Libertad!

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jueves, 10 de julio de 2008

Carlos Raúl Hernández // Mate

No les queda más que entregarse y buscar una salida menos trágica que lo que les espera
Uribe ha despescuezado y despresado a las FARC, ofreciéndoles simultáneamente la posibilidad de rendirse. Sin dejar de ser un inobjetable líder democrático, -pese al enjambre de ONG's creadas por la guerrilla para empañarlo- ha demostrado que el único idioma que entienden los terroristas es el de las ametralladoras.
Estrategias desesperadas como la creación del Movimiento Continental Bolivariano, y darles beligerancia -"la guerra en Colombia no tiene salida militar"-, pretendían tirarles un salvavidas para evitar su holocausto.
El argumento de Chávez, que era "un Estado dentro del Estado... que tenía y hacía cumplir sus leyes", aparte de podrida mentira, lejos de ser un aval para reconocerlas, lo era para darles más duro y partirles el espinazo. Trasladar a una democracia legítima los usos y experiencias diplomáticos surgidos ante los movimientos de liberación anticolonial, reconocidos beligerantes cuando demostraban soberanía territorial, es una barbaridad más.
La democracia no puede rendirse ante una banda de malhechores porque sea poderosa, y está obligada a defenderse y derrotarlos. No son combatientes, sino terroristas que ganaron esta calificación porque su objetivo militar es la población civil y no los cuerpos armados, y porque secuestran y torturan inocentes no beligerantes.
Si Chávez no cometiera esas equivocaciones, además de decirle "cobarde, mafioso, indigno, cipayo, rufián, paramilitar" et al Uribe, hubiera podido intervenir positivamente en el proceso que está por culminar y cubrirse de gloria como cuando logró que soltaran a Clara Rojas. Su candidata, hoy guisada por haberse comprobado que trabajaba sin piedad para mantener el cautiverio de Ingrid, la senadora Córdova, podría ser una precandidata prometedora del chavismo colombiano. Hoy, castigo de Dios a la traición, la precandidata es Ingrid Betancourt y ojalá la señora Pulecio entienda lo dañina que fue para su hija en el papel de tonto útil.
El cachorrito boliviano de Chávez declaró que el rescate era producto de "un acuerdo entre el Gobierno y las FARC". Aunque es una fuente de cuidado, -la mentira y el error son las esencias de un revolucionario y los camaradas de aquí manifestarán contra Uribe y los liberados- si eso fuera así sería síntoma de que llegó el final de la banda, ya que para entregar así la salchicha del perro caliente, deben estar desesperados (¡favor no decirle más joya de la corona¡).
Pero lo que cuentan los protagonistas es una desbandada en la que los comandantes no pueden ni comunicarse por teléfono o e-mail. No les queda más que entregarse y buscar una salida menos trágica que lo que les espera. A Cano parece que le toca ser el enterrador.
carlosraulhernandez@gmail.com

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