Libertad!

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domingo, 22 de noviembre de 2009

Luis Vicente León // Chávez no es invencible

El futuro liderazgo opositor probablemente será mucho más peligroso para él
Es un error pensar que el debilitamiento de Chávez significa que esté destruido, minimizando con esto el esfuerzo brutal que debe hacer la oposición para enfrentar a su adversario.

Hoy este tema está más claro que hace unos años, cuando mostrar encuestas con Chávez fuerte era sinónimo de estar comprado por el Gobierno. No puedo decir que esto haya acabado del todo. Aún podemos ver algunas entrevistas, con bombos y platillos, a analistas que dijeron deliberadamente que Chávez perdía el referéndum revocatorio, que Rosales ganaba de calle las presidenciales y que era imposible perder la enmienda. Esto es, por decir lo menos, interesante. Pero no es esa la regla hoy. La gente quiere saber la verdad y nuestra función no es la de ser cheerleader de nadie, sino entregar información real para la toma de decisiones.

Sin embargo, al tratar de hablar francamente, creí que estaba implícito algo que en verdad vale la pena resaltar: ¡Chávez no es invencible!

El Presidente está siendo afectado por dos tipos de variables. La primera de carácter estructural, que explica el descenso, volátil pero permanente, de su popularidad. El tiempo no perdona y la capacidad de sorprender y emocionar a las masas se debilita, con lo cual, más allá de las recuperaciones puntuales que logra para ganar una elección en particular, su nuevo pico es siempre menor que el anterior y su éxito menos cautivante.

El segundo grupo de variables son de carácter coyuntural. Este año ha sido especialmente malo para él y la fuente del problema la encontramos en el deterioro de la economía, que se traduce en una pérdida de capacidad de compra. El consumo cayó luego de muchos trimestres creciendo a ritmos extravagantes y el ambiente está demostrando que el líder de la revolución, quien ataca al consumismo, tiene atada su popularidad a la capacidad de estimular consumo en las masas, gastando a manos llenas y permitiéndole comprar bienes y servicios que incluyen desde alimentos básicos hasta shampoo importado y celulares de última generación. No tiene espacio para pedir sacrificios y el nuevo gasto, que sin duda vendrá, será cada vez menos eficiente para compensar su ineficiencia, en momentos en que la gente está más sensible, porque es mucho más difícil perdonar la falta de agua, luz o insumos hospitalarios con el bolsillo vacío.

Es cierto que nadie capitaliza la frustración de la masa. El argumento de que no se necesita un líder es solo una excusa para tapar esa debilidad.
La justificación de que no es posible tener liderazgos alternativos sólidos por el desbalance de fuerzas entre Chávez y la oposición, si bien está basada en una condición real, nos lleva a una conclusión terrible: "entonces estamos condenados a que no aparezca nadie, porque el entorno hostil y desbalanceado no cambiará". Afortunadamente, la historia política no respalda esa tesis, mostrando muchos ejemplos del surgimiento de liderazgos nuevos, en condiciones desventajosas, que han sido capaces de vencer a Goliat. Ahí esta el detalle. Si bien la oposición no es fuerte hoy, el terreno es fértil para el surgimiento de alguien que la coseche. Creo que el problema principal era que Chávez llenaba el vacío de liderazgo opositor al moverlos reaccionando a él, pero el debilitamiento de Chávez deja de nuevo el vacío y estimula la demanda de líderes que los organice y conduzca a la batalla.
La economía indica que toda demanda genera su propia oferta y creo que esta vendrá con fuerza, pese al esfuerzo presidencial para aplicar la operación Herodes contra sus adversarios de hoy (que los hay buenos y malos), sin darse cuenta que el futuro liderazgo opositor probablemente será, más temprano que tarde, distinto al presente e infinitamente más peligroso para él.

lvleon@cantv.net

@luisvicenteleon

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