VICENTE E. GUERRERO B.
Corría el año 1941, era
el día 31 de julio con la guerra en todo su apogeo, lugar: la sala de oficiales
del escuadrón de pilotos donde un hombre reclama mientras bebe su café y las sombras de la noche se alejaban “¿Porque no me despertaron, me tocaba a
mí….?”. Deja la taza, se levanta de la butaca y emprende el camino al infinito,
hacia el amanecer, hacia el sol.
“.. Se aproxima a su máquina, sumerge
su cabeza en la carlinga y se descubre sólidamente sentado en el cielo. Roza
con sus dedos un larguero de acero y percibe el metal chorreando vida, el metal
no vibraba pero vivía, Una vez mas el piloto no experimentaba en el vuelo ni
vértigo, ni embriaguez, sino el misterioso trabajo de un ser vivo….”
Parte el escuadrón, pájaros metálicos
cubren el cielo, hombres y maquinas en rara conjunción en esa mañana al
encuentro de la vida o la muerte. Vendrá
luego la espera angustiosa de los que quedaron en tierra y cuando los ojos que
otean el horizonte ven los primeros aviones que se aproximan de regreso de la batalla, comienzan a contar
uno a uno la llegada de aquellos seres que partieron venciendo el sueño, sus
maquinas con los motores zumbantes van ocupando su lugar en el campo de vuelo.
Hay un vacío y una voz va dejando una
estela de preocupación y esperanza… el radar lo perdió sobre la costa francesa.
Recuerdan su perfil erguido cuando
esa mañana buscaba el amanecer reclamando su lugar en el combate. Hay un
silencio y una espera … ¿dónde estará?
“……No pedimos ser eternos, pedimos tan
sólo ver los actos y las cosas pierden de repente su sentido, el vacío que nos
envuelve se hace patente….y he aquí por
donde se introduce en nosotros la muerte….”
Llegan mensajes y crece la angustia en
aquellos rudos hombres, y uno a uno los
mensajes dejan de carecer de sentido. ¿Durará aún el vuelo?, interrogación que recorre la pista de vuelo.
El límite del combustible esta llegando a su fin, es imposible que siga
volando, pasan las horas, como un
rio de sangre.
Aquel hombre en su maquina tal vez
recordaba mientras surcaba el cielo en ese
vuelo al infinito sus aventuras buscando
rutas en el aire o tal vez desfilaban ante sus ojos aquellas hojas escritas en
“CORREO DEL SUD”, “TIERRA DE HOMBRES” y
posiblemente repetía los que escribiera en PAGINAS A UN REHEN” donde expresaba el gran sentido del valor de
la amistad “….no sé que nace o muere contigo, sé que eres mi amigo y eso me
basta….”.
El tiempo corre, amigos y camaradas
del escuadrón recuerdan que en 1935, un 29 de diciembre, cuatro horas después
de su partida de BENGHAZI, en el desierto de LIBIA cae con su mecánico PREVOST y se destroza el Cuadron Simoun al tratar de
cubrir el raid PARIS- SAIGON. Lo encuentran en el límite de su resistencia el
primero de enero de 1936 y de esta experiencia nacerá “EL PRINCIPITO”.
“…… Allá arriba, en el avión se experimenta
una soledad prodigiosa..”
Las
estaciones de radio rastrean el espacio crece la angustia, hasta que en el grupo 2/33 de reconocimiento aéreo de Orconte
(Marne) se recibe un extraño mensaje
solicitando armisticio. Un pesado silencio cae y ese silencio es el adiós que
ya no duele. Hay un espacio vacío en la pista de vuelo. El silencio de las
estaciones de radio de los dos bandos enfrentados es un homenaje a ese hombre
perteneciente a la cofradía de caballeros del aire, últimos eslabones de los
caballeros andantes de nuestros sueños.
En “VUELO NOCTURNO”, SAINT-EXUPERY
escribe sobre sus vivencias en Aerpostas Argentina, empresa aérea francesa que
buscaba la concesión del espacio aéreo sudamericano, en ella refleja su vida
interior y su destino, su personaje( él mismo) y ese último vuelo antes de
perderse en noche de la Patagonia Argentina en vuelo hacia las estrellas.
La historia imaginada se torna
realidad aquella mañana cuando desorientado aun por el sueño exclamaba:”… ¡me
tocaba a mí…!” para acudir
a la cita con la muerte
“…. No oyó el consejo de sus camaradas,
las manos en los bolsillos, la cabeza levantada, cara a las nubes, a las montañas, a los ríos y a
los mares, empezaba a reír,
silenciosamente, una risa débil, pero que pasaba por él como una
brisa por un árbol y lo hacía estremecerse.
Una risa débil pero mucho más fuerte que aquellas nubes, que aquellas montañas, que aquellos ríos, que
aquellos mares. Se imaginan que tengo miedo……”
ANTOINE SAINT-EXUPERY pertenecía
a una cofradía de hombres del aire como GUILLOME, MERMOZ, MALRAUX , cofradía de
hombres amantes del peligro aceptado, misiones peligrosas y aventuras pero
sobre todo tenían en común la búsqueda de la condición humana.
VUELO NOCTURNO escrita por
SAINT-EXUPERY relatando su experiencia
en Sudamérica trabajando para la firma
francesa AEROPOSTAS, en la búsqueda de las concesiones para vuelos en los
inicios de la aeronáutica comercial, premonitoria de su fin, su personaje pierde
el rumbo en un vuelo nocturno y desaparece tragado por la noche o
atrapado por las estrellas. Publicada
con un extraordinario prólogo de ANDRE GUIDE
es una obra en las cuales el autor se reúne con el arte y con la muerte.
Cuando me pregunto que es la
“CONDICION HUMANA” me detengo en
VUELO NOCTURNO DE SAINT EXUPERY, ANTIMEMORIAS DE MALRAUX, EL HOMBRE
REBELDE Y LA PESTE DE CAMUS, libros que nunca terminare de leerlos.
BIBLIOGRAFIA:
A.
SAINT-EXUPERY. Vuelo nocturno. Plaza
y Janés editores
Correo del Sur. Gouncourt
Cartas a un
rehén. Gouncourt
Arenas
cumbres y estrellas. Goncourt
Cartas a su madre, Goncourt
Ciudadela.
Goncourt
El principito
ANDRE MALRAUX:
Antimemorias. Editorial sudamericana
La condición
humana. Planeta
ALBERT CAMUS: El hombre
rebelde. Alianza editorial
La
peste. Ediciones orbis
. VICENTE GUERRERO BERNABEY. MEDICO
EDITOR DE LA
REVISTA MEDICA RAZETTI (PREMIO “ALI RIVAS GOMEZ” FMV
Medalla “ Dr. FRANCISCO HERRERA LUQUE” FMV.
MIEMBRO DE LA
ASOCIACION MEDICOS ESCRITORES DE VENEZUELA
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