Libertad!

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viernes, 4 de junio de 2010

La MUD y las decisiones sobre candidatos a Diputados

Freddy Muñoz Armas


Viernes, 4 de junio de 2010



Hace poco ofrecí a Emilio Figueredo, Presidente-Editor de Analítica, escribir una sucesión de artículos no muy extensos que conformen, en conjunto, una especie de ensayo contentivo de análisis, realidades y opiniones diversas, aplicables a los procesos fundamentales en curso.

En este primer artículo comenzaré con el análisis de lo que aparece señalado en el título de la primera entrega.

Revistió mucha importancia para la lucha político-electoral que culminará el próximo 26/9/10, la decisión unánime que las organizaciones integrantes de la MUD adoptaron para que fueran escogidos –conforme a los métodos democráticos que era posible aplicar- las candidatas y los candidatos que van a competir con aquellos que hayan sido designados por los dueños del PSUV, jefes del Gobierno y aliados de unos y otros. (Chávez, por supuesto, y en segundo lugar Diosdado Cabello, han sido los principales autores de la designación. Es de amplio conocimiento público que no hubo verdaderas elecciones en las bases de las organizaciones asociadas).

Los medios de comunicación social han dado amplia información al respecto.

La MUD que se creó a escala nacional adoptó, como se sabe ampliamente, un método que permitiera escoger candidatas y candidatos de diversa procedencia partidista y con capacidad para cumplir un conjunto fundamental de actividades, que abarquen desde la comunicación directa con los electores para conocer de cerca sus aspiraciones e inquietudes, y explicarles cómo se actuará en la máxima institución legislativa para desde allí generar cambios que modifiquen hondamente las desastrosas realidades impuestas por el régimen chavista.

En los diversos estados las MUD que fueron constituidas siguieron caminos semejantes a los de la nacional. Hubo, como en ésta discusiones necesarias y, en definitiva, acuerdos derivados de una concepción básicamente compartida. A ella fueron ajenas las imposiciones de una camarilla nacional, en última instancia obediente al dedo de un amo, como Hugo Chávez, y de un condueño, como Diosdado Cabello. No obstante lo cual el oficialismo ha tenido el descaro de lanzar campanas al vuelo para destacar el carácter democrático de sus escogencias.

Observados por muchísimos venezolanos organizados en mayor o menor medida, y dispuestos a sufragar sin vacilaciones, así como ayudar a que lo hagan grandes contingentes el 26/9/2010- los dirigentes de las MUD en los estados estimulan una participación masiva ese día, que muy probablemente habrá de ser marcado por al victoria. Bien se sabe que Chávez y sus acólitos están perturbados por lo que ya presienten como una derrota que afectará hondamente el futuro del “proceso”.

En tales circunstancias habría sido extraño que Armando Durán –el derechista de muchos años que no ha dejado de serlo en momento alguno, y, que, además, se regodea en mostrarlo- no aprovechara la ocasión para escribir en su columna que El Nacional alberga cada lunes, para mezclar una valoración de signo positivo con varios juicios mezquinos y envenenados.

En el artículo que Durán escribió para que fuera publicado el 3/5/2010 (titulado “Hacia el 27 de septiembre (I)”), él afirma, muy cerca del comienzo:

“Sin la menor duda, estas elecciones primarias arrojaron un fruto de gran significación. Por primera vez en la historia electoral venezolana los partidos políticos tradicionales admitieron que los electores ejercieran su derecho de elegir a algunos de sus candidatos parlamentarios”.

Inmediatamente después, el diablillo que el autor lleva por dentro depositó una carga de veneno:

“Cierto que la mayoría de los puestos en la lista opositora fueron determinados por el dedo de las cúpulas partidistas en negociaciones que despedían un penetrante y pesado tufillo antidemocrático, pero no puede ocultarse el hecho de que, por las causas que fueran se dio un primer paso en la dirección acertada”.

No pudo, pues, Durán librarse del tufo agresor que desde hace mucho lo acompaña; pero, al menos, le dio la leve compañía de un sencillo edulcorante. Y como si hubiera caído en cuenta de que había faltado su carácter, lo recuperó en seguida, mediante otra dosis de veneno:

“Por supuesto, quienes acusan a la llamada Mesa de la Unidad Democrática de haber repetido al pie de la letra los vicios del pasado, no exageran. La inmensa mayoría de los candidatos fueron designados por los dirigentes de las franquicias partidistas representadas en la Mesa, quienes se reservaron para ellos mismos, ¡qué bien, caballeros!, los puestos con mayores probabilidades de superar las pruebas que les impondrá Chávez a las aspiraciones electorales de la oposición. A estas alturas, algo distinto hubiera sido demasiado bonito para ser verdad”.

“No obstante, éste no fue el principal desengaño generado por la tradicional manipulación electorera de la dirigencia (sic) política de la oposición. Los ejemplos de Julio Borges y Henrique Salas Römer bastan para comprender los alcances y la magnitud del anacronismo, como si las terribles experiencias de Bolívar y Carabobo en las últimas elecciones regionales no hubieran sucedido jamás. Lo que resulta peor en esta ciega carrera electoralista es pensar y actuar como si en Venezuela el proceso político se desarrollara en el tranquilo marco de la más envidiable normalidad democrática. De ahí que la Mesa como colectivo, sus dirigentes como individuos presuntamente comprometidos con el abrumador porvenir de Venezuela y los candidatos seleccionados en negociaciones o por primarias, no le hayan dedicado ni tres palabras a Chávez, el problema central de la gran crisis nacional, y sólo se hayan ocupado y se ocupen de hablar sobre una supuesta agenda legislativa que, además de no existir, esquiva sistemáticamente la situación del país con el exclusivo propósito de no agitar excesivamente las aguas políticas y sociales del país. ¿Por qué? ¿Por temor a correr la misma triste suerte, pongamos por caso, de Antonio Ledezma?”.

“Corolario natural de esta visión torcida del proceso es que la Mesa manipula a su favor la exitosa experiencia de la Concertación opositora en Chile, pero prefiere no mencionar en absoluto que la meta única de aquel gran esfuerzo de los demócratas chilenos fue sacar a Augusto Pinochet del Palacio de la Moneda. De ahí precisamente que lo lograran. En cambio, aquí, como Chávez califica de golpista a quien pretenda cultivar su soberano derecho democrático y constitucional de tratar de sustituirlo en la Presidencia de la República, pues nada de nada. Hablemos de cualquier otra cosa. No vaya a ser… aunque todos sepamos que ir a por Chávez, objetivo que paradójicamente sólo menciona el propio Chávez, es la auténtica razón de ser democrática del 27 de septiembre”.

El extenso texto que he citado es torcido en cuanto a su estructura y, sobre todo, por su catadura moral. Veamos:

1) Los vicios del pasado –en los cuales Durán participó, como Ministro de Carlos Andrés Pérez, después de haber adquirido nacionalidad venezolana –conformaron una historia, no precisamente marcada por la pulcritud moral. ¿Acaso el transcurso de los años le afectó la memoria?

2) La escogencia de candidatos fue realizada mediante un método de selección, adoptado por la MUD del nivel nacional, con el cual concordaron, en muy alta proporción, las que habían sido creadas en casi todos los estados del país. ¿Podría el señor Durán solicitar la información correspondiente, para que conozca los hechos, sin tragarse la lengua?

3) No hubo franquicias representadas en la MUD nacional. Este cuerpo plural fue constituido por un amplio grupo de miembros, cada uno designado por la organización nacional a la cual pertenece. Ramón Guillermo Aveledo fue escogido -para cumplir la función de Secretario Ejecutivo- por unanimidad de los representantes que cada organización designó. ¿Sabe Durán que eso es común en los cuerpos plurales de dirección?

4) La MUD como colectivo, los dirigentes que la integran y los candidatos seleccionados conforme a las reglas previamente establecidas, han criticado a Chávez, a su partido, a la desastrosa gestión que junto a su camarilla han realizado desde el poder. Sólo críticos perversos o tontos de capirote pueden ignorarlo o negarlo. Durán es lo primero, y lleva la marca.

Cuando ese señor (?) afirma que los dirigentes de la MUD no le han dedicado “ni tres palabras a Chávez – “el problema central de la gran crisis nacional”- hace un planteamiento superficial y restrictivo.

¿Por qué lo hace? Porque no entiende que el teniente Coronel no es, ni puede ser, en el fondo, el Jefe político-militar de la Fuerza Armada Nacional. Tanto menos cuanto que, como Presidente de la República y Comandante en Jefe de la FAN, ofende a ésta cuando le impone un juramento cubanizado y deshonroso.

Chávez no es, en rigor, el problema central de la gran crisis nacional. Al derrotarlo el 26/9/2010, lo cual es altamente posible- la oposición democrática –de la cual la MUD es un factor clave- habrá dado un salto de calidad y despejado un buen trecho de la ruta que irá acercándose a la victoria, gracias a una estrategia de lucha democrática que aquella ha venido construyendo.

El problema que hace sufrir a Durán, tan ajeno a la MUD central y a las MUD estadales, es que –dado su pensamiento destructivo- no puede ser una figura clave. Y eso lo colma de inquietud, incluso de ira, como muestran sus escritos envenenados. No tendría sentido lamentar que su inteligencia le sirva de muy poco y que no pueda participar, desde su rincón en procesos de lucha constructiva: lo tiene bien merecido.

5) Sobre la afirmación de que los integrantes de la MUD nacional sólo se han ocupado y se ocupan de hablar sobre una agenda legislativa, que no existe, debo decir que en Durán no tiene límites la falta de vergüenza. En aquella organización está trabajando, con presencia de especialistas en diversos campos, una comisión que elabora propuestas sobre modificaciones sustanciales a los paquetes legislativos aprobados por la AN chavista, sobre un conjunto de leyes reformadoras que serán discutidas en la nueva AN y sobre decisiones de ésta que modifiquen progresivamente, con la mayor prontitud posible, el disparatado cuerpo de leyes y acuerdos cocinados en la AN del presente.

En la nueva AN no habrá –en lo que a la oposición democrática concierna- una guerra entre grupos parlamentarios, pero sí una clara reorientación de objetivos y modos de actuación, dentro y fuera de la sede legislativa, y en todo lo relativo a los recursos públicos que le corresponden.

6) Una prueba elocuente del descontrol en que vive ese personaje, del cual he tenido que ocuparme en este artículo, aun cuando no me agrada, es la pregunta malévola, y también idiota, sobre cómo ha sido tratado Oswaldo Álvarez Paz por la MUD nacional:

¿Habrá sido el comportamiento unidimensional de la dirigencia opositora el motivo para borrar de todas las listas posibles la candidatura de Oswaldo Álvarez Paz y de tantos otros demócratas sin pelos en la lengua ni sombras en la conciencia? ¿Será posible, entonces, que este autoritarismo decimonónico de los jefes partidistas termine auspiciando que personalidades de la envergadura y el coraje de Álvarez Paz puedan y deban presentar sus candidaturas a la Asamblea Nacional por iniciativa propia, como fórmula verdaderamente democrática y opositora para abordar sin tapujos la crisis nacional y restaurar la democracia en Venezuela? ¿Será ese el camino?

¡Por fin Armando Durán se quitó la careta! ¡Por fin se mostró como es! Por fin dijo lo que quiere, aun cuando no se desnudó completamente todavía, y tal vez no lo haga. Un gran descuido, sin embargo, puso en muy mala situación su personalidad y su real pensamiento. No leyó las declaraciones que dio Alvarez Paz inmediatamente después de haber salido del encierro en el cual Chávez ordenó mantenerlo, sin fecha límite. Si las hubiera leído se habría enterado de qué aquel no tiene la intención de ser próximamente diputado a la Asamblea Nacional cuyos miembros serán electos el 26 de septiembre. Por malvado y bocón Durán quedó expuesto al repudio de sus lectores honestos.

Pero, hay más todavía. Acostumbrado como está a la maledicencia contra quienes no siguen su línea de pensamiento, se le ocurrió decir que los miembros de la MUD no le han dedicado “ni tres palabras a Chávez, el problema central de la gran crisis nacional, y sólo se han ocupado de hablar….sobre una supuesta agenda legislativa que, además de no existir, esquiva sistemáticamente la situación del país con el exclusivo propósito de no agitar excesivamente las aguas políticas y sociales del país”.

Envío a los lectores una réplica ineludible:

1) Los integrantes de la MUD nacional han entregado, semana tras semana, por todas las vías a su alcance –con aciertos y también con algunos errores e imprecisiones- pero afinando progresivamente un pensamiento creado mediante la lucha, la reflexión progresiva y el aprendizaje en todos los niveles, que se alimentan mutuamente.

2) La MUD como conjunto dirigente ha estado apuntando sistemáticamente contra el aparato civil-militar dirigido por Chávez, contra la camarilla que él mantiene subordinada y el “proceso” supuestamente revolucionario que él y aquella orientan hacia una “transformación socialista”.

Algunos dirigentes de la MUD así como partidos que concurren a conformarla, sostienen –con más o menos énfasis- que la derrota del Comandante determinará todo lo que será el futuro de la nación; pero hasta hoy no han tenido la capacidad para demostrarlo, ni han elaborado una concepción de la cual surja una línea estratégica de acción, que conduzca a la victoria democrática decisiva.

¿Es eso también lo que Durán quiere que suceda? No lo sé; pero la lectura atenta, y no prejuiciada, del artículo que estoy analizando me conduce a sostener, que su preocupación principal no está orientada a favorecer la búsqueda de una victoria democrática. Esa preocupación me conduce a discutir la afirmación según la cual Chávez es “el problema central de la gran crisis nacional”.

Afirmar eso equivale a decir que Chávez se aproxima a ser un superhombre, que determina el rumbo de la política nacional y exterior de Venezuela, de la economía, de la situación social, de la educación en todos los niveles, de la FAN, de la Reserva Militar, de las policías, del proceso revolucionario en América Latina y en otras áreas del planeta.

Todo eso lo cree Chávez, especialmente en sus momentos de delirio, que no son pocos. Pero, ¿lo piensa Durán?

Si su respuesta es afirmativa, entonces sufre cierto desquiciamiento. Si no lo es, ¿por qué hace la afirmación referida sobre “el problema central de la gran crisis nacional”?

Lo cierto es que Chávez no es el problema central de la Venezuela actual. Su carácter, su condición política, su comportamiento personal, las líneas fundamentales de su pensamiento y la vasta actividad negativa que bajo su dirección y la de los entes que dirige se realizan son un gran problema, sí, pero constituye un error afirmar que sólo Chávez lo es.

Ese error no es meramente un desliz de Durán. Si los que desde la MUD nacional y las de los estados lucharen contra Chávez y sólo, o predominantemente, contra él, estarán reduciendo los alcances de un combate político fundamental. Uno de los defectos que ha tenido la lucha de los diversos componentes del campo democrático es concentar en Chávez la mayor parte de la crítica que debe realizarse contra un Gobierno, un Estado, un conjunto de políticas y gestiones, una falsa ideología revolucionaria, una estafa a muy diversos sectores de la sociedad.

Me siento obligado a refutar varios planteamientos que ha hecho públicamente contra la MUD Leopoldo López (LL), dirigente de Voluntad Popular, partido fundado por él hace algún tiempo, teniendo como base un conjunto de organizaciones sociales que había creado.

Según lo que se sabe, LL ha estado preparándose para ser, en 2012, candidato presidencial. Me consta que hace unos cuantos meses realizó conversaciones al respecto y obtuvo simpatías. Su inteligencia –que conozco- es indudable; pero hoy en día no estoy en capacidad para expresar un criterio sobre su experiencia y su preparación para llegar a donde quiere.

Ocurre, sin embargo, que hay en LL algo o mucho de prosa para preparar el terreno. Quiere, entonces, recibir dondequiera que sea posible, el trato que en estos casos es usual. Cuando la MUD nacional inició la búsqueda de métodos para efectuar la escogencia de candidatos a diputados de la Asamblea Nacional (AN), él propuso inmediatamente que se empelara el de las elecciones primarias. Ese no fue, como se sabe, el principal o el único de los seleccionados. LL, entonces, realizó las jugadas que en tales casos tienen lugar: campañas, declaraciones públicas, entrevistas efectuadas por medios de comunicación y hasta algunos alborotos con advertencias previas.

LL conoció réplicas, inevitables, por lo demás. Empero, no fue tratado indebidamente y recibió invitación para asistir a las reuniones de la MUD. Asistió, expuso su opinión con algo de alborto y fue oído tranquilamente. Fue invitado a incorporarse a la MUD y aceptó hacerlo. Propuso candidatos que fueron aceptados para participar en las elecciones primarias de la región capital y en algunos estados. Algunos fueron escogidos, otros no, lo cual no fue discriminatorio, porque se procedió conforme a las reglas establecidas. Se puede comprender que LL estuviera disgustado; pero ni contra él ni contra su partido se cometió desatino alguno.

Ahora bien: en una entrevista que la periodista Elvia Gómez le hizo, para ser publicada en El Universal (10/5/2010), LL descargó su descontento, sin que hubiera razón para ello. Habló como un muchacho malcriado que, sin embargo, tuviera una fuerza poderosa. Dijo, por ejemplo, que “Eso es una unidad fundamentalmente de partidos”. ¿Qué quería? ¿Qué quiere? ¿No son, acaso, los partidos organizaciones claves de las luchas políticas? La MUD no tiene culpa de que el partido de LL sea pequeño ahora. ¿Lo será mañana? Eso depende de quienes están construyéndolo. Entiendo que el primero es él. Quizás obtenga buenos logros en el futuro.

Para que algo como eso suceda será muy necesario que no se intente fundir a los partidos con la sociedad civil. Sin los primeros será imposible que el otro factor sea la fuerza que tiene un peso determinante. Con ellos y con la incorporación de aquella a las luchas que permiten construir un eje bipolar, tanto en el pensar como en el hacer, el triunfo estratégico requerirá más tiempo y más sacrificios.



femunoz15@gmail.com

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