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miércoles, 25 de agosto de 2010

La generación perdida

Desempleo y educación repercuten en aumentos de la delincuencia, la violencia y uso de drogas

BERNARDO KLIKSBERG | EL UNIVERSAL

La OIT los llama en un riguroso informe reciente "la generación perdida". Se refiere a los jóvenes que han abandonado la búsqueda de trabajo porque no ven posibilidad alguna de encontrarlo en un mundo en donde la juventud ha sido duramente afectada por la crisis económica generada según Obama por la falta de políticas reguladoras y la "codicia desenfrenada" de grandes operadores financieros.

Según la OIT el número de desempleados jóvenes es el mayor de la historia. Son 81 millones que representan el 13% de los jóvenes económicamente activos. La tasa de desocupación joven aumentó de 11.9% en el 2007, a 13% en el 2000.

13% es una tasa explosiva de desocupación. Excede ampliamente a la altísima tasa de desocupación de Estados Unidos, 9.5%.

Se observa que los jóvenes con más altos niveles de educación están bregando por trabajos que normalmente no hubieran aceptado, y los ocupan, dejando sin ellos a jóvenes de menores niveles educativos, en proceso que se van reproduciendo hacia abajo, hasta dejar totalmente afuera a los que no tienen secundaria, y muchos que la tienen.

También que el desempleo joven es mayor en las mujeres que entre los hombres (13.2% vs. 12.9%).

En su conjunto en el 2008, los jóvenes constituían el 24% de los trabajadores pobres en el mundo, y el 18.1% del total de desempleados universal.

En América Latina el cuadro es problemático. Hay 7 millones de jóvenes desempleados. Por otra parte en los que trabajan, la remuneración promedio es casi la mitad de la de los adultos, 65% carece de seguro medico, y el 68% no tiene sistema de pensiones. El desempleo en la población joven pobre supera en 19% al de los de clase media.

Las profundas desigualdades educativas de la región juegan un papel. El 66% de los jóvenes del 20% más pobre no termina el colegio secundario. Desertan antes por pobreza, trabajo infantil, viviendas hacinadas, desarticulación familiar.

Todo ello repercute en aumentos de la delictualidad joven, la violencia y el uso de drogas.

Las experiencias comparadas indican claramente que la receta principal para reducir esta delictualidad es más educación, más familia, y más creación de trabajos para jóvenes.

Los países nórdicos por ejemplo, Noruega, Suecia, Finlandia, presentan una tasa de criminalidad mínima, que es 30 veces menor que la de América Latina. Tienen a su vez la menor proporción de policías por habitante del globo.

Su éxito en seguridad ciudadana esta ligado a que la sociedad da a todos los jóvenes la posibilidad de cursar desde preescolar hasta un posgrado, y lleva adelante activas políticas para crear trabajo para ellos.

El presidente de Brasil, Lula, hizo un sugerente llamado a la región al enfatizar "es mucho más barato y efectivo construir un aula que una celda". Es posible y urgente rescatar la generación perdida.

la más reciente obra del autor
"Cómo mejorar la seguridad ciudadana"
(comp. Persons, PNUD, 2010)
kliksberg@aol.com

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