombre; y tal camino a la “libertad” pasa por la dictadura del
proletariado hacia la “sociedad sin clases”, meta final de la evolución
social. (Esta ideas se encuentran en “Manuscritos económico-filosóficos”
de 1844 y se complementan con “El Capital”.)
En la introducción a la “Contribución a la crítica de la economía
política”, con suma insostenibilidad científica, Marx dijo: “En la
producción social de su vida los hombres están sujetos a determinadas
condiciones necesarias, independientes de su voluntad, condiciones de
producción que corresponden a un determinado grado de desarrollo de su
productividad material. La totalidad de estas relaciones de producción
forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que
se levanta una supraestructura jurídica y política y a la cual
corresponden determinadas formas de consciencia sociales. El modo de
producción de la vida material condiciona absolutamente al proceso
social, político y económico”.
Refutación científica: no hay ningunas relaciones de producción
necesarias; los hombres tienen una voluntad más o menos libre que ayuda a
conformar su vida, que no está condicionada por el determinismo según
el cual todo está establecido; existe el inextirpable azar; al no haber
relaciones de producción necesarias, tampoco existe una
“supraestructura” jurídica y política a la que corresponden determinadas
formas de conciencia... Las condiciones económicas no son el único ser,
están los mucho más importantes de lo inmanente y lo trascendente (cosa
que Marx sabía pero no reconoció). Al negar las esencialidades de la
existencia humana, Marx cayó en el dogmatismo (no posible de fundamentar
científicamente); porque al ser unilateral, es insostenible una
doctrina social materialista (no se hace justicia a la ética que influye
en nuestra vida).
En el Manifiesto Comunista (1848), Marx declaró que el proletario
consideraba las leyes, la moral y la religión “prejuicios burgueses” que
escondían “intereses burgueses”. Al respecto: siempre habrá hombres en
contra de condiciones sociales circundantes, siempre habrá “luchas de
clases” (más o menos); porque la vida es demasiado complicada para
comprimirla en un sistema único: muchos aspectos, varias capas. Hegel
olvidó la influencia de las sustancias, Marx la de las ideas.
Hoy casi no hay representantes puros de la filosofía de Marx, del
materialismo histórico. Porque es profundamente negativo y porque los
filósofos socialistas del mundo reconocen sustancias y valores que no se
pueden explicar a partir del materialismo.
Marx llamó lo ideal “lo material cambiado y traducido en la cabeza
del hombre”, sin precisar la forma en que ello acaece. Y después de Marx
pasaron cosas: la libertad burguesa pidió y se hizo libertad para
todos; el derecho exigió justicia, igualdad ante la ley, reconocer al
otro lo que se exige para uno mismo, libertad de coalición para el
proletariado que lucha; la libertad se convirtió en medio de lucha
contra la misma burguesía; “el desencadenamiento de una autonomía del
derecho que se sustrae cada vez más al dominio del interés económico”
(Gustav Radbruch); el materialismo histórico careció de fundamentos...
El erudito Arnold Brecht escribe en 1961 que el método marxista no
resiste la prueba de la teoría moderna por tres motivos: 1) Marx afirma
que puede predecir el curso general de la historia humana con seguridad y
a largo plazo, cosa científicamente insostenible por las muchas
variables a considerar, como la hipotética de que todo permanecería
igual, la reorientación de inversiones de empresarios capitalistas, las
nuevas formas de lucha del trabajador contra la explotación...; 2) Marx y
Engels proyectaron el pasado al futuro, cosa científicamente
insostenible debido a las inevitables condiciones modificadas, análisis
científicos mejorados, creciente comprensión de riesgos, cambios de
normas éticas, nuevos métodos de gobierno, genialidad de inventiva,
decisión y organización humanas...; 3) Marx trató con desprecio
(chavista) los juicios de valor de sus contemporáneos y de las
generaciones anteriores,
utilizando sin recato juicios de valor propios, independientemente de
que fueran o no el sistema más justo; el juicio de valor de Marx era
apodíctico (demostrativo, no admitía contradicción) en todos los
aspectos, pensando absolutamente. La meta de la evolución marxista era
como un crisol en que las libertades fundamentales y los derechos del
hombre debían ser fundidos, para que no fuera “enajenado” y fuera
“libre”...
La solución marxista se ha manifestado irrealizable. Más lucha de
clases no cura nada. Cuando el fuego daña, se le apaga; no se supera el
mal aumentando el mal. Los sobrevivientes de la lucha de clases
sucumbieron a un error y comenzaron a actuar “solidariamente”. Es
absurdo abogar por algún “colonialismo”, pedir salvaciones militares y
azuzar a los pueblos unos contra otros.
Democracia es hablar de igualdad de los pueblos, de los derechos
fundamentales de los hombres y de su dignidad, de reglas elementales sin
violencia, sin subordinación, sin aparatos de fuerza como ha sucedido
donde el marxismo gobierna. De ahí su caída. Hoy la evolución del hombre
ha pasado de lo expansivo a lo comprensivo, accediendo a más orden, a
más conciencia: “En todas las circunstancia sucumbido el pensamiento de
Marx sobre el capitalismo. El campo económico (siempre en movimiento,
avanzar siempre en la línea ascendente en la que convergen con más
rapidez técnica, espiritual y efectivamente todas las cosas en nosotros y
a nuestro alrededor”. (Teilhard de Chardin.)
Ya era erróneo que Marx creyera haber demostrado que la ganancia
del capital sucedía sólo por la explotación del trabajo, que la riqueza
de los acomodados se fundamentara sólo en la pobreza y necesidad de los
“desheredados”; tal inexactitud está comprobada desde hace décadas.
También no es la única fuerza motriz de la historia. Importa más la
ingeniería unida al capital. Lo que marx copió del economista Ricardo en
su doctrina de los valores lo interpretó erróneamente para forzar su
doctrina polivalente, resultando por ello en un aborto.
Más allá de Marx está el camino que considera la problemática de lo
personal y de la trascendencia. Hoy el comunismo serio sobreviviente
(no la caricatura chavista) descubre a la persona; el valor absoluto de
lo personal es una evidencia que escapó a los antepasados. Hoy vaga por
el mundo un “humanismo socialista”, un renacimiento de la persona, de la
personalidad, reconociéndose su valor y fomentándose la convivencia en
solidaridad.
El camino ya ha conducido más allá de Marx; el desorden de su
lucha de clases ha transmutado en solidaridad de todos. Aún no termina
el camino y no terminará nunca, porque la liberación del hombre de la
necesidad material y del sufrimiento del alma sigue lejana y a menudo
irreconocible, hasta inalcanzable. “Si los éxitos sociales han de
hacerse visibles en todo el globo terráqueo, se requieren no solamente
las fuerzas humanas de un verdadero idealismo ético. Ni siquiera las
economías nacionales de los países capitalistas, que en sí tienen una
sobreproducción, alcanzan actualmente a satisfacer el hambre en los
países indigentes.” (E. Friedrich Sauer.)
Tampoco en este terreno tiene sentido la entronización de la
indigencia que reclama la ignorancia y la mediocridad del chavismo.
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