Libertad!

Libertad!

martes, 20 de abril de 2010

A Jennifer Carolina

Esperanza del Valle*.
Jennifer te has ido como se van millones de mujeres en el mundo, Indefensas y a merced de la fuerza brutal del "sexo fuerte"….Sumisa o quizás amenazada lo seguiste hasta tu última morada, en un hotel de cinco estrellas exhalaste el último suspiro que, alguna vez, a él enviaste. Tu paso por la vida terrenal ha sido interrumpido precozmente, tus sueños rotos y tus esperanzas truncadas. Cuanta tristeza y dolor ha provocado tu partida: en tus amantes hijos, en tu familia, en tus amigos, en los médicos y enfermeras que te atendieron recientemente, en las personas que han seguido tu caso a través de la prensa y la televisión, en las mujeres que han sido maltratadas, abusadas y violadas; porque el hecho más grave se ha consumado.

Atrás quedaron los alegres y felices días cuando acompañabas al campeón, atrás quedaron las celebraciones de los combates ganados, atrás quedó también la foto que le dio la vuelta al mundo; exhibiendo la proeza de aquél que derribó a sus oponentes dejándolos casi tiesos en el ring. Lejos estabas tú de imaginar que serías el próximo blanco de esa fuerza devastadora, que al final el ofensor prefirió cambiar por un arma blanca, quizás para que sus puños no se escucharan más allá, de las siempre blancas paredes de un Hotel, dejándote inmóvil y enmudecida para siempre.

Hoy las lágrimas se escapan silenciosas de aquellas personas que te conocieron y te vieron cual capullo en flor, alejarte del cálido hogar para acompañar al que algún día sería un Gladiador, hoy caído en desgracia para siempre. Esas mismas lágrimas son las que acompañan a miles de mujeres que no se atreven a denunciar el maltrato al cual son sometidas, calladas y como "cordero al matadero" soportan estoicamente el sufrimiento; hasta que al final sucede lo que te ha acontecido. Otras féminas sin embargo hacen la denuncia, pero, a veces, de nada les sirve, el sistema cómplice toma la decisión más fácil: liberar al ofensor

¿Dónde está la justicia del país que se jacta de tener la mejor legislación? ¿Dónde están los fiscales y los jueces que dictaminan la libertad a los victimarios ?

Jennifer, perdona a todas aquellas personas que con su indolencia e indiferencia permitieron que tu agresor te cegara la vida, perdona a las Instituciones que no asumieron tu defensa y no te protegieron, perdona a esta sociedad en decadencia. ¡Descansa en paz!

*Esperanza Del Valle, poetisa venezolana

Caracas, 19 de Abril de 2010.

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