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jueves, 3 de marzo de 2011

Revolución antiobrera- Editorial de Venezuela Analitica

Miércoles, 2 de marzo de 2011


El caso de Rubén González, preso por más de siete años por reclamar derechos laborales en Ferrominera, expone la cara más reaccionaria del Gobierno de Chávez



Si en algo coinciden este gobierno dizque “revolucionario” y algunos empresarios “pitiyankis” a los que dice adversar, es en su furibundo antisindicalismo en los hechos; el discurso bonito y con filigranas a favor de la clase trabajadora es pura “retórica hueca”, a juzgar por lo ocurrido con el secretario general del sindicato de Ferrominera Rubén González, sentenciado a más de siete años de prisión por un tribunal de Guayana por el “delito” haber encabezado un paro en reclamo de pagos retrasados contemplados en la contratación colectivo.


El caso no sólo ha consternado la dirigencia obrerista guayanesa sino todas las organizaciones sindicales no afiliadas al proyecto político del Presidente, que ven en este burdo atropello una amenaza directa a todo el movimiento de los trabajadores y al derecho a la huelga consagrado en la Constitución. Ya se han anunciado movilizaciones y acciones de protesta contra este fallo judicial, en procura de la liberación del líder sindical.

La juez Magda Hidalgo lo sentenció por los cargos de instigación a delinquir, violación a la zona de seguridad y restricción de la libertad al trabajo. La condena es de siete años, seis meses y 21 días de cárcel.

Pero ¿qué hizo Rubén González para merecer esta brutal condena? Pues aparte de reclamar derechos de los trabajadores y compromisos no honrados por la empresa estatal, anunciar su aspiración a la alcaldía del municipio Angostura, un derecho que le asiste como venezolano mayor de edad, el de elegir y ser elegido.

Se trata no sólo de una factura política de un gobierno de naturaleza antiobrera, sino también de la propia alcaldesa de esa jurisdicción Yusleibi Ramírez y el mismo gobernador Francisco Rangel Gómez, quien pretende constituirse como el nuevo Zar de Guayana.

Claramente el objetivo de este tipo de fallos judiciales (ya ha habido otros como el de Carlos Chancellor y William Saud) es infundir temor, silencio, paralización y finalmente anular cualquier atisbo o forma de protesta contra “el proceso”.

Lo peor del caso es que González fue fervoroso seguidor del presidente Chávez, militó en el Movimiento Quinta República y luego se enfiló en el Partido Socialista Unido de Venezuela. Pero como el mismo lo ha aclarado: “Yo apoyé este proceso pero no voy a traicionar a los trabajadores y al pueblo”.

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