Según Aristóbulo Istúriz “se agotó el modelo rentista”… olvida el Vice que esa advertencia se hizo en 1937... ¡que invente otra!
Opinión
07/02/2016 Por: Thays Peñalver
Es
increíble ver como mucho descerebrado sinvergüenza llega hoy a la
conclusión de que “se agotó el modelo rentista”. ¡Que peligro! Cuando
nuestra juventud solo ha conocido este último desbarajuste, ¡Que
peligro! Y es que la confusión en los jóvenes es tremenda porque
desconocen la historia real, que no es precisamente la que han
pretendido sembrar maliciosamente a lo largo de estos 17 años de
despropósito, al tomar por asalto los medios del estado para tergiversar
tanto el presente como el pasado. De modo que ha llegado la hora de
decirles en su cara: No señores chavistas, la necesidad del cambio del
modelo rentista fue advertida a mediados de los años treinta y luego de
veinte años de implementación, cuando Uslar escribió: “Urge crear
sólidamente en Venezuela una economía reproductiva y progresiva. Urge
aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para
crear las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura economía
progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia”. No señores
chavistas, políticamente ese modelo se acabó a finales de los treinta
cuando Rómulo Betancourt se plantó contra la: “arquitectura rentista del
Estado, erigida sobre la arena movediza de una industria minera, por su
propia naturaleza condenada a desaparecer” “una riqueza transitoria y
aleatoria condenada a desaparecer a plazo más o menos fijo” porque
cualquier político medianamente avispado se hubiera dado cuenta que a
cada uno de nuestros abuelos en 1950 le tocaban 138 barriles de petróleo
(exportado) al año, a nuestros padres le tocaron 88, a nosotros 40
barriles y a nuestros hijos cuando tengan nuestra edad menos de 20
barriles y así produzcamos seis millones de barriles, éstos apenas serán
los mismos cuarenta barriles, de los cuales consumiremos diez.
No
señores chavistas, el modelo tuvo síntomas de paro a finales de los
años sesenta y solo la burbuja petrolera de los setenta le hizo creer a
los vagos de la política que podían transformar todo un país con una
riqueza que era transitoria. No señores chavistas, ese modelo terminó
con muertos en las calles y una pobreza extrema los mismos años en que
nacieron diputados como Freddy Guevara (1986) o Miguel Pizarro (1988).
No se agotó hoy, no mientan, porque ustedes fueron los culpables de
volver a vender la ilusión de que no hay que trabajar, ni producir
cuando inventaron el subdesarrollado eslogan: “Ahora PDVSA es de todos” y
hoy con la quiebra técnica de esa empresa y del país entero, pretenden
esconder su responsabilidad con la historia.
Cuando
a mediados de los ochenta a Luis Herrera Campins “le estalló en las
manos” la “economía rentista”, el siguiente presidente Jaime Lusinchi en
su primer discurso (1984) explicaba: “Buenas noches (...) Soy el primer
presidente de la era post petrolera (...) Tenemos que prepararnos para
un nuevo tipo de país, más austero, más capaz de reunir fuerzas para
producir, abandonando el espíritu rentista que ha marcado la mayor parte
de la vida venezolana de este siglo”. En todos sus discursos en 1985
estaban ejemplos del abandono del modelo rentista: “Esto requiere
decisión y esfuerzo, para enfrentar hábitos e incomprensiones. Pero esa
es mi responsabilidad histórica; de lo contrario, seriamos cómplices del
ritmo de descomposición que venía dominando al país” y hasta el final
de su mandato, en todos sus discursos económicos explicaba que: “Estamos
pasando de ser un país exclusivamente rentista, que por lo demás abusó
de su crédito interno y externo, a ser un país cuyo futuro dependerá
fundamentalmente del trabajo productivo de todos los venezolanos”
(1986). ¿Qué hicieron ustedes los chavistas? Socavaron las bases de la
democracia y le dieron un golpe de Estado, vendiéndole a los suyos la
continuidad del modelo rentista como opción.
No
había -como no hay hoy en día- un economista o historiador serio que no
concluya que la economía rentista o como bien acuño Rafael Caldera
desde la oposición en los ochenta, el “populismo rentista” (1988) no
hubiera comenzado en los treinta, entrado en crisis en los sesenta,
agotado en los setenta y llegado a su fin entre 1979 y 1986. Hasta el
punto que no importaba que usted fuera adeco, copeyano, masista,
guerrillero o comunista, absolutamente todo el estamento político para
1986 estaba de acuerdo en una sola cosa: “el final del modelo rentista
fracasado”. Porque si Rafael Caldera incendiaba lo poco que quedaba del
“populismo rentista” y el CEN de Acción Democrática escribía alegando lo
difícil que era salir de aquel modelo, Teodoro Petkoff lo tenía como
tema de campaña y el mismísimo Douglas Bravo, mientras conspiraba con un
joven capitán llamado Hugo Chávez, escribiría: “La crisis del
capitalismo rentista es ya una realidad (...) es evidente que el modelo
capitalista rentista está en quiebra” mientras el profesor Giordani
escribía un libro sobre cómo llegó a su fin aquel modelo. Por eso en
1993, la Causa R en la que militaba Aristóbulo Izturiz proponía “La
Revolución Productiva (...) para terminar de “dejar atrás la economía
rentista”. Así que decirlo veintitrés años más tarde, además con una
desfachatez tremenda, cuando fue el chavismo y su poder absoluto sobre
Venezuela, el que reimplanto a toda mecha la economía rentista que trajo
como consecuencias la destrucción de veinte años de trabajo austero y
los pocos logros que existían en turismo, pesca, alimentación e
industria es como mínimo una sinvergüenzura sin precedentes.
Que
es intolerable que el “combustible salga más barato que el agua
mineral” fue la tesis de Jaime Lusinchi, “No podemos seguir regalando el
dinero de los venezolanos” también lo dijo Lusinchi en 1984, “(las
subvenciones son necesarias) pero no podemos seguir regalando” lo dijo
en 1985, “Lo regalado se tiene que acabar” lo dijo Carlos Andrés en
1988, “No podemos seguir regalando los servicios” lo dijo en 1989, “es
imposible que frente a situaciones que afrontamos en el país, sigamos
regalando la gasolina” fue textualmente lo mismo que dijo en 1991. “No
hay otro modelo, que no sea producir” ya lo dijeron todos, “hay que
producir para exportar” también lo dijeron ¡carrizo!, hace veintitrés
años. A ver, ¿qué hicieron Ustedes? Dar un golpe de estado e inventar
una revolución para ofrecer el fracasado modelo que hoy tiene a
Venezuela en el umbral de la hambruna y con una crisis humanitaria ya
calificable como un crimen lesa humanidad.
No
señores chavistas no pueden continuar con la manipulación y el engaño,
porque un bolívar de 1979 tenía el mismo poder de compra que veintiún
bolívares, cuando ustedes planificaron incendiar las calles y dar
golpes de estado. Ustedes fueron los culpables de que el bolívar se
depreciara a trescientos y la herencia que nos han dejado, no a sus
hijos que vemos ya en exterior estudiando y viviendo cómodamente, sino a
nosotros los venezolanos que seguimos aquí, es que un bolívar de 1979
tenía el mismo poder de compra que treinta y seis mil bolívares de
Chávez-Maduro. De hecho señores chavistas, su modelo no fue rentista,
fue un “salto atrás”, fue una verdadera salvajada histórica.
Amigos
lectores, que esta gente hoy nos diga algo que comprendió muy bien
Betancourt hace ochenta años y que las nuevas generaciones lo entendimos
hace veintitrés frente a la pobreza y saqueando almacenes, es por
mucho, la mayor muestra de vagancia política en nuestra historia y la
prueba más firme de que nunca debieron haber gobernado. Fueron y ha
quedado demostrado, un auténtico accidente histórico que será evaluado
en el futuro como el mayor fracaso de un grupo político atrasado y
aventurero, en la historia de América Latina. Pues bien, “agotado el
modelo rentista” del socialcristianismo, agotado también el de los
socialdemócratas y acabado también hoy el de los irresponsables
marxistoides, resta gritar ¡Basta ya de vagos en la política, carajo!
Publicado en: Opinión
07/02/2016 06:00 AM Por: Thays Peñalver
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