Álvaro G. Requena
Es conmovedor el estado de la medicina en Venezuela. La atención, la precisión y la asequibilidad, son caóticas.
En cuanto a la formación de los médicos y enfermeras, no es aceptable que aquí se esté experimentando con una segunda clase de médicos y que el gobierno aspire a que estos sustituyan a los actuales médicos cirujanos.
Venezuela ha mermado en sus posibilidades de atender en salud y enfermedad a todos sus hijos. Al seguir una fantasiosa intuición política que demonizó la asistencia médica existente, la formación profesional y académica de los médicos y pretendió sustituirlos por extranjeros de formación menos completa pero más politizados y con carencias económicas tan severas que su empleo en los programas de asistencia venezolanos resultaban una explotación indecente para ellos y un triste espectáculo para nosotros, que médicos al fin, vimos mancillada nuestra profesión y dedicación, por la critica, la descalificación y la sustitución de que fuimos objeto, con el asentimiento y complicidad de algunos colegas y del pueblo, que engañados por el espectáculo y lo atractivo de la propuesta teórica del gobierno, no se daban cuenta del precipicio por el que caía la asistencia médica venezolana, otrora brillante y eficaz, aunque insuficiente.
Muchos se han ido, otros no quieren seguir. No hay estudiantes para los posgrados y pronto tampoco los habrá para llenar los pupitres. No se ocupan las plazas de internos y residentes. La atención médica merma y los nuevos médicos, los casi-colegas de nuevo cuño, no llenan las expectativas mínimas de formación ni los requerimientos de experticia necesarios.
Y es que esa bonhomía y solidaridad de la que tanto ha cacareado el gobierno que carecen los médicos de aquí y que ellos sí la van a enseñar, no es posible imponerla, hay que instilarla, poco a poco, lentamente. Nadie querrá estudiar una carrera en la cual su futuro comportamiento social y profesional es dictado por políticos apasionados del control y el dominio despótico de ideas y principios, además de creerse poseedores de los atributos que definen la voluntad de servicio individual al colectivo.
La atención, la conseguiremos con más personal asistencial y mejor pagado. La precisión, con enseñaza médica y de enfermería de mayor y más constante calidad. La asequibilidad, permitiéndole a las comunidades, municipios y estados, a través de la ayuda y la libertad para hacerlo, que desarrollen planes de atención en salud y enfermedad, además, hay que estimular la iniciativa colectiva, privada y gubernamental local.
La Medicina seguirá siendo una profesión en la cual una persona tratará con otra de forma íntima, intensa, exclusiva y en ese trato estará implícito, siempre, como en una ofrenda religiosa, la piadosa intención de aliviar al otro en su sufrimiento.
MiVenezuela: Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela. http://mivenezuela.blogspot.com
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