Libertad!

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viernes, 8 de julio de 2011

ARGELIA RÍOS | El derecho a un parte médico

La posibilidad de una catástrofe gravita en la atmósfera venezolana...
 EL UNIVERSAL
viernes 8 de julio de 2011  
Los ciudadanos tienen derecho a saber. Lo que se ha dado a conocer hasta ahora no aclara las dudas. Son demasiadas las interrogantes que quedaron sin respuesta. Es injustificable que los venezolanos ignoren los detalles del cuadro ante el cual se enfrenta el líder de la revolución. Mientras no haya un parte médico preciso -y un grupo de rostros que se responsabilice - el suspenso perturbará cada vez más el desarrollo de la administración bolivariana y, por tanto, del país.

Todos necesitamos visualizar lo que pudiera ocurrir en lo sucesivo. En un país dividido -acechado por los aires de la confrontación y la violencia- las autoridades deben actuar con responsabilidad. La enfermedad de Chávez es el más dramático de todos los imponderables involucrados en un tablero político, ya de suyo complicado. Sus consecuencias pudieran ser de gran monta y sería una grave insensatez que la población las desconozca.

Es una ironía que el gobierno más mediático de Venezuela apele a la evasión para abordar un problema que tanta relevancia. El cáncer es siempre una dolencia agresiva y podría representar una sentencia de muerte, dependiendo de su localización y progreso. Saber que al mandatario se le ha extraído un tumor canceroso es insuficiente para visualizar los requerimientos que le demandará su "batalla por la vida". Chávez tiene derecho a concentrarse en la recuperación de su salud, tanto como el país tiene derecho a saber si está en condiciones de preservarse en el poder: no simplemente por detentarlo, sino para asumir sus gruesas responsabilidades.

Si no se informa con transparencia acerca de su mal, no sabremos cómo será el tipo de lucha que le tocará emprender al comandante: por cuánto tiempo se prolongarán sus ausencias, qué tan recurrentes serían sus recaídas, qué conveniencia tiene su candidatura, ni mucho menos cómo actuar frente las reacciones de un pueblo al que se le han mantenido sus expectativas, no mediante la producción de obras visibles, sino a través de cadenas presidenciales concebidas para simular un buen desempeño.

Al Presidente se le ha atribuido un liderazgo de naturaleza místico-religiosa. Conocer el alcance del padecimiento del Presidente no es sólo un derecho que poseen los ciudadanos. También es el antídoto para evitarle al país los sinsabores de una inestabilidad cuyos peligros se pierden de vista. Es éste el mejor momento para que prospere la reconciliación nacional y para evitar que un eventual desenlace fatal genere el choque trenes con que pudiera iniciarse una nueva tragedia. La posibilidad de una catástrofe gravita en la atmósfera venezolana, donde los odios y desencuentros parecen insalvables. Hay que informar. Hay que preparar al país. Hay que viabilizar las elecciones.

Argelia.rios@gmail.com Twitter @argeliarios

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