Por Teódulo López Meléndez
Oceanía es un vasto continente insular constituida por Australia, Papúa-Nueva Guinea y Nueva Zelanda, así como los archipiélagos coralinos y volcánicos de Micronesia, Polinesia y Melanesia, distribuidas por el Océano Pacífico, poblado de indígenas de diferentes ramas como los polinesios, melanesios, micronesios y papúes, los mestizos, una minoría de negros y mulatos y los descendientes de europeos. El idioma más hablado es el inglés, seguido del francés, mientras en las islas chilenas de Sala, Gómez y Pascua obviamente se habla el español, conservándose las lenguas indígenas. La religión predominante es el protestantismo, seguido del catolicismo y las creencias indígenas.
Geográficamente se le divide en Australasia (Australia, Tasmania y Nueva Zelanda), Melanesia (Nueva guinea, Salomón, Nuevas Hebridas, Nueva Caledonia), Micronesia (Las marianas, islas Carolinas, Islas Palaos, Islas Marshall) y Polinesia (Hawái al norte del ecuador, al sur archipiélagos Fénix, Toquelau, Samoa, Isla de pascua). Se estima su población en algo más de 34 millones de seres humanos repartidos en 17 estados independientes y en numerosas dependencias administradas por otros países o plenamente integrados a ellos, como el caso de Hawái con los Estados Unidos. Aparte de la agricultura tiene oro y carbón.
En el siglo XVI portugueses y españoles se repartieron estos territorios mientras los piratas holandeses e ingleses los acosaban. Sobre el siglo XIX se estableció la presencia británica y francesa y luego la japonesa, alemana y norteamericana, mientras en las últimas décadas de ese siglo y en las primeras del XX comenzaron a desaparecer las posesiones oceánicas. Las victorias militares norteamericanas hizo a Estados Unidos la potencia dominante en el Pacífico, con el establecimiento de numerosas bases navales.
Nueva Zelanda y Australia son los dos grandes países del continente, activos en las dos grandes guerras al lado de británicos y norteamericanos. Después del término de la Guerra Fría Australia ha procurado diversificar sus relaciones económicas en Asia. Seguramente la amenaza más grande para muchas islas oceánicas proviene del cambio climático bajo el temor de que algunas se hundan en las aguas provenientes de los deshielos.
Australia es el factor clave de la geoeconomía continental pues provee de materiales de primera importancia como minerales de hierro y manganeso a la industria del acero y la bauxita para la metalurgia del aluminio, amén del azúcar y algunos productos manufacturados, a ese gran bloque conformado por Japón, los NICs, Hong Kong (Región Administrativa Especial de China), Singapur , Corea del Sur , Taiwán y, más recientemente, Tailandia , Indonesia , Filipinas y Nueva Zelanda.
La política exterior australiana es de discreto perfil, ajena a todo protagonismo, pero manejando con habilidad los escenarios del futuro. Junto a Nueva Zelanda forman parte de la Commonwealth of Nations. No obstante esos lazos parecen debilitarse entre los estrechos lazos con Estados Unidos y la pujante presencia asiática. Sigue conformándose con el aporte de numerosos inmigrantes, entre los cuales cabe mencionar ahora a los venezolanos. En términos generales la presencia de Oceanía en la economía mundial es pequeño dado que aporta apenas un 1.4 por ciento de la producción total. La gran isla ha procurado crear iniciativas tecnológicas y de innovación mediante un programa denominado Tecnologías Emergentes de Comercialización (COMET). No olvidemos que posee el mercado de Internet más extenso de Asia-Pacífico. Con la absorción anual de más de 120 mil inmigrantes muy calificados continúa su desarrollo.
La principal organización panregional es el Foro de las Islas del Pacífico (Pacific Islands Forum, en adelante PIF), nacido en el año 2000 a raíz del Foro del Pacífico Sur (South Pacific Forum), que sucediera en su momento al South Pacific Bureau for Economic Cooperation. El PIF es el principal interlocutor de la región para asuntos de todo tipo. Otros países con influencia en la región son Japón y China, con problemas esta última por los fuertes lazos de algunos con Taiwán.
USA, China y Australia
Australia y Estados Unidos no encontraron en el USA-Australian Free Trade Agreement (AUSFTA), uno de mucha trascendencia. China actúa sin presionar, ante un inicial y suave interés australiano en la cooperación energética y uno de igual resistencia al ingreso de productos chinos actitud en rápida modificación. Australia mantiene también con otros productores Agrícolas mundiales (como Argentina y Brasil) el Grupo Cairns de Comercio y finalmente firmó con Estados Unidos un Tratado de Libre Comercio que no ha dejado de ser polémico en la política interna australiana.
Allí se debate la aceptación de la influencia china como una de las políticas a concretar en las próximas décadas. En efecto, ya la relación entre Camberra y Beijing crece aceleradamente. Los chinos aseguran que el establecimiento del área de libre comercio con Australia y Nueva Zelanda es fundamental para el desarrollo de la región Asia-Pacífico y para la liberación del comercio mundial. Australia, por su parte, ve incrementadas sus exportaciones al gigante asiático, mientras los miles de estudiantes chinos en Australia indican que las observaciones sobre la espera de décadas para el logro de unas relaciones estrechas parecen notablemente acortadas. En el plano de la energía, China, empeñada en convertirse en una gran potencia en el plano de la construcción de reactores nucleares, comenzará a importar uranio australiano. La cooperación en materia de gas natural licuado también ha sido establecida por un período de 25 años y la exportación de carbón se incrementa, lo que también presenta un paso estratégico en el resguardo de la seguridad de las rutas comerciales oceánicas, lo que no implica para nada una intención australiana de abandono de su papel en el Pacífico Sur.
Australia se está moviendo. Otra cosa no significa el Centro de Investigación en Tecnologías Verdes (GFreen IT), la investigación vía tecnología de la Información (eResearch), reducción de las emisiones de carbono y despliegue de banda ancha. Ayuda a estos propósitos la Red Académica y de Investigación de Australia (AARNet) y el Centro para Telecomunicaciones Eficientes desde el Punto de Vista Energético (CEET). Igualmente adelanta la construcción de un tren eléctrico de alta velocidad (A-HSV) para unir todo el territorio.
Estamos ante una política pragmática que teme al poderío militar chino y se cubre con el paraguas estadounidense, pero aumenta sus relaciones comerciales con China. Ya el porcentaje comercial de intercambio es superior al que mantiene con Estados Unidos, pero las inversiones norteamericanas en la isla del Pacífico Sur aún son superiores a las chinas, aunque el juego estratégico podría hacer cambiar ese balance. Habría que agregar que muchos analistas militares consideran que China ya ha transformado el balance en este campo en el Asia-Pacífico, mientras otros simplemente anotan que va en ese camino sin haberlo concretado aún.
teodulolopezm@yahoo.com
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