Libertad!

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sábado, 25 de septiembre de 2010

Radicalización en minoría?

Antonio Cova Maduro


Jueves, 23 de septiembre de 2010



Sería un milagro poder imponer la "radicalización" cuando el pueblo te ha cortado las patas

A medida que pasan los días que restan para lo que podría ser para el régimen un fatídico 26 de septiembre, más brotan sensaciones -y prediagnósticos- encontrados. Y eso sucede porque nadie sabe a ciencia cierta cuál será la inclinación definitiva de la mayoría de los venezolanos que está decidida a acudir a las urnas. El hecho mismo de que un alto porcentaje esté decidido a hacerlo no pinta nada bien para el régimen: ni han mordido la prédica que está en juego algo tan "preciado" como la continuidad de Chávez y su proyecto, ni se respira un ambiente de que el continuismo esté en la cresta de la ola. Todo lo contrario, lo que la mayoría quiere es que las cosas cambien. Pero, ¿cuán grande será la avalancha para lograrlo?

Como nadie quiere vivir sin luz (porque vivir sin luz es tener su Pudreval doméstico -una nevera por más de 20 horas sin electricidad en la caliente geografía nacional, lo garantiza), ni nadie soporta la carencia de agua sin aviso y sin protesto, y mucho menos logra controlar la angustia cuando sus hijos salen a la calle, el anhelo de la gente por un cambio es abrumador; y todos saben que con las focas, que prosperaron los 5 años que ya concluyen, jamás cambio alguno se producirá.

Lo que sí aparece en estos días por doquier es una creciente percepción de que los territorios seguros que el chavismo creía tener en exclusiva cada vez le garantizan menos fidelidad. Y ante ello, el chavismo luce paralizado, tanto como que el único que va de un sitio a otro, ofreciendo villas y castillos, es Hugo Chávez.

Frente a esa realidad, el movimiento democrático penetra cada vez con más fervor en esos territorios. Ese es el caso de la región de Guayana y de los territorios de Libertador en Caracas, al mismo tiempo que se incrementa la movilización democrática en el Tuy mirandino. Todo eso mientras el chavismo luce incapaz de mostrar presencia alguna en sectores que les son adversos. ¿Tendría razón el difunto Tascón en aquellos datos que asomaba en un informe que preparara en el 2009 donde alertaba sobre la catástrofe que aguardaba al chavismo en las elecciones por venir?

Pero hay otro aspecto perverso en los resultados que tendremos al anochecer de este domingo 26: para la oposición democrática cualquier avance es un paso gigantesco, para el chavismo cualquier pérdida es un Día D en Normandía. Y es esto lo que vale la pena enfatizar.

Cuando hablábamos al comienzo de este artículo sobre "sensaciones encontradas" nos referíamos a dos asuntos. El primero, ¿qué hará el chavismo -tanto el "popular" como el de los "vivos"- cuando vean perplejos la realidad política que las elecciones le mostrarán? Y del otro lado, ¿cómo manejarán los que quieren desesperadamente un cambio -al que sin embargo creen remoto- cuando lo vean de súbito ante sí?

Podemos imaginar que, de inmediato, todos se volverán al asunto de ¿cuántas curules?, sin darse cuenta que lo de mayor efecto -efecto político, me refiero- será el asunto de ¿quién sacó el mayor número de votos? En efecto, una Asamblea donde el régimen tenga control de las curules pero haya perdido la calle, es una Asamblea que tiene los pies -y piernas y brazos- de barro.

Si el chavismo por primera vez queda en minoría electoral, su legitimidad recibirá un duro golpe del que le costará reponerse, si es que lo hace. Y si, como podemos imaginar, la oposición democrática le sobrepasara es porque han sucedido dos cosas: que el chavismo ha perdido las grandes ciudades definitivamente y que, si bien ha quedado definitivamente "ruralizado", tampoco allí es una mayoría tan abrumadora como para resistir la caída definitiva.

En una situación tal, su "mayoría" en la Asamblea (más curules con menos votos que los respalden) será políticamente tan endeble como para poner al régimen en aprietos a cada rato. Y uno de los efectos posibles será que ya no habrá la tentación de "saltar la talanquera", porque cada diputado chavista tendrá al lado de su asiento en la Asamblea, una talanquera en caso de necesitarla...

¿Y qué decir sobre la supuesta -y temida- "radicalización" del régimen? Sería un milagro poderla imponer cuando el pueblo te ha cortado las patas, ¿o no? Y sobre la estrategia "genial" de Chávez: el acorralamiento a Ledezma, que tanto se esgrime, ¿por qué no vemos como su "solución": la Faría, ha sido un fiasco total? Y eso dice mucho. Con una Asamblea repleta de opositores y con la merma en muchos ámbitos, el acorralado pasa a ser Chávez. Y los "asustaos" quienes le creyeron invencible.





antave38@yahoo.com

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