Libertad!

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domingo, 25 de julio de 2010

PPT: Chávez perdió la brújula

Analitica.com


Sábado, 24 de julio de 2010


Debemos recuperar la democracia participativa de la Constitución de 1999. Para eso la Asamblea Nacional debe volver a ser autónoma, interlocutora del Ejecutivo Nacional, para recordarle que los venezolanos y venezolanas no votamos por el proyecto que ahora nos está imponiendo


La historiadora Margarita López Maya, candidata independiente apoyada por el partido Patria para Todos, pronunció ayer el discurso de presentación de los candidatos a la Asamblea Nacional por ese partido, en el cual resaltó la necesidad de restituir la democracia participativa con la pluralidad en el Legislativo y rechazar el proyecto que Chávez está imponiendo al país.

En sus palabras también subrayó los problemas de un proyecto basado en el personalismo. "Para mi esto tiene un problema de fondo: el personalismo con el cual se ha querido vender todas las transformaciones de nuestra sociedad. La idea de que no es El Estado de todos el que construye futuro sino el Estado de Chávez, el partido de Chávez, el gobierno de Chávez, en fin es Chávez el autor del cambio de la sociedad, de la supuesta revolución. Así no vamos a ninguna parte. O mejor dicho vamos al desastre de Chávez".

Lea a continuación el discurso completo de López Maya: Buenos días tengan todos y todas Reciban un cálido saludo y nuestras gracias a todos los aquí presentes en la mañana de hoy, que han venido a acompañarnos y respaldarnos en esta presentación de sus candidaturas a la AN que hace el partido Patria Para Todos. Gracias a los medios por cubrir el evento, hacerlo llegar a millones de venezolanos

Me toca mi hablar en nombre de los venezolanos y venezolanas independientes. Venezolanos y venezolanas que habiendo quizás tenido militancia política en el pasado, hoy se han separado de esa afiliación ante los desastrosos desempeños que han tenido en el pasado reciente algunos de los partidos políticos. También me toca hablar acá en nombre de las venezolanas y venezolanos que como yo nunca han militado en ningún partido, pero que queremos entrañablemente este país y estamos hoy desencantados y preocupados por la drástica situación que estamos viviendo. En fin, permítanme hablar hoy en nombre del venezolano común, el venezolano o la venezolana de a pie, que sufre hoy esta vida cotidiana llena de incomodidades y peligros. Que quiere que el país enderece su rumbo y encuentre un cauce donde todos podamos vivir en paz, sin tanta confrontación y resentimiento social, sin violencia, sin cadenas televisivas todas las horas del día, que podamos llevar a los niños todos los días al colegio para que se preparen para el futuro, mientras nosotros salimos a trabajar en un empleo digno, que produzca los bienes y servicios que cada familia y este país necesita.

Quero expresarme también en nombre de los sectores sociales profesionales del país. Fui educada toda mi vida en Venezuela. Mis padres y el Estado venezolano me dieron un apoyo invalorable, que me ha permitido ser un profesional de alto nivel, con reconocimiento académico, tanto en mi país como en el exterior. No lo digo para vanagloriarme, sino porque hay miles de venezolanos como yo, agradecidos de los apoyos que recibimos para ser lo que somos, agradecidos de nuestros padres, de sectores privados y públicos que nos educaron, que en definitiva representaron a miles de venezolanos y venezolanas que creyeron en un país para todos y que hicieron sus mejores esfuerzos para que fuéramos lo que hoy somos. Yo me siento comprometida con esas generaciones del pasado que modernizaron a Venezuela y la hicieron democrática. Con muchas exclusiones y debilidades, es verdad, pero democrática. Y me siento comprometida con las generaciones que me suceden. Quiero contribuir a que ellas encuentren las oportunidades profesionales y personales que yo encontré para ser ciudadana de un país del cual me he muchas veces enorgullecido.

Desafortunadamente, lo vuelvo a reiterar, el gobierno del presidente Chávez perdió la brújula que le entregamos los venezolanos en 1998. Décadas de luchas sociales y políticas se concretaron en la Constitución de 1999 que cambió nuestra democracia representativa por una participativa y protagónica. El presidente Chávez y nosotros, millones de venezolanos de todos los estratos sociales que lo apoyamos para que llegara a la Presidencia, logramos que en esa Constitución se señalaran orientaciones para la inclusión social y la profundización de la democracia venezolana.

El Presidente, sin embargo, en este segundo mandato abandonó nuestro proyecto. Ha decidido imponer otro proyecto político, uno personalista, concentrador de poder en su persona, polarizador y desnacionalizador de la economía y de la política. El Presidente y las nuevas elites que lo acompañan han decido gobernar para una sola parte de los venezolanos, sus incondicionales y algunos sectores que ellos consideran populares. Han decidido también mantenerse indefinidamente en el poder y cerrar así las oportunidades de relevo político, tanto a la mayoría de los venezolanas y venezolanos hoy preparados para asumir responsabilidades de gobierno, como a las generaciones de jóvenes que hoy a duras penas se educan aquí en y en exterior, a quienes las orientaciones de este proyecto obligan a buscar futuro fuera del país. En otros países de América Latina y el mundo, a veces sin ciudadanía o con una ciudadanía de segunda.

Debemos recuperar la democracia participativa de la Constitución de 1999. Para eso la Asamblea Nacional debe volver a ser autónoma, interlocutora del Ejecutivo Nacional, para recordarle que los venezolanos y venezolanas no votamos por el proyecto que ahora nos está imponiendo. Sino por la Constitución de 1999. Que las leyes que lleguen al Parlamento procedentes del Ejecutivo, si están acordes con esa Constitución serán bienvenidas, discutidas, mejoradas y aprobadas. Pero si la desdicen y contradicen serán rechazadas. Debemos recuperar la función de la Asamblea Nacional, que es hacer las leyes, las mejores leyes para la democracia de inclusión social con la que seguimos resteados.

Venezolanos y venezolanas, la situación de nuestro país se ha vuelto muy complicada. Como lo han dicho quienes me han precedido en el derecho a la palabra, vivimos una crisis económica estructural. La Venezuela del rentismo petrolero no da para que todos vivamos bien. No nos ha dado desde los años ochenta. Una vez más, desde el año pasado estamos en recesión económica profunda. El PIB cayó a -3,3% el año pasado y este año caerá más. La inflación está disparada y descontrolada desde hace dos años y este año continuará alta. Puede que la economía mejore un poco en 2011. Puede que la inflación baje un poco este año o el que viene. Puede que suba el precio del petróleo y volvamos al espejismo de la prosperidad para caer unos años después de nuevo en el abismo de la recesión. El gobierno seguramente nos dirá que por obra y gracia de sus medidas. No caigamos en ese engaño.

Así fue con Lusinchi, CAP y Caldera, este modelo es el mismísimo modelo económico rentista, corrupto, improductivo, importador, excluyente y desde entonces está agotado. Las promesas de superarlo que hizo este gobierno no las cumplió, entre otras cosas porque ha desechado el debate abierto con la sociedad y ha expulsado de sus filas y del Estado a los profesionales que pueden ayudarlo a construir ese modelo que tenemos más de treinta años buscando. Debemos con la Constitución en la mano emprender con urgencia y con todos los sectores productivos de la sociedad el debate del modelo económico viable, un modelo económico que supere el rentismo y se base en nociones de ética y productividad, que contemple el cambio climático y demás aspectos ambientales, que incluya la noción de democracia y justicia social, que use con reglas claras y estrictas la renta petrolera para que abra las oportunidades de construcción de un aparato productivo que de empleo de calidad a todos y todas. Basta de dádivas e informalidad desprotegida. Para construir ese modelo económico estamos los profesionales y trabajadores de esta República que hoy nos lanzamos en las listas del PPT. Nuestra opción es despolarizadora y ofrece abrir el debate en la Asamblea Nacional y en la sociedad, como primer paso en la construcción de un modelo que no será el que hasta ahora hemos visto desarrollarse desde el polo del gobierno, o el que ha ofrecido el otro polo. Contigo venezolano y venezolana debemos buscar una síntesis, que recupere la creatividad y productividad del mercado y que resguarde la igualdad y justicia social que garantiza el Estado. Ni estatismo ni neoliberalismo, sino una síntesis a la venezolana que trascienda ambas. Eso es posible.

En los recorridos que venimos haciendo como candidatos en las ciudades del país, venimos escuchando el clamor ante esta situación que podríamos llamar de envilecimiento económico. Pero también oímos reiteradamente con especial énfasis en las ciudades grandes, la necesidad de hacer algo urgente y a fondo con el problema de la inseguridad que ha cobrado las vidas de millares de nosotros. Venezuela ostenta hoy el espantoso récord de ser uno de los países más violentos de América Latina. Caracas una de las ciudades con más alto promedio de homicidios por 100 mil habitantes en el mundo. Mientras el promedio mundial son 9 homicidios por cien mil habitantes, nosotros estamos en 53 homicidios por cien mil es decir sextuplicamos el promedio mundial. Es una verdadera vergüenza lo que nos está pasando. ¿Y la situación de nuestros presos? ¿Y la de nuestros jóvenes sin empleo y lucrando con la droga? ¿y los indigentes? Pero la Asamblea Nacional actual se niega a discutirlo. Alega exageraciones de la oposición. Complace a su comandante, que trata por todos los medios de ocultar este aspecto de su gobierno que es uno de sus mayores fracasos. Necesitamos abrir a la diversidad política la Asamblea Nacional para que se escuche a todos y se construya un paquete legislativo que combate de raíz este complejo y urgente problema. Profundización de la reforma policial, políticas para los jóvenes para educarles y asegurarles su primer empleo, regulaciones a motorizados, control de municiones, políticas de desarme, efectivo monopolio de la violencia al Estado, pero control de la sociedad sobre la policía, regulaciones a los escoltas, son algunos de nuestras prioridades dentro de una política general y de largo aliento que vaya recuperando la convivencia en paz de los venezolanos y rescatando nuestros espacios públicos y privados.

Podríamos seguir hablando, porque parece mentira, después de once años todo está por hacer. Pero quiero concentrarme en estas últimas palabras en lo que me es más caro y por lo cual de manera principal hoy estoy acá acompañando como independiente al partido Patria Para Todos a la Asamblea Nacional.

Soy más que una política, una investigadora de la sociedad venezolana del presente. Y se de primera mano de las esperanzas que aun despierta el proceso del presidente Chávez. Porque visito, converso y estudio las diversas formas de participación que han sido impulsadas por este gobierno, se que han generado importantes y hermosas experiencias de inclusión social y politización. Esta opción no pasará esto por alto. Al contrario, al menos para mi está claro, que la democracia participativa llegó para quedarse, en las variopintas formas de las organizaciones comunitarias y en la práctica de la gestión directa en lo micro de diversos servicios sociales, por parte de la misma comunidad y que tanto se necesitan en los barrios populares.

Pero se también por mi trabajo las dificultades que estas formas participativas comunitarias atraviesan. Las imposiciones que vienen del oficialismo para usarlas con fines proselitistas y electoreros. Ya oímos al jefe de campaña del PSUV afirmar en un discurso que usaran las bases de datos de las misiones que ellos poseen por ser gobierno, para presionar por el voto para los candidatos oficialistas a la AN. Qué descaro. Se también de la falta de apoyos técnicos o de recursos que muchas veces ocurre, que impide que cuajen organizaciones eficientes, que de verdad solucionen de manera eficaz algunos de los tantos problemas. Conozco de primera mano la corrupción que ha destruido algunas organizaciones participativas y mermado el entusiasmo de sus comunidades.

Para mi esto tiene un problema de fondo: el personalismo con el cual se ha querido vender todas las transformaciones de nuestra sociedad. La idea de que no es El Estado de todos el que construye futuro sino el Estado de Chávez, el partido de Chávez, el gobierno de Chávez, en fin es Chávez el autor del cambio de la sociedad, de la supuesta revolución. Así no vamos a ninguna parte. O mejor dicho vamos al desastre de Chávez.

Venezolanos y venezolanas, necesitamos entender que debemos reconstruir nuestras instituciones democráticas. Necesitamos una Asamblea Nacional no de Chávez sino de todos nosotros como primer paso para una Poder Ciudadano no de Chávez sino de todos nosotros, que defienda nuestros derechos humanos, un TSJ y un CNE no de Chávez sino de todos nosotros, que imparta sin parcialidad política la justicia y organice la competencia electoral con equidad y transparencia. Necesitamos un proyecto nacional, no de Chávez sino de nosotros. Necesitamos reconstruir la democracia que nunca es de una persona sino de todos. Necesitamos que los ministerios nos respondan porque somos venezolanos y seres humanos, y no porque somos chavistas. Necesitamos recuperar nuestras autonomías y nuestros criterios propios, nuestra capacidad de debate y que ese debate importe en las decisiones de nuestro Estado.

¡Por una Patria Para Todos, con el apoyo tuyo venezolano y venezolana vamos a cambiar la Asamblea Nacional!

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