Libertad!

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lunes, 14 de septiembre de 2009

Trino Márquez // La propiedad no es un robo

Con la propiedad privada las sociedades han conocido la libertad y el bienestar
La propiedad es un robo es una frase que P.J. Proudhon acuña en el opúsculo ¿Qué es la propiedad?, que circula en Francia a mediados del siglo XIX. El anarquista, y a ratos socialista, Proudhon le sirve de norte, junto a Marx, a los funcionarios del régimen que andan impulsando la estatización y colectivización de los medios de producción, y de toda forma de patrimonio de los venezolanos. El razonamiento que aplican esos insensatos es simple: dado que la propiedad privada es un robo, esto significa que alguien se ha adueñado de algo que le pertenece a otro, por lo tanto, hay que devolverle ese bien a sus legítimos propietarios: la comunidad, la sociedad. Les cuesta decir el Estado, verdadero dueño y señor de la nación.

Las expresiones altisonantes sirven de artificio para maquillar el exterminio de la propiedad privada que se está perpetrando en Venezuela. Enarbolando siempre los intereses del pueblo oprimido y explotado, y presentando a la propiedad como el resultado de una ecuación simple en la cual unos pierden porque otros desalmados ganan, adelantan un conjunto de medidas que están arrinconando a la propiedad privada y despojándola de los atributos que señala el artículo 115 de la Constitución.

Burocracia todopoderosa El artilugio apenas enmascara el verdadero propósito de la colectivización y la estatización: crear una burocracia todopoderosa, tan ignorante como arrogante, poseedora de los medios de producción (industrias), de la tierra, y capaz de dominar la fuerza de trabajo (recursos humanos). A partir de este control progresivo, se ha constituido una clase social muy poderosa ligada al Gobierno, la boliburguesía, beneficiaria de los jugosos contratos que les otorgan los funcionarios que administran las empresas públicas y los jefes de estos, incrustados en el centro del círculo de poder del régimen.

La arremetida contra la propiedad privada ha sido inclemente desde el 2-D: de las 26 leyes de la habilitante, la mayoría se dirigen a reducir y asfixiar la propiedad privada. Con este propósito se aprobaron la Ley de Seguridad Alimentaria, la Ley para el Fomento y Desarrollo de la Economía Popular, la Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios y la Ley del Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat. Posteriormente se han incorporado al expediente la Ley de Tierras y, como guinda, el Proyecto de Propiedad Social, congelado temporalmente en la Asamblea Nacional mientras pasa el temporal desatado por la aprobación de la Ley Orgánica de Educación, adefesio que acaba con la función pedagógica y académica que debe cumplir el sistema educativo, y convierte a los consejos comunales en comisarios de la enseñanza. Las medidas de cierre contra las emisoras radiales y televisivas, además de constituir un atentado contra la libertad de expresión e información, configuran un ataque artero a la propiedad privada. Todas las estaciones clausuradas son particulares, ninguna de las 500 emisoras radiales en manos del Gobierno ha sido castigada, a pesar de que algunas provocan náuseas.

El camino de Stalin La batería de leyes y disposiciones contra la propiedad privada les permitirá a los funcionarios gubernamentales, disponer de los activos que el país ha ido generando a lo largo de décadas de trabajo y esfuerzo. Este fue el mismo camino seguido por Stalin una vez que desmontó la Nueva Política Económica (NEP), diseñada por Lenin en el ocaso de su vida, cuando constató que el "comunismo de guerra" había arruinado a la sociedad rusa y que la única manera de mantenerlo era a partir del aniquilamiento de los campesinos soviéticos.

La propiedad no es un robo. Quien perpetra el hurto no es el ciudadano que posee una empresa grande, mediana o pequeña, ni el emprendedor que construye edificios o casas ni el padre de familia que invierte sus ahorros en una segunda vivienda ni el taxista que se asocia con algunos compañeros para fundar una compañía de transporte. Quien comete el atraco es el gobernante que prevalido de un poder ocasional y siempre perentorio, se adueña -con el respaldo de las instituciones del Estado, los tanques y las finanzas que pertenecen a todos los venezolanos- de un patrimonio que empresarios y trabajadores han levantado a partir del esfuerzo constante.

Con la propiedad privada las sociedades han conocido la libertad y el bienestar. Todos los inventos que han elevado la calidad de vida de los seres humanos han estado asociados con ella. Al comunismo sólo están ligadas la miseria y la opresión.

cedice@cedice.org.ve

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