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jueves, 16 de junio de 2011

DIEGO BAUTISTA URBANEJA Crónicas argentinas

Para un observador venezolano, en la Argentina hay mucha más separación de poderes...

EL UNIVERSAL

jueves 16 de junio de 2011 12:00 AM

Una visita a la República Argentina me da ocasión de hacer algunas observaciones y señalar algunos contrastes con nuestra situación.



Una de las cosas más llamativas de la política argentina, en especial en lo que se refiere al lenguaje de los partidarios del gobierno kirchnerista, es el desfase entre la retórica y la realidad. Si uno se dejara guiar por lo que se dice en los programas de opinión y los columnistas más conocidos del oficialismo, pensaría que en la Argentina está teniendo lugar una radical y acelerada transformación social, cuando en realidad estamos ante un orden económico y social claramente capitalista, sometido a las reglas y límites que rodean a cualquier gobierno de centro o de centroizquierda en el mundo de hoy.



Es cierto que el hecho de tratarse de un gobierno peronista en versión "K" le da a este capitalismo características que lo diferencian de situaciones más propiamente socialdemócratas, como podrían ser las del Brasil de Lula o el Chile de la Concertación. Le añade bulla, dramatismo, un clima confrontacional que supera en mucho el nivel real de confrontación. Se agrega una obsesión con el poder de los medios de oposición y una permanente referencia al pasado, en términos de quién hizo qué durante la horrible dictadura militar o el hoy denostadísimo decenio menemista.



De todos modos, para un observador venezolano, en la Argentina hay mucha más separación de poderes, mucho respeto por los gobiernos regionales y sus competencias, y desde luego mucho mayor respeto por lo que el lenguaje chavista llama el "Estado burgués" y el derecho de propiedad privada, sin más calificativos, ambos muy a salvo de cualquier desaguisado "revolucionario".



Se oye hablar de algo que llaman "el modelo". Los de retórica más radical, hablan de que en un próximo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, la presidenta habrá de "profundizar el modelo". Ella de lo que hasta ahora ha hablado es más bien de "institucionalizar el modelo". Pero a menos que haya claves secretas fuera del alcance de visitante más o menos cuidadoso en sus observaciones, no se ve en qué cosa especial pueda consistir el tal modelo, más allá de un capitalismo socialdemócrata coloreado por el estilo peronista-K. Argentina es un país que vive de la actividad productiva del conjunto de la economía y de su capacidad para producir bienes agrícolas e industriales que puedan competir internacionalmente. No se ve por ningún lado ninguna intención de poner en peligro serio esa capacidad productiva.



Se encuentra uno con gente -taxistas, dependientes...- que dicen con pesimismo, al enterarse del país del que uno viene, "nosotros vamos para allá". Un venezolano no tiene más remedio que sonreír para sus adentros. No saben lo que dicen. No se imaginan lo que es una cadena de siete horas ni un mandón diciendo "¡exprópiese!" en la plaza central de la capital. En Argentina eso es simplemente inconcebible.



La ausencia de una amenaza real de un gobierno de ese tipo ayuda a explicar la fragmentación de la oposición argentina. Los opositores bien informados consideran que, a precios de hoy, es muy probable que Cristina gane las elecciones presidenciales de octubre. Pero casi ninguno ve eso como una tragedia: simplemente sería la continuación de un gobierno malo o, con mucho, un gobierno que "está llevando al país a la ruina", como se dice, pero que no pone en cuestión el modo de vida habitual del país.



Por lo pronto, se han lanzado varias candidaturas opositoras, algunas de ellas con el objetivo de conservar o abrirse "espacios", expresiones que en el caso venezolano sonarían muy ingenuas. Se producen alianzas y fórmulas presidente-vicepresidente que tienen como objeto aumentar el caudal electoral de la candidatura presidencial en cuestión. Pero, a menos que en los meses que vienen se produzca alguna unificación entre ellas, la opinión general es que Cristina ganaría posiblemente en la primera vuelta.



Hay una pequeña duda sobre si la presidenta en verdad aspirará a la reelección. Todo ese escenario se está montando para que se produzca el lanzamiento. No obstante, circulan rumores de que la señora no ha tomado la decisión definitiva. Se habla de algunos incidentes de salud vinculados a tensión alta y cierto agotamiento físico, lo cual mantiene abierta la posibilidad de que la presidenta desista de una nueva candidatura. Pero sería una decisión que dejaría fría una escenografía a la que se añaden día tras día nuevas bambalinas.



dburbaneja@gmail.com

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