Rafael Muci-Mendoza
Despertemos, recuperemos nuestra hermosa querencia, el Hospital Vargas de Caracas…
Hace
exactamente 124 años, un luminoso día caraqueño de cielo azul y
agradable temperatura, el 16 de agosto de 1888, el Presidente de la
República, a la sazón Juan Pablo Rojas Paúl, doctor en leyes, con visión
política y humanitaria adelantada a su tiempo, decretaba la fundación
de un hospital para Caracas que se llamaría ¨Vargas¨ -no José María
Vargas como se empeñan en nombrarlo- cuyo Artículo 1º rezaba, ¨Se
dispone la fundación de un Hospital Nacional para hombres y mujeres que
contenga por lo menos mil camas, debiendo tener una construcción análoga
y régimen semejante al Hospital Lariboissiere establecido en París¨. Un
nosocomio, según el supuesto negado de González Guinand, ¨de imposible
mantenimiento por sus deformes proporciones¨; como no existía entonces
el infamante despotismo chavista, existía control y no se robaron el
dinero, apenas tomó dos años y nueve días su construcción, dotación y
puesta en funcionamiento…
No
sienten rubor o vergüenza estos 5 venezolanos, ministros de salud
favorecidos por el dedo de Chávez, o la Fiscalía ni la Defensoría del
Pueblo y a quienes se confiaron estos dineros, ante el estado de los
hospitales –particularmente el mío- cinco años después. El Vargas se ha
fruncido, caso único en la historia que al igual que el Universitario,
El Algodonal y la Maternidad, ahora en vez de mil, tiene sólo tiene 494
camas, de las cuales están operativas 190…, no tiene quirófanos,
servicio de emergencia ni ambulancias. No tiene suficientes residentes,
pero sí muchos médicos a quienes nos duele su suerte… son otros de los
fruncidos revolucionarios.
Despertemos,
recuperemos nuestra hermosa querencia, el Hospital Vargas de Caracas… y
con él otros 76 más en el territorio nacional, y Dios nos libre de ese
terremoto largamente anunciado.
El α y el Ω 124 años despúes…
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