Libertad!

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viernes, 15 de mayo de 2009

El perro Nevado y el caballo Palomo del Libertador

Eumenes Fuguet Borregales (*)
Dictando un ciclo de conferencias para los alumnos de la Unidad Educativa Lisandro Alvarado sobre la Magna Batalla en la Casa de la Estrella, sede de la Academia de la Historia del estado Carabobo, me solicitaron escribir sobre el noble perro Nevado y el caballo Palomo, animales ligados a la acción libertadora del Padre de la Patria. Aspectos sobre esta narración, se vinculan a la vivencia de personajes que testimoniaron haber conocido a los extraordinarios ejemplares, así como aspectos orales transmitidos de generación en generación, con las naturales variantes, según los criterios de las personas y por la leyenda esbozada en el valioso escrito del distinguido escritor merideño Don Tulio Febres Cordero. EL PERRO NEVADO: Durante la ejecución de la magistral Campaña Admirable llevada a cabo por Bolívar, al pasar por Mérida es proclamado Libertador el 23 de mayo de 1813. Movilizándose con su Ejército por las escarpadas cumbres andinas, pasó por un caserío llamado Moconoque, situado a seis kilómetros de la población de Mucuchíes, hoy capital del municipio Rangel fundada en 1596, a cuarenta y cinco kilómetros de la ciudad de Mérida, Don Vicente Pino, le obsequió un cachorro raza Mucuchíes llamado Nevado, color negro con la cola, orejas y lomo blancos como la nieve; la tradición afirma, que el perro fue entregado por el niño Juan José Pino en nombre de su padre. Juan José vivió hasta los noventa y cuatro años y durante toda su vida contaba con orgullo, la entrega del perro Nevado a su prestigioso dueño. Para cuidar al hermoso ejemplar, el más indicado fue el indio Tinjacá natural de la región andina, quien conocía al animal y con un silbido peculiar, podía llamarlo a distancia, sonido que Bolívar aprendió a emitir hasta lograr la obediencia. Los primeros perros de la raza mastín europeo, fueron traídos desde España, desde las provincias de Navarra y Aragón, por los frailes doctrineros agustinos a finales del siglo XVI; es el mastín europeo, un fiel animal, de hocico alargado, lanudo, fuerte y versátil para el cuido de casas, personas y rebaños. Al establecerse en Santa Lucía de Mucuchíes, el mastín, se adaptó rápidamente a la altura propia de los andes; su mestizaje dio origen a lo que hoy conocemos como perros Mucuchíes, designados Raza Nacional en 1964. El estado mayor del Libertador denominó a Tinjacá "El Edecán de Nevado". El animal acompañó a Bolívar en muchas batallas, victorias y derrotas, como también en entradas triunfales, como la realizada en Bogotá luego de Boyacá. El fatal año 1814, Nevado y Tinjacá fueron presentados en Valencia, al terrible jefe realista Boves, quien le expresó a Tinjacá en la casa de la familia Malpica, de dueño conocido como "El Suizo": "Has cambiado de amo, pero no de oficio"; al poco tiempo Tinjacá utilizando su fino silbido, pudo escapar con Nevado y trasladarse a Timotes, para reencontrarse con el Libertador, a quien acompañaron en su afán emancipador. Desafortunadamente en el fragor de la Batalla de Carabobo, mueren Nevado y Tinjacá, se dice que Bolívar al conocer la noticia, derramó una lágrima de tristeza que bien merecía el noble animal y el fiel cuidador. En la plaza Bolívar de Mucuchíes, un monumento recuerda a Nevado y Tinjacá, igualmente en la vía hacia la capital, otro monumento en una colina, representa la entrega de Nevado al Libertador en presencia de Tinjacá, por parte de Don Vicente y su hijo. EL CABALLO PALOMO. En noviembre de 1814, Bolívar se movilizaba por la población de Santa Rosa de Vitervo, cerca de Tunja, capital del Departamento de Boyacá, para reunirse con Camilo Torres, Presidente del Congreso neogranadino; en Santa Rosa, pensaba cambiar la agotada cabalgadura por una que le pareció la indicada, pero el señor Hermegildo Báez que le servía de guía, le informó que esa yegua estaba preñada y no podía dársela, su esposa Casilda Zafra, conocida como "La Agorera", decía haber soñado que el potro por nacer iba a ser montado por una persona muy importante. En el desarrollo de la Campaña de la Nueva Granada, Bolívar pasó de nuevo en julio de 1819 por Tunja, allí se le presentó Hermenegildo, regalándole el caballo, cuya cola casi llegaba al suelo; Bolívar lo denominó Palomo, por su color parecido al de una blanca paloma; con esa cabalgadura venció en Pantano de Vargas, Boyacá, Carabobo, Bomboná y entró triunfante a Quito después de la Batalla de Pichincha. Antes de regresar a Venezuela en 1826, el general Andrés de Santa Cruz le pidió el caballo, desprendimiento que causó pesar al Libertador por la nobleza del animal, quien muere al poco tiempo en la hacienda Mulaló, en Yumbo, Valle del Cauca. En la población de Mulaló, al Norte de Cali, se encuentra un museo que expone las herraduras de Palomo, estribos y algunos objetos que pertenecieron al Libertador. No se equivocó Casilda sobre el futuro de Palomo, pintado intercontinentalmente por los grandes artistas y representado en las principales plazas.



(*) General de brigada (Ej.)

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