El equilibrio ha sido un punto buscado
en muchos períodos y por muchos pensadores. No ha faltado quien hable de alejar
la afectación por las alegrías y las penas o de conformarse con lo que se tiene,
esto es, alejarse de las emociones desproporcionadas. Es lo que se ha denominado
el Aurea Mediocritas y que tuvo un
punto culminante en los poemas de Horacio.
No es ese el concepto que manejamos en
política. En este campo lo entendemos como juicio peyorativo. Mediocre es el que
se mantiene en el terreno fácil de lo obligatorio. Mediocre es aquel incapaz de
alzar la mirada mientras mantiene la nariz sobre la tierra.
Ya en otro texto habíamos pergeñado
algún texto sobre la mediocridad política de América Latina. La definición de
José Ingenieros en El hombre mediocre
es particularmente grave en el
terreno de lo social-político porque el espectáculo de un cuerpo social mediocre
produciendo dirigentes mediocres habla de rebaños ajustados a las
domesticidades.
La cultura política de las clases medias
es indispensable al mantenimiento de una estabilidad democrática. Cuando dan
muestras repetidas de incoherencia y desean fervientemente sus dirigentes las
ratifiquen en los caminos cómodos se hacen profundamente instrumentos
conservadores de lo que dicen pretender cambiar.
Los dirigentes populistas y el cuerpo
social que los produce se retroalimentan en la limitación intelectual y el poder
pasa a ser un objetivo per se. Los
dirigentes mediocres y el cuerpo social que los alimenta, los elije y los sigue,
se convierten en un pantano donde, lenta pero inexorablemente, se va hundiendo
el concepto mismo de república.
Los dirigentes mediocres suelen asumir
un lenguaje agresivo, insultante y lleno de consignas fatuas, uno que diversas
franjas del cuerpo social asumen si no es el cuerpo social todo atribuyendo los
improperios a quien los emite en una especie de toma y daca que asegura que el
autor original de la agresión es el verdadero receptor que la
merece.
La mediocridad política asfixia, cubre
de calina cualquier posibilidad de un relámpago o de un simple hilillo de luz.
La mediocridad política no puede generar convicciones elevadas ni propósitos
situados por encima del ras. La mediocridad política acogota, reduce las ofertas
a improperios que van desde calificativos de ignorancia al adversario –merecidos
también por el emisor- , hasta comentarios morbosos sobre preferencias
sexuales.
La mediocridad política es producto de
un cuerpo social mediocre que lo es por un evidente fracaso de las instituciones
educativas, combinada con un mensaje massmediático detestable y con una
aceptación de la res publica a la
cual, por largo tiempo, se miró sin prestarle la menor atención. Los cuadros
dirigentes mediocres existen porque las universidades fracasaron y fueron
ineptas para producir cuadros dirigentes inteligentes.
La mediocridad conduce a un debate
político insustancial, secundario, incapaz de producir alguna modificación. La
mediocridad hunde más en la mediocridad. La medianidad viene celebrada. Si quien
se supone encarna los intereses de un sector habla más duro, grita más y lanza
dardos envenenados es elevado a la consideración de héroe por actividad tan
menesterosa, ya nadie puede dudar sobre las nefastas consecuencias que esa
nación sufrirá.
El marketing, los asesores de
estrategias, los cuadros de los partidos políticos que dominan sus
organizaciones quitándoles toda labor de mediación y de instrumento del cuerpo
social, las otroras instituciones intermedias repitiendo sandeces, los
candidatos que no pueden hilvanar una frase completa reflejando su incapacidad
de pensamiento, todos ellos, más el agregado de la tecnología actual, conforman
el cuadro lamentable de la mediocridad.
Las campañas electorales no quieren
ciudadanos, quieren electores bozaleados. Cuando una democracia pasa a ser no
más que una votación no existe ciudadanía y sin ciudadanía no existe democracia.
Miro la campaña electoral venezolana de
2013 y no puedo hacer otra cosa que reflexionar sobre la mediocridad, en palabra
muy lejana del concepto griego aristotélico o del poético latino. Mediocridad
como sinónimo de asfixia.
@teodulolopezm
No hay comentarios:
Publicar un comentario