Libertad!

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viernes, 11 de septiembre de 2009

Argelia Ríos // Consuelo de tontos

La reedición del fiasco se asoma en esta suerte de "administración anticipada de la derrota"
El colega Eugenio Martínez -que conoce bien las ponzoñas de la Ley Electoral- les llama "mentirosos".

En lo particular, prefiero advertir que un sector político de la oposición "no está diciendo la verdad" al rechazar, "por extemporánea", la inmediata definición de las estrategias y metodologías más eficientes para enfrentar al régimen bolivariano en los cruciales comicios parlamentarios.

Quien conozca la vida íntima de los partidos venezolanos -y la importancia que le otorgan "al reparto" del próximo año- no tiene motivos (salvo la ingenuidad) para creer en semejante alegato. De hecho, la disputa que hoy mismo consume a los partidos es una competencia entre quienes aspiran a controlar la distribución de las curules de la AN.

En tiempos de normalidad democrática, los preparativos electorales solían consumir hasta un par de años. Con la nueva ley, lo único "extemporáneo" es la arrogancia con que se están aplazando decisiones vitales, que deberían generar credibilidad, entusiasmo y confianza al muy complejo electorado "no chavista", integrado por "opositores leales" y por el "segmento no alineado" de la sociedad, hacia donde deben orientarse hoy todos los esfuerzos.

Ya son muchas las voces alarmadas por esta feroz dilación, que niega la necesidad de resolver la pertinencia o no de la tarjeta única o multipartidista, y de los diferentes métodos para escoger a los candidatos de la opción democrática.

Es creciente la certeza de que, mientras más tarde se aborde el asunto, menos oportunidad habrá de hacer un papel honroso. "Los extemporáneos" -que disparan insolencias al mejor estilo chavista, con sandeces como la del "antipartidismo" y el "golpismo"- creen, erróneamente, y contra lo que alertan las encuestas, que los abusos y el deterioro del presidente se traducirán en votos automáticos para la oposición, sin que medie un esfuerzo para ganarse la voluntad del "ninismo" más arisco, claramente proclive a la abstención.

Cuando Eugenio Martínez sugiere que tal vez la oposición vuelva a entregarle de nuevo el parlamento a Chávez, no está exagerando.

Por algo, ya hay quien dice que alcanzar la mayoría "no necesariamente supone conquistar el mayor número de curules", sino "sumar la mayor cantidad de votos no chavistas, estén ellos dentro o fuera de la nueva alianza perfecta"& La reedición del fiasco de noviembre se asoma en esta suerte de "administración anticipada de la derrota", que pudiera resultar aún más dura con el anunciado reacomodo de los circuitos& La verdad es que aquí nadie está mintiendo.

Los exponentes de la pedantería opositora conocen muy bien el alcance de la LOPE, pero eluden el esfuerzo. Prefieren tomar "del lobo un pelo", antes que asumir plenamente el reto y la responsabilidad. Queda un consuelo de tontos: quienes hoy disparan, mañana estarán obligados a ofrecer explicaciones. Ojalá sean mejores que las de Borges en el caso del estado Bolívar.
Argelia.rios@gmail.com

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