¡…reanimarla a estas alturas equivaldría a darle masaje cardíaco a un muerto…!
A
veces me da por fantasear… Viendo la sala 3 del Hospital Vargas de
Caracas, esa que me acogió durante medio siglo, con sus desvencijadas
camas alineadas en dos filas, mirándose las unas a la otras, precariedad
sin mucha privacidad, colchones duros, chinchorreados en el centro,
forrados de hule, calurosos e incómodos, ropa de cama traída de la casa o
simplemente ausente, chores y desnudos de la cintura hacia arriba, una
bandeja metálica y un solitario pan embarrado con mantequilla, me sentía
como un cómitre, no otra cosa que ese sujeto inclemente que restallando
un látigo dirigía la boga en las galeras y tenía como función el
impartir el castigo a los galeotes, réprobos privados de toda libertad, fatigados remeros, esclavos que
cumplían en vida la peor de todas las condenas y que por raridad, eran
dispensados por un rey indulgente que conmutara sus penas.
Estos
míos no eran delincuentes ni purgaban como forma de pago un delito
cometido; no, todo lo contrario, el delincuente era este régimen de mis
tormentos, la sociedad injusta que les condenaba a purgar el delito de
ser pobres, de no tener influencias ni palancas, de no ser cínicos bolichicos de
maletín abultado, de no tener voz pero si voto; eran los engañados Juan
Bimbas
de antaño hechos presentes, desechos de esta triste realidad; los
descamisados, la pura chusma, los pata en el suelo, esos para los cuales
la copla reza, ¨pa´que se va a lavá las patas el que va a dormí en el
suelo...¨ La penumbra implantada por el chavomadurismo en el país me
hace la analogía más pungente. La gangrena diabética que hasta hace
pocos meses tenía la posibilidad de ser avasallada al introducir dentro
de la arteria casi obstruida una pequeña malla llamada stent, que
colocada dentro de la luz del vaso, al soltarla se amplía y la
distiende permitiendo el paso de la sangre y la reperfusión de los
tejidos mortificados… Ya no las hay; certezas existen que no las habrá
por mucho tiempo, no hay divisas, no hay dólares con qué pagarlas. El
gobierno bolivariano de mafias, ladrones y componendas que sufrimos,
tiene dispuesto un ducto directo de divisas hacia sus bolsillos. Nunca
se vio mayor grado de maldad. Olvídense de la
mal llamada ¨defensora del pueblo¨, nunca arañada por una necesidad de
salud. Defenderá a los encumbrados delincuentes de cuello rojo negando
la necesidad de una emergencia de salud, esa necesidad que aflige y
mata, y no existiendo por ahora, un don Quijote que arremeta con
Rocinante contra los guardias y de certero espadazo corte las
ignominiosas cadenas de los galeotes plantándole cara a la Santa
Hermandad, esperaremos por tiempos mejores...
Y
yo, el jefe de la sala, tengo que volver cincuenta años atrás, para en
el ahora, avalar una amputación, hacer un pacto con la muerte y decirle
que por favor venga un poquito más tarde para poder compensar al
paciente, pues no hay antibióticos, antidiabéticos ni insulina… Luego
seré yo el encargado del epicedio, de la elegía funeraria frente del
cadáver de la indolencia e inventaré en
buen castellano loas a la revolución en vez de aplicarle los agrios
adjetivos que el diario El Universal, degradado, me censuró. Tal vez no
necesite repetir la oración fúnebre pues cada paciente fallecido será la
imagen en espejo del que dejó la cama aún tibia. Maduro y sus
lacayos(as) ministros(as) de salud dictan las condenas a muerte y yo, el
cómitre de la galera solo las hago efectivas. ¡Dios perdone mi
cobardía! Los capitostes pletóricos de indiferencia criminal que esto
leen no comprenderán mi indignado llanto, porque las ratas que yo sepa,
no lloran ni cuando se muerden entre ellas.
Mientras
todo ocurre, la república cubana y sus momificados hermanos Castro
–entre otras naciones chupasangre-,
sacos rotos que son, siguen recibiendo dólares venezolanos que irán a
los bolsillos ávidos de la ruindad y de la roñosería, aunque para nada
hayan mejorado la vida de sus miserables pueblos.
Es
el triste epílogo de la historia de la medicina venezolana y su total
entrega y sumisión a Cuba, su desaparición ante la mirada culposa de
todos y con ello, la muerte de gran cantidad de inocentes donde
estaremos nosotros, también reos de culpa por poquedad y abandono;
¡reanimarla a estas alturas equivaldría a darle masaje cardíaco a un
muerto…
Y
si la revolución está armada, nosotros lo estamos aún más porque nos
asiste la razón humanitaria y el derecho de gentes.
Esta es una negra noche que clama por el resurgir de un nuevo día de
libertad, equidad y justicia, donde los culpables, hombres sin honor
porque más que niegan la tragedia humana la aúpan, paguen por sus
crímenes y yo, como cómitre, la gran porción que me corresponde por
haberme hecho la vista gorda sin defender los derechos de mis
encomendados ni llamar a una necesaria y justificada rebelión…
Serán tiempos en que la luz se posará sobre Venezuela.
Addendum
Regreso
al país con un nuevo nieto, Joaquín, de Chelita mi hija. Con saudade la
dejo con su lindo bebé, su madre y la comadrona que por tratarse de una
medicina socializada y gratuita, va a visitar a madre e hija
diariamente y lo hará por largas semanas. En eso y tantas otras cosas
son invertidos los impuestos de los británicos por sus gobernantes. Por
la Internet me entero con amargura acerca de la agravada
evolución del síndrome febril hemorrágico, su cuota de vidas humanas,
pesar y dolor, y la prohibición del gobierno de no bridar información y
mantener toda la
población en la más profunda opacidad como es su nefasta costumbre
mientras el mal se agranda. La Fiscalía pretende que permanezcamos
callados, censurados, a pesar de que el Reglamento Sanitario
Internacional, que también es ley de la República, tácitamente incita a
las fuentes de información no oficiales a colaborar con la orientación y
diseminación de pautas y conocimientos para preservar y mantener la
salud de la colectividad. Más aún nos concierne a los médicos, que a
pesar de la prohibición debemos mantenernos erguidos, al lado de
nuestros pacientes y apegados a normas deontológicas que nos son caras y
ellos son incapaces de comprender. Nuestra solidaridad con el doctor
Ángel Sarmiento, presidente del Colegio de Médicos de Aragua…
Debemos desterrar la siembra de la mentira de quienes mal nos quieren y nos gobiernan...
rafael@muci.com; rafaelmuci@gmail.com |
Libertad!
viernes, 26 de septiembre de 2014
Elogio de los galeotes…
Rafael Muci-Mendoza
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