Lo objetable del nuevo Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD) no reside en cuestionamientos técnicos, sino en el concepto mismo del mecanismo ofrecido. Desde que se instrumentó el presente régimen de control de cambio en febrero de 2003, el gobierno nos quiso vender la idea de que era para resguardar “las divisas de la Patria” de los apetitos voraces de especuladores y “enemigos del pueblo”. El futuro de los venezolanos peligraba si se dejaba a la libre las transacciones en moneda extranjera, por lo que el “Estado revolucionario” se erigía en custodio del bienestar futuro de la Nación, administrando directamente la asignación de dólares. Veamos, con las cifras (oficiales) del Banco Central de Venezuela, si este alegato se ha cumplido.
Desde 2003 han
salido por la Cuenta Financiera y la
cuenta Errores y omisiones de la Balanza de Pagos, USA $175.880 millones[1].
En los 40 años que van desde 1959 a 1998, gobernado por la “oligarquía
traidora bajo la égida del imperio", ésta cifra montó en $18.931 millones. Es
decir, bajo el control de cambio que resguardaría los intereses de la patria durante
los últimos 10 años salieron -según los registros del BCV-, 9,3 veces la
cantidad que se fugó durante los 40 años “puntofijistas”. Como a Giordani le
gusta exhibirse como alguien que maneja las matemáticas, esto significa 37,2
veces más cada año.
Pero hagamos
una corrección por el número de habitantes. En fin, la población de hoy es
varias veces superior a la que existía en 1959 y, por ende, debe examinarse el
asunto con criterios proporcionales. Sucede que, por cada residente en
Venezuela, salieron (en promedio) $6.327 entre 2003 y 2012, pero en el lapso
1959-1998, la cantidad fue de sólo $1.102, ¡casi seis veces menos! Al calcular
la tasa anual, bajo el “revolucionario” y “patriota” control de cambio, las
“divisas de la patria” se fugaron a un ritmo 23 veces superior que en los 40 años
de gobiernos “entregados al imperio” (¡!).
¡Pero es el
sector privado el responsable, siempre buscando la desestabilización del país
para conspirar contra el gobierno “revolucionario”! ¡Con toda razón debe
implantarse un control estricto de la divisa para salirle al paso a este
atentado criminal! Si bien más de las 2/3 partes de lo que salió sólo
por la cuenta financiera entre 2003 y 2012 fue por manos privadas, el
sector público, por su cuenta, sacó $46.419 millones, 4,3 veces lo que registra
el BCV como salida total de divisas por esta cuenta en los cuarenta años antes
referidos: una razón de 13,2 veces más por año. Pero este éxodo no fue para
financiar inversiones u otros fines “loables”, en solidaridad con nuestros “hermanos
latinoamericanos”, no: más de la mitad de lo fugado en manos públicas fue a
parar a la subcuenta “moneda y depósitos”, es decir, a cuentas bancarias en el
extranjero. Pero además, durante 2012 el
gobierno repatrió $10.925 millones de estos dineros para aportar al
financiamiento de la campaña electoral de Chávez, por lo que lo depositado en
cuentas extranjeras del sector público fue aun mayor excluyendo a este último
año: salieron $32.962 millones entre 2003 y 2011 (ambos inclusive).
¿Pero, por qué el
sector privado saca dinero afuera? ¿No es ésta razón para restringirle
aun más el acceso a las divisas y así “darles una lección” a estos “traidores
de la patria”? El sector privado somos usted y yo, amigo lector –así como
cualquier otro agente económico distinto del sector público-, sometidos a
procesos inflacionarios que van carcomiendo el valor de nuestros ahorros que,
en los bancos locales, obtienen un rendimiento inferior a la mitad del alza en
los precios. Luego está el acoso a los empresarios con toda suerte de regulaciones,
controles de precio, medidas restrictivas y amenazas de expropiación, que los disuade
de invertir en el país bajo tales condiciones. Convertir estos recursos y
ahorros a moneda fuerte aparece como la opción racional para salvaguardar su
valor aunque, según el gobierno, ¡ello sería en función a “intereses mezquinos”, que
atentan contra los “intereses supremos de la Patria”!
La charada es
difícil llevarla más allá. Es obvio que si se prosiguieran políticas a favor
del desarrollo productivo, con garantías procesales y de propiedad al
inversionista, promoción de la competencia interna, tipo de cambio competitivo,
servicios eficientes, y reconocimiento y respeto por la contratación colectiva,
disminuiría la inflación, mejoraría la productividad y la oferta interna, y estos
dineros no se fugarían. No hay que tener más de dos dedos de frente para
arribar a la conclusión de que los verdaderos “traidores de la patria”,
escondidos bajo la montaña de alusiones simbólicas “revolucionarias” a favor de
los pobres, son Giordani y su combo, que han hecho todo lo posible por espantar
$105.688 millones del sector privado entre 2003 y 2012, que pudieran haberse
invertido y consumido en el país, generando empleo productivo. Pero en vez de promover la agricultura y la
industria local, se ha decidido impulsar los negocios del extranjero.
En los 10 años
del lapso considerado (2003-2012), se han importado $369.720 millones, ¡1,4
veces más que lo importado en los 40
años que van desde 1959 a 1998! En términos per cápita, esto se traduce en una
importación de $13.151 por cada venezolano desde que se implantó el control de
cambio, vs. $16.195 durante los cuarenta años “puntofijistas”, una tasa anual
3,2 veces mayor durante el período 2003-2012.
El control de
cambio desde su implantación no ha respondido a ninguna intención de
“salvaguardar las divisas de la Patria”. Ha sido un mecanismo embaucador para
reservar porciones crecientes del ingreso petrolero para usufructo exclusivo y
discrecional de quienes administran el sector público, no obstante producir con
ello una dependencia creciente de las importaciones y una fuga nunca antes vista de
capitales. Durante los 10 años de control de cambio (2003-2012), se han
facturado $610.910 millones de exportaciones petroleras, casi el doble de los
$347.193 millones durante los 40 años del período 1959-1998. Cada venezolano
debió percibir anualmente por concepto de exportación petrolera entre 2003 y
2012, 4 veces más de lo recibido cada año entre 1959 y 1998. Como si esto no
fuera suficiente, el endeudamiento público externo aumentó de $28.853 millones
en 2003, a $105.779 en 2012 –sin incluir el préstamo chino por unos $30
millardos. La deuda interna creció de Bs. 24.059 millones -$14.956 al tipo de
cambio vigente para entonces- a Bs. 255.260 millones en 2012 ($59.363
millones). Cada habitante debe ahora, por concepto de deuda pública, unos $5.557,
cuando hace 10 años esta carga era de sólo $1.706.
Pero el
estricto control de cambio restringe cada vez más el acceso a la divisa. Como paliativo
luego del cierre del SITME, el Ministro de Finanzas “abre” un sistema policíaco
de supervisión, seguimiento y control de subastas para asignar divisas a aquellas
importaciones que no consiguen dólares por CADIVI –un 61,6% del total importado
el año pasado. El mecanismo asegura que ni un dólar pase por las “viles manos”
de agentes particulares. ¡Éstos deben ser vigilados con celo para que no
atenten contra los sagrados intereses de la Patria y salvaguardar “los dólares
del Pueblo”!
¡No me jodas,
Jorge Giordani! ¿¡¡¡Dónde están los reales!!!?
[1] Para los no economistas es menester aclarar que la balanza de pagos
registra todas las transacciones entre residentes del país y el extranjero. La cuenta
financiera cubre las transacciones de capital y excluye las transacciones
corrientes como el comercio de bienes y servicios y las remesas. Es decir, la
cuenta financiera NO INCLUYE el pago por importaciones. Por otro lado, la
cuenta “errores y omisiones” es una cuenta residual que registra transacciones
–muchas ilegales- sin las cuales no “cuadrarían” las cuentas, pero que no
pudieron ser identificadas.
*Economista, profesor de la
UCV
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