Carlos Julio Peñaloza.
El golpe del 27 de noviembre de 1992 fracasó porque falló la operación para liberar a Chávez, que estaba preso en Yare. El jefe del 4F no aceptó que el jefe fuera el almirante Gruber, a quien maliciosamente se le hizo creer que sería el nuevo presidente.
Fue afortunado que la noche del 27 de noviembre de 1992 la Guardia Nacional estuviera alerta. Poco después de la medianoche, el almirante Gruber Odemán tomó el Museo Militar en Caracas (antigua Academia Militar, donde Chávez se había refugiado el 4 de febrero de ese año), y lo convirtió en su puesto de comando. El general de las FAV Francisco Visconti hizo otro tanto en Maracay, en la Base Aérea Libertador. En el Ejército, los alzados cumplían órdenes directas de Chávez a través del coronel Higinio Castro y otros miembros de la logia, dejados en libertad después de actuar en el golpe del 4 de febrero. La Guardia Nacional se negó a participar.
Una vez instalado Gruber en el Museo Militar el plan empezó a desarrollarse. Un grupo de civiles armados, incluyendo francotiradores al mando del teniente Eliecer Oteiza, se ubicó en los alrededores del Palacio de Miraflores con la misión de bloquear las vías de escape del Presidente. Al ser detectados, asesinaron a un capitán de la Guardia de Honor presidencial y a dos soldados. Pocos después apareció una patrulla de la Guardia Nacional, originándose una balacera donde salió seriamente herido Oteiza.
A la 1 am un tractor se acercó a las puertas del penal de Yare tratando de tumbar el portón de entrada. Oculto tras el tractor venía un pelotón de soldados del Ejército. La Guardia Nacional estaba preparada. Su Comandante, general Freddy Maya Cardona, había reforzado el contingente del penal y les había entregado una dotación de lanzacohetes AT4, en previsión de un ataque con blindados. Al acercarse el tractor, los guardias lanzaron en la oscuridad varios cohetes y ráfagas de ametralladora, causando la huida del conductor y del personal militar que venía atrás con la misión de rescatar a Chávez.
La parte principal del plan había sido abortada. Chávez no podría tomar el mando y las fuerzas del Ejército no iban a obedecer las órdenes del marino Gruber, pero algunas acciones siguieron ejecutándose.
Los golpistas habían previsto acciones para evitar las sorpresa que les dio Pérez el 4F al refugiarse en Venevisión y hablar desde allí.
Estas previsiones fueron: 1) Tomar Venezolana de Televisión (Canal 8 ) para transmitir una proclama antes que el Presidente pudiera hablarle al país. 2) Desactivar las antenas repetidoras de Radio Caracas TV y Venevisión en el Ávila, para evitar que el Gobierno utilizara esas televisoras. 3) Emboscar las vías de escape de Miraflores para evitar la fuga del presidente Pérez. Todas esas acciones fallaron.
A Gruber se le hizo creer que él iba a pronunciar el llamado a la rebelión mediante una grabación que debería enviar al canal 8 tan pronto fuera tomado por el Ejército. Después de transmitirse ese video el almirante iría al canal a pronunciar un discurso en vivo. Esta acción se intentó. Un vehículo con seguidores de Gruber se estacionó en los alrededores del canal 8 con la grabación y el uniforme de gala que el almirante vestiría en su alocución televisada, a la espera de la señal de que Arné Chacón había tomado el canal 8.
Gruber creía que esa noche sería presidente. Pero Chávez tenía otros planes. Lo que estaba previsto era transmitir en vivo una alocución de Chávez. En caso que Chávez no pudiera llegar a tiempo se transmitiría un video suyo pregrabado en Yare, donde el “preso” tenía absoluta libertad de acción.
Pero Chávez no pudo ser liberado. Luego de esperar hasta las 3 am la aparición de Chávez, se optó por el plan “B”. El capitán Valera Rumbos y 30 soldados del Regimiento de Comunicaciones, acompañados por el teniente Jessi Chacón, alumno de la UNEFA, tomaron el canal 8 asesinando a dos vigilantes. A este grupo se integró el teniente de fragata retirado Arné Chacón, hermano de Jessi. Arné llegó acompañado por un grupo de civiles representantes de Bandera Roja y Tercer Camino. Arné había servido con Gruber y Rodríguez Chacín. Durante la conspiración había servido de enlace con los jefes del movimiento.
Este oficial, retirado de la Armada por mala conducta, vestía ilegalmente el uniforme de camuflaje. Era representante de Gruber en la toma de la televisora y debía notificarle cuándo debía movilizarse desde el Museo Militar hacia el canal 8.
Una vez en el canal, los golpistas procedieron a trasmitir la alocución del comandante Chávez, seguida por arengas de Arné y algunos civiles. La amenazante alocución de Arné y los extremistas civiles que le acompañaban inhibió más al Ejército, donde Chávez ya no tenía apoyo. El Ejército casi no participó en el 27N.
Entretanto, el teniente Diosdado Cabello, que tenía asignada la tarea de capturar las repetidoras comerciales, fue capturado por la Guardia Nacional en el Ávila, cerca de las instalaciones de las televisoras comerciales. Diosdado no ofreció resistencia y por lo tanto nunca ha peleado.
Por su parte, el teniente desertor del ejército Eliecer Otaiza, y Freddy Bernal al mando de un grupo de desertores del grupo Ceta de la Policía Metropolitana, vigilaban las salidas del Palacio de Miraflores para impedir que el Presidente escapara como lo había hecho el 4F. En esa operación Otaiza y Bernal capturaron a un capitán y dos efectivos de la Guardia de Honor que llegaban a su puesto en Miraflores. En el mismo sitio los amarraron con alambres y los balearon a quemarropa.
Luego fueron sorprendidos por la Guardia Nacional y Otaiza resulto herido y capturado en el enfrentamiento.
Para ese momento, gracias a la lenidad del Presidente, quien elucubraba un acercamiento con Cuba y con la izquierda, para lo cual había reclutado un entorno propicio, los golpistas del 4F, unos 400 oficiales, estaban ocupando cargos en las unidades de combate. La fuerza de choque de la logia estaba intacta, solo sus líderes estaban presos. Era la fuerza con que contaba Chávez desde Yare. El 27 N muchos de ellos no actuaron al darse cuenta que su jefe seguía detenido. Por eso la acción del Ejército no fue decisiva. Gruber solo aportó al golpe 30 hombres del grupo de operaciones especiales de la Infantería de Marina, gracias al capitán de navío Ramón Rodríguez Chacin. La aviación tuvo proporcionalmente una participación más importante, pero aterrorizó a la población civil con sus bombardeos sin sentido. El general (FAV) Francisco Visconti huyó dejando a sus hombres en tierra. La Guardia Nacional desbarató valerosamente el plan de Chávez.
Luego de la elección de Chávez los líderes del 27 N han tenido cargos importantes en el Gobierno. Gruber fue gobernador del Distrito Federal, de donde salió acusado de corrupción. Cabrera sigue siendo un oscuro oficial en el Estado Mayor Presidencial. Jessi Chacón y Diosdado Cabello han tenido una gran figuración política. Arne Chacón se hizo super millonario antes de que, luego de públicas denuncias, terminara en la cárcel cuando Chávez decidió nacionalizar bancos.
Otaiza, cuya misión era capturar al presidente Pérez para fusilarlo, fue “stripper” en la discoteca “La Guacharaca” antes del triunfo electoral de Chávez y luego Chávez recompensó sus servicios nombrándolo Director de la Disip en reemplazo del repudiado teniente coronel Jesús Urdaneta Hernández. Salima Colina, único oficial de la GN involucrado en el golpe, fue nombrado administrador de la aduana de La Vela de Coro y es hoy en día un próspero hombre de negocios.
Tal como dijo Chávez el domingo pasado, en el aniversario del 27 N: “Ese día ocurrió otra erupción bolivariana”. El saldo de la erupción fue de más de 300 muertos incluyendo 29 militares, con una pérdida importante de aviones, armamento y otro material militar. Ese día al igual que el 4F hizo erupción la corrupción. La lava golpista ha hecho inmensamente ricos a los alzados al punto que la gran mayoría de los participantes en estas chapuceras intentonas están clasificados como boliburgueses.
Publicado en: Opinión, Titulares
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